El regreso del puma
El puma es uno de los grandes carnívoros salvajes del continente, desde Alaska hasta la Patagonia austral. Una de las especies silvestres con mayor capacidad de adaptación a distintos escenarios y un éxito ecológico que cuenta con todas las credenciales. Considerado tradicionalmente un enemigo de la ganadería –por atacar ovejas, cabras, potrillos y terneros– había sido “corrido” de ciertas regiones de nuestro país.
Sin embargo, en los últimos tiempos viene recolonizando Corrientes, Santa Fe y Buenos Aires, llegando a comarcas donde hacía décadas que no se lo veía. También en la Patagonia ha reaparecido. Esto no extraña a los especialistas, que reconocen su plasticidad ecológica, toda vez que la presión de caza se viene relajando, por un lado, debido a la corriente de concientización ambiental imperante y, por el otro, al reemplazo de extensas áreas ganaderas por sistemas agrícolas y la desactivación productiva de extensas áreas afectadas por inundaciones.
Estas apariciones no estarán exentas de conflictos y la sociedad debe estar preparada para ello. Las autoridades de fauna tendrán que demostrar lucidez para educar a la población, evitando temores desmesurados y peligrosas actitudes de “exterminio por mano propia”. También, demostrar movimientos profesionales y certeros en aquellos casos en que se requiera su accionar.
No contribuye a consolidar estas capacidades la actitud eruptiva de los más encendidos defensores de los animales, despachándose desde la tribuna de las redes sociales ante cualquier persona que caza pumas en la Argentina. Esto es algo que, aunque ahora se vea en fotografías y videos caseros tomados y circule de inmediato por las redes, sucedía antes –acaso con más frecuencia que en la actualidad–, pero pasaba inadvertido.
Difícilmente deje de suceder, pues hay que reconocer que el felino puede provocar problemas en determinadas circunstancias y las personas, verse inclinadas a actuar en defensa propia o de lo que consideran sus intereses más inmediatos. No por hermoso, imponente o nativo, tendrá el puma más derecho a vivir que otras especies que también acarrean conflictos y son objeto de programas de control, tanto aquí como en los países más avanzados en materia ambiental del planeta.
Cierto es que –a pesar de todo– el gran gato pardo no solo demuestra “seguir estando”, sino también tener la capacidad de recuperar sus dominios.