El Vaticano condenó a un alto prelado
Un monseñor irá a prisión por tener pornografía infantil
ROMA (De nuestra corresponsal).– En el juicio más rápido de la historia reciente y en el primero por este tipo de crímenes, el Vaticano condenó ayer a cinco años de reclusión y 5000 euros de multa a monseñor carlo capella, exdiplomático de la Santa Sede que fue hallado culpable de “divulgación, transmisión, oferta y detención” de material de pornografía infantil.
El juicio contra este sacerdote, exconsejero de la nunciatura (embajada) en Washington, había comenzado anteayer y, ya en la primera audiencia, capella había admitido haber intercambiado pornografía infantil a través de una red social en un momento de “conflicto interior”.
Ayer, en la segunda y última audiencia, llegó la condena del juez Giuseppe della Torre, presidente del tribunal, que se convirtió en la primera de este tipo para ese delito. La condena fue interpretada como una nueva señal de la determinación del papa Francisco de aplicar una política de “tolerancia cero” para contrarrestar un escándalo que manchó como nunca la credibilidad de la Iglesia católica.
capella, de 51 años, había sido arrestado en abril pasado por el Vaticano, después de ser convocado de regreso desde Washington en septiembre de 2017, por haberse visto acusado de pornografía infantil por las autoridades estadounidenses y canadienses.
El caso de capella provocó un cortocircuito entre Washington y el Vaticano: el gobierno norteamericano pidió que se levantara la inmunidad del diplomático, solicitud que fue rechazada por la Santa Sede, que lo convocó de regreso e inició enseguida acciones para juzgarlo.
Hasta ahora diplomático con una buena carrera que había pasado por las sedes de la India, Hong Kong y en la Secretaría para las Relaciones con los Estados en el Vaticano hasta recalar en la nunciatura de Washington, capella apareció ante el tribunal del Vaticano muy delgado, con barba y cabello canoso. Durante el interrogatorio de ayer, explicó que su misión en Washington, donde tenía poco trabajo y amigos, le causó “un conflicto interior, un sentido de vacío y de inutilidad”, según consignó la agencia EFE.
“Fueron el origen de actos compulsivos de consultas impropias en internet de cosas que hasta ahora no habían nunca atraído mi interés”, dijo. “Me equivoqué. Subestimé la crisis que estaba atravesando y me equivoqué al pensar que podría gestionarla solo”, se justificó.
El sacerdote explicó que todo comenzó con su inscripción a la red social Tumblr, una plataforma donde se puede conversar e intercambiar videos y fotos, porque le interesaban “las fotos de animales con expresiones divertidas”. Y reconoció que, en julio, con el aumento del “conflicto interior”, comenzó “la búsqueda de estas imágenes inapropiadas”.