Afrenta al himno
El himno nacional no se canta en la apertura de los grandes torneos deportivos. Tampoco en los cierres de la gran mayoría de los canales de televisión. Los inspirados versos del poeta Vicente López y Planes se borran alegremente. A nadie parece importarle que la definición de la palabra “himno”, en los libros sobre música, se traduzca necesariamente como “canción de alabanza” o “canto de alabanza”; es decir, que contiene palabra, que tiene un texto. Y no obstante el diccionario de la Real Academia Española apenas lo menciona como tal en su cuarta acepción, ya que las dos primeras lo definen como “composición poética en loor o en alabanza”. Y esto ocurre únicamente con los argentinos. ¿Qué ocurre en las canchas? Que mientras los jugadores de los más diversos países cantan sus propios himnos con devoción, los argentinos de las tribunas (no sus jugadores) recurren al absurdo de entonar la extensa parte instrumental de la obertura compuesta por el músico Blas Parera. Los argentinos de las tribunas cantan con furiosa alegría y desparpajo la introducción de la orquesta o de la banda militar. Tarareo espasmódico que borra de cuajo el fervor que merece nuestro himno, trocado en ritmo típico de alegre tarantela italiana. Por lo que todo el mundo podrá deducir que el himno argentino carece de letra, y que no es otra cosa que un típico ritmo popular italiano.
Un perfecto absurdo típicamente argentino. Me imagino a don Blas Parera y a López y Planes revolviéndose en sus tumbas.
René Vargas Vera
DNI 6.949.874
Quiero ver desfiles militares en las fechas patrias. El 25 de mayo pasó sin pena ni gloria, con la histórica Plaza de Mayo vacía por seguridad. Basta de tener miedo, asuma la responsabilidad para la cual lo votamos. Le recuerdo una frase que decía mi padre: “Las guerras no se suspenden por lluvia”.
Viviana Clementina Figari
DNI 05.414.709