La batalla del cero a cien
No solo la velocidad enfrenta a los autos más potentes del mundo, también acelerar muy rápido es sinónimo de prestigio; cuáles son los modelos que rompen los relojes
Hace pocos días, el jefe de Planificación de Productos de Jaguar, Hanno Kirner, admitió en una entrevista un rumor que hace tiempo circula por las redes sociales: que la tradicional marca británica tiene intenciones de que su departamento de potenciación, Special Vehicle Operations (SVO), está evaluando construir un I-pace, el SUV 100% eléctrico de Jaguar, con especificaciones SVR.
“Teóricamente –remarcó Kirner a la revista especializada inglesa Autocar–, un Jaguar I-pace SVR tendría sentido dentro de la gama y seríamos capaces de producir un modelo que registrara 1,8 s de 0 a 100 km/h, pero nos preocupa que el torque (o par motor, algo así como la “fuerza” del propulsor) instantáneo y la performance de un vehículo de este tipo sea demasiado para un conductor promedio”. Si este auto finalmente ve la luz, se convertiría en el vehículo de serie con mayor aceleración del planeta; claro que, por ser eléctrico, como ya veremos, corre con ventaja.
No solo yendo a alta velocidad fluye la adrenalina. También lo hace acelerando muy fuerte en distancias cortas. Es el concepto que los norteamericanos inventaron y pusieron en práctica con sus dragsters; es decir, con lo que por allí llamamos “picadas”. Pero, cuidado con esto: hay que hacerlas en forma legal, en un circuito especial para realizarlas sin peligro para terceros.
La mano de la física
Hay varias pruebas para comprobar la capacidad de aceleración de un vehículo. Entre los
hypercars, monstruos de más de 1000 CV de potencia y por lo tanto con altísimas prestaciones (más de 400 km de velocidad máxima, entre otras), un test clásico es el 0-400 km/h-0, cuyo récord ostenta hoy el Koenigsegg Agera RS, que el 1° de octubre del año pasado registró un tiempo de 36,44 s en un aeródromo en Dinamarca, superando los 42 s que hizo el Bugatti Chiron (W16 1500 CV) en manos del ex Fórmula 1 Juan Pablo Montoya.
Pero esa prueba es para pesos pesados. Para los autos más “normales”, las pruebas de aceleración por excelencia son las de 0 a 100 km/h (entre los más deportivos, también 0-200 km/h) y la de 0-400 m, el famoso “cuarto de milla” norteamericano.
Puede suponerse que cuanta más potencia tenga un vehículo mayor será su capacidad de aceleración, pero esto no es tan así. Hay otros factores que juegan decisivamente en qué tan rápido acelera un automóvil.
El peso, por ejemplo, es muy importante: cuánto más pesado sea el vehículo, peor acelerará. Entonces, aquí entra a jugar un factor decisivo en la aceleración: la relación peso/potencia. En otras palabras, cuántos CV, HP o kw tenemos bajo el capot para mover cada kilogramo de la masa de nuestra unidad. Lo que lleva a un axioma: cuanto menor es la relación peso/potencia, mayor es la aceleración.
Entre los modelos de serie, una relación peso/potencia por debajo de los 10 kg/cv es muy buena. El Toyota Etios sedán automático (AT) 4 puertas, que junto a su hermano hatchback (5P) es hoy el modelo más vendido de la Argentina, tiene una relación peso/potencia de 9,699 kg/cv (999 kg y 103 CV), nada mal para un compacto del segmento B (autos chicos). Un hatchback mediano, como el icónico Volkswagen Golf 1.4 TSI AT 150 CV baja a los 8,453 kg y, según la fábrica, acelera de 0 a 100 km/h en 8,4 s (la más potente versión GTI de 220 CV lo hace en 6,4 s), mientras que un auto grande de alta gama del segmento D,
como el Ford Mondeo 2.0T de 240 CV ofrece una relación peso/potencia de 6,208 kg/cv y acelera de 0 a 100 en 7,9 s, según datos del fabricante.
Hace apenas unos días se lanzó en el país el Mercedes-benz AMG E 63 S 4Matic, una berlina de lujo transformada en deportiva por AMG, la división de potenciación de modelos de la marca de la estrella que, con su motor V8 biturbo 4.0 L de 612 CV y un peso de 1765 kg (2,884 kg/cv), acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 s.
Para concluir con la “cadena alimenticia”, el Lamborghini Huracán Performante, por ejemplo, equipado con motor V10 a 90° que desarrolla 640 CV a 8000 rpm y un torque de 600 Nm (61,2 kgm) a 6500 vueltas, alcanza una relación peso/ potencia de 2,15 kg/cv, que le sirve para acelerar de 0 a 100 km/h en 2,9 s y de 0 a 200 km/h en 8,9 s, según datos de la marca italiana.
Los modelos más rápidos
La relación peso/potencia no lo es todo en la vida de la aceleración. Mucho tienen que ver otros factores más sutiles: la transmisión (caja, tracción), el tamaño, compuesto y presión de inflado de los neumáticos (que son en definitiva los que transmiten la potencia al piso), la calidad y agarre del asfalto, la elevación del terreno de prueba sobre el nivel del mar (también la temperatura, la presión atmosférica y la velocidad y dirección del viento) y el peso del piloto (que se agrega a la relación total), entre otros.
Así, hay tiempos tomados en forma independiente (revistas especializadas, pruebas, etcétera) y los homologados por el fabricante (muchas veces, más conservadores). Según los registros, el Porsche 918 Spyder (en realidad, con carrocería tipo Targa) 2014, híbrido plug-in con motor naftero aspirado V8 4.6 L de 608 CV y dos eléctricos, uno conectado a la transmisión delantera y otro a la trasera (en la práctica un 4WD), que agrega otros 286 CV y del que se fabricaron precisamente
918 unidades, para Porsche acelera de 0 100 km/h en 2,6 s; pero, como en forma privada le tomaron
2,2 s, sería el más rápido del mundo. De paso, hizo en los 20,8 km del viejo Nordschleife un tiempo de 6m57s, cerca del récord de 6m11,13s marcado por el extinto Stefan Bellof con su prototipo Porsche 956 en los 1000 km de Nürburgring de 1983, última carrera oficial disputada en el extenso y peligroso trazado de los montes Eifel.
Hace pocos días, el medio especializado Arabgt.com de Arabia Saudita aseguró haber registrado 2,26 s con la impactante Ferrari 488 Pista,
presentada en marzo último en el Salón de Ginebra. Es más que posible, se trata de la Ferrari con el motor V8 aspirado más potente de la historia de Maranello; con 3.9 L de cilindrada, 720 CV de potencia y 1280 kg de peso (1,77 kg/cv) que, según la fábrica, acelera de 0 a 100 km/h en 2,85s y de 0 a 200 km/h en 7,6 segundos. No en vano, además, esta mecánica de la Ferrari 488 Pista recibió hace pocas semanas el galardón al mejor motor de los últimos 20 años en el marco de los International Engine of the Year Awards.
Si es así, queda apenas por encima de un 100% eléctrico, el Tesla S P100 D al que se le cronometró 2,28 s (según la fábrica, 2,8 s). Esto no es sorprendente por una sencilla razón: el par motor o torque de los vehículos eléctricos es siempre el mismo. No tiene picos y valles como en los motores de combustión interna, por lo que la capacidad de aceleración es constante. De allí, que tampoco sería una sorpresa que un eventual Jaguar I-pace SVR logre marcar 1,8 s.
Detrás de ellos, sí es una verdadera sorpresa encontrarse con un puro muscle car americano, el Dodge Challenger SRT Demon, que con su clásico V8 HEMI 6.2 L Supercharged (con compresor volumétrico) de 852 HP es capaz de marcar
2,3 s, empatando tiempos con los mencionados hypercar Bugatti Chiron (2,5 s oficial) y con un pura sangre como el Lamborghini Huracán Performante (oficial, 2,9 s), mientras que deja atrás a la mismísima Ferrari Laferrari, que registró en
2015 2,4 segundos extraoficialmente.
El Demon, cuya última unidad se fabricó en la semana final de mayo en la planta de Brampton, Ontario, Canadá, es la más pura expresión (al fin, los muscle cars son diseñados para eso) de la prueba “cero-cien” y del espíritu del drag americano: la adrenalina de acelerar a fondo.