LA NACION

“Sigo siendo el DT, pero las indicacion­es las dará Mascherano”

- Carlos M. Reymundo Roberts —LA NACION—

No llamé a Sampaoli para la nueva entrevista de esta serie hasta estar seguro de cómo encarar la conversaci­ón. Tengan en cuenta el contexto: el tipo acababa de zafar de que lo rajaran. Todos los argentinos esperamos el milagro de la clasificac­ión. Él, además, espera el milagro de seguir siendo el DT. Decidí ser cálido: “¿Estás en el horno?”. Lo negó, pero sin mucho convencimi­ento. También negó que esté pensando en dejar su profesión después del Mundial. Algunos rumores lo daban como profesor en Harvard.

“Mientras haya esperanza, hay vida”, me dijo. No sé si se equivocó, como siempre, o si es un hallazgo dialéctico. En cualquier caso, contra mis prevencion­es, fue un diálogo provechoso, lleno de primicias. Por ejemplo, que Messi no le contesta los whatsapps. –Sampa, decime lo que quieras, lo que tengas ganas de expresar. –¡Partidazo Alemania-suecia! –OK, OK, pero hablame de vos. ¿Es cierto que los jugadores estuvieron a punto de echarte? ¿Estás en el horno? –Los muchachos están inquietos, preocupado­s. Y cuando vieron que yo también estaba inquieto y preocupado, me dijeron: “Correte. Chau”. Por suerte intervino el Chiqui Tapia, un fenómeno. Y puso las cosas en orden: me dijo que sigo en mi puesto. –¿Con todas tus atribucion­es intactas? –Sí. Salvo que el equipo lo va a hacer Messi y las indicacion­es las dará Mascherano. A mí me toca correr al costado de la cancha gritándole­s cagones a los rivales. –Pero Messi, con el bajón que tiene, ¿está en condicione­s de ponerse al frente? –Yo me ofrecí a darle una mano. Le mandé un whatsapp en el que le puse que podía contar conmigo. Me clavó el leído y nunca contestó. –¿Cómo fue la charla con Tapia? –La verdad, mucho no me acuerdo, estaba muy nervioso. Me decía “vas a cobrar, vas a cobrar”, y no entendí bien si hablaba de la indemnizac­ión por despido o de que me estaban buscando los jugadores. –¿Podemos decir que hubo un golpe de Estado? –Por supuesto. Esto es producto de los grupos concentrad­os dentro del plantel, del mensaje destituyen­te de los medios hegemónico­s y de los buitres. –¿Quiénes vienen a ser los buitres? –No sé. Estoy repitiendo lo que decía Cristina. –¿Cuál es tu plan ahora? ¿Qué vas a hacer? –Seguiré cumpliendo con mi trabajo: voy a ir a escuchar las charlas técnicas de Mascherano. Nunca es tarde para aprender. Y organizaré los entrenamie­ntos: las pelotas, los conitos, las heladerita­s con agua. –Al menos espero que, para guardar las formas, frente a Nigeria te dejen salir con el equipo y mostrar como que estás activo. Si no, va a ser un papelón. –Es que me dicen que el papelón soy yo. –¿Quién va a hacer los cambios durante el partido? –Messi y Mascherano, y si tienen dudas… –…Te van a consultar. –No, a Otamendi. –Sampa, es muy triste todo lo que está pasando. –Sí, pero mientras haya esperanza, hay vida. Ojo, un triunfo frente a Nigeria puede reivindica­rme. –¿Estás seguro? No sabés las cosas que están diciendo de vos en la Argentina. –Y acá también. Lo sé, porque leo y escucho todo. Si ya no tengo un carajo que hacer. –¿Cuál es tu respuesta a esas críticas? –¡Que son todos unos cagones!

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