EXPLOTÓ UNA BOMBA EN UNA COMISARÍA
El artefacto, compuesto por tres caños rellenos con pólvora, detonó en un baño; investigan una interna policial
Un atentado explosivo se registró ayer en la comisaría 28 de la Policía de la Ciudad. El artefacto estalló en el baño de mujeres sin provocar lesionados, aunque sí considerables daños materiales. La explosión ocurrió en el edificio ubicado en la avenida Vélez Sarsfield 170, en el barrio porteño de Parque Patricios. El ataque se produjo en momentos en que se desarrollaba el partido del seleccionado argentino de fútbol.
La explosión fue provocada en el sector de la planta baja de esa seccional, en un área abierta al público. Fuentes del gobierno de la ciudad confirmaron que la bomba, de fabricación casera, detonó alrededor de las 15.30.
Los primeros peritajes determinaron que se trató de un artefacto armado por tres caños rellenos con pólvora y que fue utilizado un sistema de relojería para ocasionar la explosión. La investigación judicial quedó en manos del Juzgado Federal N° 1.
El estruendo sorprendió a los policías durante el primer tiempo del cotejo entre la Argentina y Nigeria y las autoridades porteñas estiman que los autores del atentado tomaron en cuenta esa circunstancia, en un posible intento de reducir la posibilidad de víctimas fatales, ya que en ese momento buena parte de los vecinos seguían el desarrollo del partido en San Petersburgo.
El artefacto explosivo fue colocado detrás de la mochila de un inodoro en el baño público de mujeres y su estallido generó daños importantes en la mampostería, la puerta y el cielorraso de ese sector.
Más allá de la destrucción material, la bomba casera no tenía elementos adicionales para aumentar su capacidad de daño, como clavos o tuercas, por lo que se apunta como hipótesis de investigación a una posible advertencia lanzada por sectores minoritarios dentro de la Policía de la Ciudad, movilizados tras el alejamiento de la Policía Federal.
Quienes llevaron adelante el atentado no realizaron avisos ni dejaron panfletos con reivindicaciones.
Si bien ningún grupo se adjudicó el ataque, para los funcionarios de la Ciudad no se trataría de una casualidad el hecho de que ese atentado se generase en la misma seccional que fue escenario de una sorpresiva protesta de efectivos en abril pasado.
En ese momento las autoridades policiales habían comunicado a los agentes una reforma dispuesta en el horario laboral y en la comisaría 28 esa comunicación se habría producido el día anterior a ser implementada esa medida, situación que causó entonces un evidente malhumor entre los efectivos. Ese pedido interno de explicaciones dentro de la seccional fue aprovechado por sectores no identificados, en opinión de las autoridades porteñas, para magnificar esa manifestación de descontento. Sobre la base de rumores se habría intentado provocar un autoacuartelamiento policial, circunstancia que no se produjo.
Esa manifestación de agentes, que no dejaron de cumplir sus turnos esa noche, fue una supuesta reacción a una reorganización del sistema de vigilancia callejera. Otro problema en el interior de la Policía de la Ciudad se visualizó en los últimos meses con las protestas de uniformados que piden ser transferidos nuevamente a la Policía Federal.
Al traspasarse la responsabilidad de la protección de los vecinos al gobierno porteño, fue creada la Policía de la Ciudad a partir de la fusión de la Policía Metropolitana con los agentes de la entonces Superintendencia de Seguridad Metropolitana, el área de la Policía Federal que se encargaba de la prevención directa contra el delito. Entre 300 y 500 agentes –de los más de 22.000 que forman parte de la Policía de la Ciudad– pidieron volver a su fuerza de origen, cuya función ahora tiene un perfil más enfocado en las investigaciones contra el delito complejo en el interior. Para las autoridades porteñas el traspaso policial es un tema cerrado y esos pedidos no serían considerados.
Entre esas tensiones se produjo ayer ese atentado dentro de la comisaría en Barracas.