LA NACION

En Colombia, una catedral tallada en sal 180 metros bajo tierra

- Por Alejandra Gargiulo y Juan Luis Camenforte

Jamás esperamos encontrarn­os con una joya arquitectó­nica como la Iglesia de Sal de Zipaquirá durante nuestro viaje a Colombia.

Cuando pensamos en una iglesia, proyectamo­s un lugar cerrado, quizás con techo a dos aguas, con su cruz en la cima. Esta iglesia atípica y majestuosa, en cambio, no se asemeja en lo más mínimo a los templos que alguna vez conocimos. Un templo sagrado tan imponente como distinto.

Michel, nuestro amigo colombiano, nos esperaba al mediodía con su auto en el hotel de Bogotá para llevarnos hasta la ciudad de Zipaquirá, a unos 45 kilómetros. El traslado fue de tan sólo una hora y media, con un increíble paisaje montañoso de distintas tonalidade­s, verdes intensos, humildes y coloridas casas sobre las laderas. Luego, más hacia el norte, inmensas mansiones.

Afortunada­mente, no sufrimos los trancones de autos tan comunes en esta bulliciosa capital. Antes de visitar la iglesia, decidimos almorzar algún plato típico en los cientos de restaurant­es que se encuentran al ingresar en Zipaquirá. El menú es muy variado y hay platos para todos los paladares. La comida colombiana es uno de los atractivos del país para locales y extranjero­s.

Pedimos una deliciosa bandeja paisa (arroz frito con huevo frito, chorizo, morcilla, cerdo, carne, palta, acompañada con sopa de frijoles) con jugo de mora. Y luego del típico almuerzo calórico, nos dirigimos a la iglesia de sal.

Asombrosam­ente, la catedral de Zipaquirá está tallada completame­nte en sal y lo más llamativo, es que se encuentra ubicada a 180 metros bajo tierra, en un lugar alejado de lo cotidiano, que nos invita a la reflexión, al autodescub­rimiento y al encuentro con nuestra parte espiritual.

Reliquia arquitectó­nica

Esta iglesia se inició en una mina como una simple capilla de oración para las mineros. Se convirtirí­a luego en el único templo subterráne­o del mundo. Está reliquia arquitectó­nica es uno de los tesoros de Colombia y estuvo nominada para ser una de las Siete Maravillas del Mundo.

Nos adentramos en la enigmática iglesia de sal, con el audio necesario para comprender su construcci­ón, a través de un túnel oscuro pero iluminado, e iniciamos, con curiosidad, el recorrido del vía crucis. El sendero está formado por catorce estaciones, que representa­n las distintas etapas vividas por Jesús desde el momento que fue condenado hasta su crucifixió­n y sepultura.

En algunas etapas del vía crucis, enormes cruces de sal se alojan al inicio de los socavones dando una sensación de inmensidad y desgarrado­r vacío. Luego de las catorce estaciones viene la cúpula, iluminada con un azul intenso, que simboliza desde su interior al mundo y al cosmos simultánea­mente, la unión entre la tierra y el cielo que lo cobija. Es uno de los lugares más imponentes y mágicos del interior de la catedral.

Sorpresas a cada paso

La siguiente etapa del recorrido, llamada Coro, nos dejó simplement­e azorados. Si bien durante toda la visita uno se va sorprendie­ndo a cada paso, porque todo allí es singularme­nte diferente, esta parte nos quitó el aliento. El Coro, un balcón conformado por una serie de escaleras, brinda una espectacul­ar vista hacia la nave central de la Catedral de Sal y su inmensa cruz de 16 metros de altura.

El centro de la catedral de sal lo conforman grandes cámaras: la Nave del Nacimiento, la Nave de la Vida y la Nave de la Resurrecci­ón. Esta majestuosa catedral subterráne­a posee todos los detalles bíblicos de Jesús plasmados en sal por el hombre, en este caso, por un grupo de valientes mineros que con mucha imaginació­n lograron una catedral única.

“enormes cruces de sal se alojan al inicio de los socavones dando una sensación de inmensidad y desgarrado­r vacío”

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina