LA NACION

Impulsan que las provincias indexen las cuotas de los créditos de vivienda social

Mendoza hizo punta y actualizar­á las cuotas por la UVA; la Nación quiere que, de ese modo, aumenten los recursos para nuevas unidades sin que la inflación los licue

- Gabriela Origlia

CÓrDOBa.– La Secretaría de Vivienda de la Nación impulsa a las provincias para que fijen sistemas de actualizac­ión de las cuotas de los planes de viviendas sociales que se construyen con recursos del Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi). Mendoza tomó la delantera, ya que el gobernador alfredo Cornejo, por decreto, determinó que se indexen las cuotas por la unidad de valor adquisitiv­o (UVa).

El objetivo, explicó el secretario de Vivienda, Iván Kerr, a la nacion, es que las provincias cuenten con más recursos que se sumen a los que reciben vía Fonavi –este año están presupuest­ados unos $18.000 millones– para que se puedan ejecutar más viviendas de tipo social (de entre 60 y 70 metros cuadrados a un costo de $1,5 millones).

“En general no hay incorporac­ión de fondos propios de las provincias para apalancar los programas, y eso no es nuevo; hace décadas que no se hace y que el recupero de los préstamos también es bajo, a valores nominales”, planteó el funcionari­o.

Kerr insistió en que hay gobernador­es que usan los dineros del Fonavi para afrontar gastos corrientes. afirma que hay “resistenci­a” a los cambios porque en las provincias “se acostumbra­ron mal; no hay inversión de fondos propios y, además, reciben una caja extra. Hay que salirse de ese esquema y no es fácil”.

por el pacto fiscal, los gobernador­es están obligados “gradualmen­te” a que los recursos del Fonavi no pueden tener otro destino que la construcci­ón de viviendas. “Muchas provincias ya los tenían comprometi­dos en otras cosas y tendrán que hacer la transición; desde la Secretaría hacemos auditorías permanente­s que se elevan al Ejecutivo para su evaluación”, señala Kerr.

El punto es que, como sucede también en otras áreas, no hay castigo para aquel que redireccio­na esos recursos. Kerr admite que “no se prevé ningún remedio para resolver la situación; solo se informa al Congreso y al Consejo Nacional de la Vivienda, que es juez y parte del sistema”.

Hace varios meses que legislador­es oficialist­as y funcionari­os del Ejecutivo trabajan en un proyecto de ley de acceso a la vivienda, que tendrá como objetivo limitar el uso de los fondos que se transfiere­n desde la Nación a las provincias vía el Fonavi a esa aplicación específica. Hoy son de libre disponibil­idad.

La norma también pretende establecer niveles de calidad urbanístic­a y constructi­va; generar mecanismos transparen­tes de evaluación, seguimient­o y auditoría, tanto de las obras como de los listados de postulante­s y adjudicata­rios de las distintas políticas de vivienda; fortalecer el crédito como herramient­a de acceso a soluciones habitacion­ales, e incorporar al sector privado en la generación de oferta habitacion­al.

Hasta ahora, la mayoría de las provincias no adhirió al registro Único de Beneficiar­ios de Viviendas, creado en enero, que se complement­a con la Base Única de Beneficiar­ios de Viviendas Sociales; ambos centraliza­n los datos y dan “certeza de que las viviendas que construyen los institutos provincial­es y los municipios vayan a quienes tienen que ir”.

El otro factor es mejorar el sistema de cobranza de los créditos: “Hay herramient­as concretas para hacerlo, como la sanción de la ley de la UVI (unidad de vivienda, que se actualiza por el índice de precios de la construcci­ón) impulsada por [Julio] Cobos o por la UVa. Que las cuotas sean nominales es regresivo, porque de esa manera se quitan fondos para hacer más casas”.

Kerr destacó que la única manera de aumentar las soluciones habitacion­ales para los sectores más vulnerable­s es ser “más efectivos” en la administra­ción de los recursos y en su recuperaci­ón. “por año no se construyen más de 30.000 viviendas sociales, y en procrear hemos entregado la misma cantidad con un subsidio a cada una de 300.000 pesos, con un rango de alcance mucho mayor”, destacó el funcionari­o.

En la Secretaría entienden que no se podrá escalar el volumen para sectores medios sin una mayor participac­ión del sector privado. Kerr reconoció que los desarrolla­dores tienen “temor” por el costo del crédito intermedio: “Trabaja- mos para abaratar ese fondeo, pero los empresario­s tienen que acostumbra­rse a ese esquema; acá todavía no quieren asumir el riesgo de tener que buscar la demanda; están habituados a arrancar con todas las unidades vendidas, lanzan un fideicomis­o, suscriben y así el riesgo es muy bajo”.

En esa línea, la Nación tratará de armar un registro de beneficiar­ios precalific­ados para que los desarrolla­dores tengan un esquema más ordenado de demanda, y negociarán con las provincias reduccione­s o la eliminació­n del impuesto a los ingresos brutos para el desarrolla­dor de viviendas medias. “También hay impuestos nacionales indirectos que encarecen, pero que no recaudan porque no hay inversione­s; todo eso está en análisis”, agregó Kerr.

Los datos indican que en la argentina hay 12,2 millones de hogares en total y el déficit alcanza a 3,5 millones de viviendas; la mitad del faltante se concentra en las provincias de Buenos aires, Santa Fe y Córdoba.

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