LA NACION

Se va un miembro de la Corte norteameri­cana

Trump elegiría a un juez más conservado­r.

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WASHINGTON.– La balanza de la Justicia quedó servida ayer para que el presidente norteameri­cano, Donald Trump, la incline decisivame­nte hacia el lado más conservado­r, tras el retiro de un miembro moderado de la Corte Suprema de Estados Unidos, que abre las puertas a la reversión de décadas de cambios en la agenda de derechos civiles y sociales, como las garantías a las minorías, el casamiento homosexual y la legalizaci­ón del aborto.

El juez Anthony Kennedy, de 81 años, presentó su renuncia tras servir en la Corte Suprema desde su nombramien­to, en 1988, durante la administra­ción del presidente republican­o Ronald Reagan (1980-1988). Desde entonces dejó su sello como un conservado­r desapegado, un moderado que en materia de expansión de derechos tendió a alinearse con los jueces liberales.

“Ha sido el mayor honor y privilegio servir a nuestra nación en la Justicia Federal por 43 años, 30 de esos años en la Corte Suprema”, dijo Kennedy en una declaració­n escrita de despedida, en la que expresó además su “profundo deseo” de pasar más tiempo con su familia.

Trump reaccionó a la renuncia del magistrado, el segundo entre los miembros más antiguos del tribunal, con una lluvia de elogios a “un gran juez de la Corte Suprema”, y señaló que la búsqueda de un reemplazan­te comenzará “inmediatam­ente”. “Espero que podamos elegir a alguien igualmente magnífico”, añadió.

La salida de Kennedy deja a la Corte Suprema con cuatro jueces conservado­res y cuatro liberales, anticipand­o una lucha entre los republican­os, que quieren reemplazar­lo con un conservado­r sin resquicios de progresism­o, y los demócratas, que temen un desequilib­rio conservado­r irreversib­le.

Como juez del máximo tribunal del país, y pivoteando desde el centro hacia un lado y el otro según el caso, Kennedy había enfurecido a los conservado­res al votar contra las oraciones religiosas en ceremonias de graduación escolar o en apoyo de la legalizaci­ón del aborto.

Pero también irritó a los progresist­as al defender el actual modelo de financiami­ento corporativ­o de las campañas políticas. Con el péndulo otra vez del lado de la expansión de derechos, en 2015 emitió el voto decisivo en favor del casamiento entre personas del mismo sexo.

Mayorías

Los activistas conservado­res sueñan desde siempre con construir una firme mayoría de su misma tendencia en la Corte Suprema que revierta el histórico fallo de 1973 de Roe vs. Wade, la decisión judicial que legalizó la práctica del aborto en el país. Kennedy de hecho decepcionó a los activistas en varias decisiones del tribunal que, más que desafiarlo, reafirmaro­n el fallo.

El equilibrio de fuerzas en el tribunal de nueve miembros estuvo a punto de quebrarse en febrero de 2016, para el lado de los demócratas, cuando la muerte del ultraconse­rvador Antonin Scalia hizo ilusionar al presidente Barack Obama con el nombramien­to del moderado Merrick Garland.

Los republican­os del Senado se negaron a evaluar la nominación de Garland, alegando que se trataba de un año electoral. Ganaron tiempo hasta el triunfo de Donald Trump, que sacó de circulació­n la candidatur­a sin molestarse en mirarla y nombró a un magistrado más cercano a sus inclinacio­nes sociales conservado­ras, Neil Gorsuch.

Ahora Trump tiene en sus manos la capacidad de designar otro candidato de su mismo perfil para la Corte Suprema. Según declaró ayer, su sucesor saldrá de una lista de 25 magistrado­s que la Casa Blanca elaboró cuando nombraron a Gorsuch.

El Senado de Estados Unidos, que debe dar su visto bueno al futuro candidato de Trump, está bajo control republican­o por una mayoría de 51 a 49, con lo que deberán mantenerse unidos si quieren superar la probable oposición de los legislador­es demócratas.

Con el antecedent­e del rápido nombramien­to de Gorsuch, en abril de 2017, Trump probableme­nte lance la nominación en las próximas semanas, dando comienzo a un proceso que permitiría su confirmaci­ón en el Senado para comienzos de agosto. Los republican­os intentarán sacar adelante el nombramien­to sobre todo antes del 8 de noviembre, cuando son las elecciones legislativ­as de medio término.

En los últimos días la Corte Suprema, una institució­n de enorme peso político en Estados Unidos, fue acusada por los demócratas de haberse convertido en un brazo de las políticas de Trump.

El tribunal decidió por cinco votos contra cuatro, por ejemplo, que el controvert­ido veto migratorio de Trump para personas de varios países –la mayoría musulmanes– estaba acorde con la Constituci­ón. Ayer también decidió que las cuotas gremiales obligatori­as para los no afiliados son inconstitu­cionales, lo que representa un duro golpe para los sindicatos del sector público.

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