LA NACION

despedida con festejo, a la espera de la respuesta de Gareca

Perú rompió con 40 años sin éxitos en un Mundial y desea la continuida­d del Tigre

- Claudio Mauri

SOCHI, Rusia.– “Gareca no se va, Gareca no se va”, cantaban buena parte de los más de 20.000 peruanos que hicieron que su selecciona­do se sintiera local en el Fisht Stadium. Se acabó el Mundial Rusia 2018 para Perú con la sonrisa tan anhelada de un triunfo (2-0 a Australia) que no se conseguía desde el 4-1 a Irán en la Copa del Mundo de Argentina 1978, pero lo que dirigentes y público no quieren es que se acabe el ciclo del Tigre, desean que haya una segunda parte para el entrenador que devolvió al país a la gran cita futbolísti­ca después de 36 años. Apuestan por la renovación del contrato, por una continuida­d del proyecto que lleva tres años y medio.

La pelota la tiene Gareca, que por ahora la pone bajo la suela sin desvelar su destino: “Yo y la Federación de Fútbol nos debemos tomar un tiempo prudencial, hacer nuestros balances. Asumir en una selección es una responsabi­lidad mayor de cuatro años, hay mucho para evaluar en lo personal y profesiona­l. Esos son los plazos que me impongo yo para cumplir. En este primer ciclo pasamos por situacione­s complicada­s y nunca pensamos en irnos. Supongo que no me demoraré en darle una respuesta a Oblitas (Juan Carlos, director deportivo de la selección), que para mí es una persona muy importante porque fue el que me designó y siempre confió en mí”.

El agradecimi­ento de todo Perú no es solo por el resurgimie­nto deportivo, sino también porque Gareca le dio orden, seriedad y planificac­ión a un fútbol que desperdici­aba el potencial técnico de varios de sus jugadores. El técnico argentino reinstaló al selecciona­do, lo cotizó, generó un mayor volumen y movimiento económico, desde el merchandis­ing hasta el acercamien­to de auspiciant­es. Cuando Gareca asumió, en enero de 2015, Perú ocupaba el puesto 53º en el ranking FIFA; ahora está 11º. En tres años y medio disputó 41 partidos, con 22 triunfos, siete empates y 12 derrotas.

El exdelanter­o Juan Carlos Oblitas admite que a la propuesta de Perú le pueden salir fuertes competidor­es: “Como cualquier argentino, Ricardo sueña con dirigir a la selección de su país. Nosotros estamos más que satisfecho­s con su trabajo, queremos que se quede”.

Paolo Guerrero, que marcó el segundo gol a Australia y es el peruano de más edad (34 años y 176 días) en participar en un Mundial, también dio su respaldo como referente del plantel: “Sería lindo que se quedara, hablo como la voz del grupo, hay que meterle presión (se ríe)”.

Los equipos de Oceanía terminaron siendo un puente a la alegría para Perú. Si frente a Nueva Zelanda había conseguido la clasificac­ión en el Repechaje, contra Australia obtuvo un triunfo mundialist­a después de ocho encuentros. Y encontró la efectivida­d que le había faltado frente a Dinamarca y Francia, derrotas que no lo mostraron futbolísti­camente inferior que los selecciona­dos europeos que se clasificar­on para los 8vos de final. André Carrillo (volante de Watford, de la Premier League) abrió la victoria con un remate de aire desde fuera del área. El último gol que había marcado Perú en un Mundial ni había merecido festejarse: Guillermo Larrosa anotó el descuento en el 5-1 de Polonia en España 1982.

Estos dos tantos sí que hicieron explotar a la hinchada peruana y lo llevaron a Gareca a abrir la boca lo más que pudo para gritarlo, con los brazos en alto. Sin el premio mayor de la clasificac­ión a los octavos de final, los goles evitaron la pena que el bueno juego peruano no se viera coronado por algún festejo.

En el final, Christian Cueva no pudo evitar las lágrimas, las mismas que derramó cuando falló el penal contra Dinamarca, en el estreno. Quizá la historia pudo ser otra de haberlo convertido, pero igual Perú no reniega de la que le tocó vivir, corta, intensa y en la línea ascendente que traía.

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