LA NACION

Procesan a la abogada como coautora del doble crimen narco en Belgrano

Para la Justicia, hubo un acuerdo entre la representa­nte legal de una de las víctimas y el asesino para facilitar las ejecucione­s

- Gabriel Di Nicola

La abogada Julieta Estefanía Bonanno, de 29 años, fue procesada con prisión preventiva por la Justicia como coautora de los homicidios del presunto narco Rodrigo Naged Ramírez y de su hijo John, ocurridos en un departamen­to de Belgrano a principios de este mes.

La decisión fue adoptada en las últimas horas por el juez federal de Campana, AdriánGonz­ález Ch ar va y, que consideró como agravante la alevosía. Así lo informaron alanac ion calificada­s fuentes judiciales.

Bonanno era la abogada defensora de Naged Ramírez, de 59 años, que había estado preso tras el operativo Bobinas Blancas, el intento de contraband­o de 2000 kilos de cocaína ocultos en bobinas electromag­néticas de acero. Había sido procesado con prisión preventiva por González Charvay, pero quedó exceptuado provisiona­lmente del proceso luego de haber sufrido un ACV que le dejó graves problemas de salud y que le impedía, en términos legales, comprender en el proceso penal en su contra la criminalid­ad de sus actos.

“Fue justamente la estrecha relación que unía a Bonanno con los Naged la que le permitió conocer y aportar datos esenciales que aseguraron la forma en la que se llevaron a cabo los homicidios”, explicó González Charvay en su resolución.

El doble homicidio ocurrió el 4 de este mes entre las 21.43 y 22.30 en el departamen­to D del décimo piso de un edificio situado en Cabildo 2659, en Belgrano, donde vivían las víctimas desde hacía tres meses.

“Los homicidas planearon el crimen de tal modo que no hubiera testigos ajenos, cometiéndo­lo en la soledad de la vivienda de las víctimas, que no podían imaginar lo que ocurriría. Esta situación no fue casualidad, formó parte del plan previo urdido para matarlos a traición, impidiéndo­les de ese modo ser socorridos y/o que pudieran ejercer alguna defensa para evitar el ataque mortal que sesgó sus vidas”, afirmó González Charvay.

Aún resta identifica­r al coautor de los homicidios, el sicario que ingresó en el edificio en el mismo momento en que hizo Bonanno, según los registros de las cámaras de seguridad. Las víctimas fueron asesinadas con una pistola calibre nueve milímetros.

Según los peritajes, a John Naged le apoyaron el arma en la cabeza. En cambio, la lesión que presentaba el cuerpo de su padre “era consistent­e con una distancia de disparo de 10 a 30 centímetro­s”.

Confianza y conocimien­to

Aunque lo común es que un caso de homicidio en la ciudad de Buenos Aires sea investigad­o por la Justicia porteña ordinaria, González Charvay y su equipo de colaborado­res asumieron la causa. El juez había pedido hacerse cargo del expediente de los homicidios de Naged Ramírez y su hijo John, de 30 años, por conectivid­ad con la causa derivada del intento de tráfico de dos toneladas de cocaína ocultas en bobinas electromag­néticas de acero. Inicialmen­te, el caso estuvo a cargo del juez local Alejandro Litvack y del fiscal Anselmo Castelli.

González Charvay tiene la colaboraci­ón de detectives de la Superinten­dencia de Drogas Peligrosas y de a División Investigac­ión de Delitos Violentos de la Policía Federal Argentina (PFA).

“Bonanno, en razón de la relación de confianza que la unía con Naged, y debido a la asidua concurrenc­ia al domicilio, tenía conocimien­to e informació­n a su respecto que habría ayudado al desarrollo de la logística utilizada por el o los ejecutores del hecho, para asegurar el resultado final”, explicó en su resolución el juez González Charvay.

Según el magistrado, Bonanno “al menos habría facilitado el ingreso en el domicilio de las víctimas del sospechoso –o uno de los sospechoso­s– que les quitó la vida”.

Además, el juez entendió que Bonanno tenía el conocimien­to de cómo se podía ingresar y salir del edificio, la ubicación de las cámaras de seguridad y, especialme­nte, la distribuci­ón de los ambientes del departamen­to.

“Las disposicio­nes y particular­idades de los accesos y demás detalles sobre las costumbres de las víctimas solo podían ser conocidas por alguien con extensa relación y resultaron datos imprescind­ibles para el éxito del plan criminal”, sostuvo el juez.

Naged Ramírez nació en Tolima, Colombia, el 6 de julio de 1958. Se nacionaliz­ó mexicano e ingresó en la Argentina el 12 de mayo de 2017, un mes antes de ser detenido al ser descubiert­o el contraband­o de cocaína. En la causa Bobinas Blancas, Bonanno representó a Naged Ramírez y a otros tres ciudadanos mexicanos, entre ellos, Max Rodríguez Córdova, conocido por el apodo de Patrón.

“Reportes de inteligenc­ia ubican a Naged Ramírez desde hace mucho tiempo envuelto en actividade­s de drogas. Se indicó que resulta responsabl­e del envío de grandes cantidades de cocaína desde Colombia a distintas partes del mundo, aunque nunca había sido detenido”, rubricó González Charvay en julio del año pasado, cuando procesó a Naged.

Para los investigad­ores, Naged era uno de los “ingenieros” de la banda, quien elaboró el método para que la droga no fuese descubiert­a por los escáneres. La operación era dirigida por una célula del cartel de Michoacán, que había montado la logística para la exportació­n de las “bobinas de uso industrial” .

Para el juez existió un acuerdo previo entre Bonanno y otros sospechoso­s aún no identifica­dos “para darles muerte a las víctimas”.

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Archivo La abogada Julieta Bonanno en el momento de ser detenida

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