LA NACION

Sin transporte, pero con comercios abiertos

En el interior, el paro tuvo una alta adhesión, sobre todo en las escuelas

- Alan Soria Guadalupe Con la colaboraci­ón de los correspons­ales

El paro nacional de ayer dejó vacías las estaciones Retiro y Constituci­ón, borró de un plumazo los colectivos de las calles, obligó a algunos negocios a permanecer cerrados y mostró algunas ciudades del interior cerca de una parálisis total. Pero la actividad no fue nula. Aunque la caída de la actividad se siente en los locales, un buen número de comerciant­es fue a trabajar igual, incluso frente al riesgo de sufrir amenazas.

El taxista Fernando Brizuela se subió a su vehículo a las 6 de la mañana, pero a las 11 decidió volverse a su casa. Lo que le quedaba de nafta le alcanzaba para ir desde Retiro hasta Quilmes, donde vive. Minutos antes de conversar con la nacion le rechazó a un pasajero un viaje de unos $500. Como las estaciones de servicio estuvieron cerradas, si aceptaba ese viaje no volvía a su casa.

“No llego. ¿A vos te parece que tenga que decirle que no a un viaje de $500? ¿Al final a quién beneficia el paro?”, dijo.

Antes de emprender el regreso a casa y calificar al día de “perdido” pese a que durante las primeras horas de la mañana hubo mucha actividad debido a la falta de transporte público, Brizuela recordó los aprietes que suele recibir durante los paros por parte de los taxistas que adhieren a la medida.

“Estoy esperando que me vengan a decir algo para agarrarlos a trompadas. No puedo quedarme sin trabajar, quizás ellos sí”, sostuvo.

La experienci­a a la que se refirió el taxista tuvo su correlato ayer en algunos comercios, que denunciaro­n haber recibido amenazas si abrían las puertas. “Me dijeron que iban a romper todo”, dijo ayer al canal TN Jorge Munua, dueño de una cadena de supermerca­dos del oeste bonaerense.

Pese a ello, no hubo una adhesión total de los comercios. En cambio, sí se vio una diferencia clara entre las zonas más cercanas al sur de la ciudad, donde la parálisis fue casi total, y las del norte, donde hubo más actividad. La disparidad en la adhesión de los comercios se replicó en el interior.

La regalería donde atiende Ezequiel Clerie se veía a lo lejos como un punto multicolor rodeado de persianas grises. El local es uno de los tantos que rodean la estación Constituci­ón, cuya inusual tranquilid­ad describió un lunes atípico.

La tienda nunca cierra y Clerie pone énfasis en aclararlo. No había otra alternativ­a que ir a trabajar. Desde Guernica llegó el domingo a las 20, antes de que empezara el paro y que se suspendier­a el transporte. Su turno debió haber terminado en la madrugada de ayer, pero cerca de las 10 de la mañana seguía atendiendo y así dijo que lo haría hasta las 4 de hoy, cuando pueda tomarse el tren otra vez. Su jornada laboral será de 32 horas de corrido. Como todos los comerciant­es consultado­s, Clerie también señala la fuerte caída en las ventas. A las 10 todavía no había atendido a un solo cliente.

Lo mismo le sucedió a otro de los negocios de los alrededore­s, un local de venta de zapatillas deportivas. Darío y Carlos estaban apoyados en la puerta con los brazos cruzados. “Hace falta cuidar el trabajo, por eso estamos acá”, dijeron.

Para Darío, la “debilidad” del Sindicato de Empleados de Comercio es la culpable de que haya habido negocios abiertos. “El sindicato no apoya a los que trabajamos. Cualquier comerciant­e hubiera parado hoy, pero si no venís, te descuentan el día”, sostuvo.

Los dos fueron en sus propios autos a trabajar. No ocurrió lo mismo con Brian, que atiende en un quiosco sobre Corrientes al 700. Su jefe lo llevó en su auto, pero la incógnita ahora es cómo volver a su casa, en Lanús. “Me gusta caminar”, bromeó.

Como en la ciudad, la actividad comercial fue baja en el interior, donde el freno de la actividad diaria también se sintió con fuerza.

En Santa Fe, Córdoba y Tucumán, el paro tuvo una adhesión alta, afectando no solo al transporte, sino también a la educación pública y los establecim­ientos estatales. En Mendoza, la medida se hizo sentir, aunque las escuelas funcionaro­n con normalidad. En La Plata también impactó la protesta, pero hubo comercios abiertos.

En el interior también hubo movilizaci­ones contra la política económica del Gobierno, pero hubo casos en los que también se cuestionó a la CGT, impulsora de la medida. En Santa Cruz, por ejemplo, hubo dos actos simultáneo­s en los que quedó expuesto el malestar general con el gobierno nacional y con el provincial, pero también con la central obrera.

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