Trump se defiende: “No podemos abrirles las fronteras a todos”
El presidente acusó a los demócratas de permitir el ingreso de “delincuentes” al país
NUEVA YORK.– Después de haber recibido en esta semana un vendaval de repudio por su política de separación de chicos migrantes de sus padres, el presidente norteamericano, Donald Trump, volvió a defender ayer sus medidas y dijo que su país no puede abrirse a todas las familias. Además, sostuvo que solo el Congreso puede resolver el problema de la inmigración ilegal.
“Nuestro país se encuentra afrontando una crisis de inmigración ilegal en la frontera: no podemos tener fronteras abiertas para todas las familias y los menores ilegales. Tenemos que tener reglas”, dijo Trump.
El republicano habló en su discurso semanal a la nación luego de que esta semana, ante la presión interna y externa por el drama de la separación de familias, se vio obligado a emitir un decreto para revertir esa práctica.
El presidente volvió a cargar contra los demócratas, a quienes en los últimos días acusó de no preocupase por la seguridad fronteriza. “Los demócratas respaldan una ley que evita que las familias sean detenidas y expulsadas: quieren que todos sean liberados en nuestro país prescindiendo de si son peligrosos o no. Pueden ser asesinos, pueden ser delincuentes, pueden ser gente horrible, y para los demócratas está bien. No quieren una frontera segura, ellos están bien con el crimen, pero nosotros no”, señaló Trump.
“Los demócratas respaldan las lagunas de nuestra ley federal, que permitió a medio millón de familias de inmigrantes ilegales ser liberadas en Estados Unidos desde 2014, a expensas de nuestros contribuyentes”.
Trump se refirió también en Twitter a la crisis migratoria y consideró que el trato de su gobierno hacia los hijos de los ilegales es “mucho mejor” que el que tuvo el expresidente demócrata Barack Obama.
“Según el sitio Drudge Report, Obama los mantuvo en jaulas envueltos en aluminio. Hacemos un trabajo mucho mejor”, subrayó el jefe de la Casa Blanca.
Esta semana, el presidente puso fin a una práctica controvertida que separaba a los chicos migrantes de sus padres y los mantenía distanciados cuando las familias eran atrapadas al cruzar la frontera entre Estados Unidos y México de manera ilegal. Las instalaciones de detención también fueron duramente criticadas por algunos y calificadas como “campos de concentración” y prisiones.