LA NACION

1937-2018 violeta rivas

Dueña de una voz que animó varios hits populares, murió a los 80 años

- Mariano D’andrea Con la colaboraci­ón de Pablo Montagna

La cantante Ana María Francisca Adinolfi, conocida popularmen­te como Violeta Rivas, murió ayer a los 80 años. Según confirmó a la nacion su esposo, Néstor Fabián, se encontraba internada desde hacía varios días por una patología en los riñones y en la sangre. La también actriz padecía Alzheimer.

Nacida el 4 de octubre de 1937 en la localidad bonaerense de Chivilcoy, aprendió a cantar al mismo tiempo que balbuceaba sus primeras palabras. Su público de entonces era su familia, a la que entretenía entonando canciones italianas. Pero su determinac­ión y talento la llevaron a debutar tempraname­nte en los escenarios a los cinco años, en el Teatro Metropol de esa ciudad.

Un año más tarde empezó a tomar clases de piano y se sumó al coro de la Caja Nacional de Ahorro Postal. A los 12, decidió estudiar canto lírico. Como era habitual en aquella época, su debut público fue en la radio. En

1960 ya era una artista que había sido contratada por Radio Argentina y El Pueblo. El seudónimo con el que se hizo famosa comenzó a usarlo luego de firmar su primer contrato discográfi­co, y ya con el nombre de Violeta Rivas, llegó a la televisión de la mano del programa El hit de sus favoritos, en 1962.

Un par de años después, Rivas se convertirí­a en una celebridad gracias a su participac­ión en el icónico programa El Club del Clan, del que también salieron artistas como Palito Ortega y Chico Novarro. Uno de sus mayores éxitos, “¡Qué suerte!”, lo presentó durante una gira en Uruguay junto a esos dos compañeros.

Durante sus más de 50 años de carrera, editó más de 30 discos y participó de decenas de programas televisivo­s y comedias musicales. El cine también la tuvo como protagonis­ta en películas como Buenas noches, Buenos Aires, Fiebre de primavera, Nacidos para cantar y ¡Viva la vida!

“Fue una época fantástica, porque era nuestra adolescenc­ia y nos divertíamo­s muchísimo. Lo vivimos como un juego y nos era muy fácil todo. Además, nos llevábamos muy bien y los muchachos nos protegían un poco. El Club del Clan pegó tan fuerte porque no había ningún programa para los jóvenes y porque cada uno de nosotros tenía su personalid­ad y su estilo”, recordó sus comienzos hace unos años en una entrevista televisiva.

Siempre ajena a los escándalos y a las polémicas, Rivas supo conformar uno de los matrimonio­s más queridos y sólidos del ambiente artístico. La relación con el también cantante Néstor Fabián empezó en

1964 y se mantuviero­n juntos hasta el día de su muerte.

La fama de ambos y el cariño del público hicieron que muchas de las instancias más felices de su vida privada cobraran estado público y fueran, además, televisada­s. Primero, su casamiento, en 1967, y luego el nacimiento de su hija Analía y su primer corte de pelo fueron registrado­s por las cámaras de Sábados circulares, el mítico ciclo conducido por Pipo Mancera, y seguidos por millones de espectador­es.

A lo largo de casi todo 1964, Rivas y Fabián protagoniz­aron junto a otros exmiembros de El Club del Clan (Novarro, Johnny Tedesco) la telecomedi­a Todo esto es amor, por Canal 9. Luego, apareciero­n algunos proyectos en solitario. Primero, Las chicas, en 1965, comedia dirigida por David Stivel en la que la cantante compartía aventuras juveniles con Selva Alemán y Estela Molly. Y al año siguiente, Vivir en el aire, con puesta en escena de María Herminia Avellaneda, en la que interpreta­ba a una azafata. En 1966 tuvo con su marido un ciclo propio en Canal 13 que se llamó Violeta y Néstor. Desde allí, su presencia televisiva se redujo a un par de comedias más de fugaz paso por la pantalla y aparicione­s regulares (sola o junto a Fabián) en los programas ómnibus de su tiempo o en cabalgatas nostálgica­s, cada vez más espaciadas en las décadas siguientes.

Rivas también se destacó en la comedia musical. Su primer gran personaje fue en 1969 con el rol de la monja María Rainier en la primera versión local de La novicia rebelde, en el Teatro Cómico de Buenos Aires y en el Auditorium, de Mar del Plata. Y su segundo gran protagónic­o fue de la manos del director y coreógrafo Ricky Pashkus, en Calle 42, en 1989.

Muchos años después, invitada al programa que conduce Susana Giménez, su hija Analía contó una anécdota que retrata el amor y la constancia de los seguidores de su madre y lo acostumbra­da que estaba a recibir esas muestras de afecto. “La siguen muchas personas, siempre y está tan acostumbra­da... Un día estábamos caminando por Belgrano, se acerca un señor, la saluda y claramente se la quiere levantar. Ella pensaba que la conocía hasta que le preguntó cómo se llamaba”, recordó.

En septiembre de 2013, fue declarada Personalid­ad Destacada de la Cultura por la Legislatur­a porteña. La actriz María Concepción César, los cantantes Nicky Jones y Tedesco y la periodista Fanny Mandelbaum fueron algunas de las figuras que la acompañaro­n en la emotiva ceremonia.

Rivas se considerab­a “una chica de barrio” y a 50 años de su lanzamient­o como cantante se seguía sorprendie­ndo por lo que generaba su arte. “No puedo creer que a esta altura de mi carrera la gente me siga tanto. Le doy gracias a la vida y a Dios por ese cariño incondicio­nal”, expresó.

La cantante será velada hoy, de 9 a 11, en la Funeraria Palermo (Lavalleja 1556). Luego, sus restos serán trasladado­s al Cementerio de la Chacarita.

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Télam Junto a su esposo, el cantante Néstor Fabián, en 2008

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