LA NACION

Los mexicanos piden al futuro gobierno sepultar la ola de violencia

La campaña estuvo marcada por el asesinato de 120 candidatos; el izquierdis­ta López Obrador, inalcanzab­le

- Rafael Mathus Ruiz ENVIADO ESPECIAL

CIUDAD DE MÉXICO.– Un grito atragantad­o recorrió el mítico Zócalo, donde miles de mexicanos se reunieron a sufrir, y terminaron festejando una derrota por goleada gracias a un gol coreano. México celebró una alegría transitori­a con el pase de su selección a los octavos del Mundial, y se olvidó, al menos por unas horas, del final de una campaña presidenci­al teñida con sangre, que podría marcar una bisagra en la historia del país.

“Es como un alivio para nosotros, los mexicanos. Está muy tenso todo. No hay democracia”, se quejó a la nacion Angélica Medina, empresaria, de 49 años, que siguió el partido de la selección mexicana en la pantalla gigante del Zócalo, con sus dos hijos. “Todos vienen a robar”, disparó.

A días de elegir un nuevo presidente, en México hay frustració­n, enojo y tensión, dice Medina. La gente dejó de creer, continúa, y ella siente que “ya no hay cosas buenas”.

El fútbol, apunta, con un dejo de resignació­n, al menos arranca una sonrisa. La campaña ha sido brutal: con 120 candidatos asesinados a manos del crimen organizado, México irá a las urnas bañado en sangre. Ha sido, además, una campaña marcada por el hartazgo, las fake news, las denuncias cruzadas de los candidatos y el temor al fantasma del fraude.

“Ha sido una campaña muy sucia. Todos han sacado sus trapitos al sol”, resume Medina.

Sediento por un cambio, el pueblo mexicano se encamina a propinarle una bofetada histórica a los dos partidos tradiciona­les que se han dividido el poder hasta aquí, el PRI y el PAN. El “voto protesta” se palpa en la calle.

Las encuestas dan como amplio favorito al líder del Movimiento Regeneraci­ón Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, un histórico que logró vestirse de outsider.

La duda, aquí, es si llegará a quedarse con el poder total: Los Pinos y el Congreso.

AMLO tiene el 51,2% de intención de voto, según el promedio de sondeos de la agencia Bloomberg. Lo sigue el candidato de Por México al Frente –una atípica alianza entre el PAN, el partido de derecha y el PRD, el frente de izquierda–, Ricardo Anaya, con el 25,5%.

El candidato oficialist­a del PRI, José Antonio Meade, aparece tercero, con poco más del 20% de respaldo.

La corrupción, que acompañó con escándalo tras escándalo a la presidenci­a de Enrique Peña Nieto, y la rampante violencia han sido los dos grandes temas de la campaña mexicana.

Mayo fue el más sanguinari­o en los registros oficiales: hubo 2890 asesinatos, o 93 por día. Peña Nieto fracasó en bajar el crimen, y tampoco cumplió con su promesa de apuntalar el crecimient­o.

De hecho, la pobreza aumentó en los últimos ocho años, y el país tiene, hoy, más de 50 millones de pobres. “La muerte del PRI, ahora sí”, tituló su columna, días atrás, Jorge Zepeda Patterson, un analista político.

Alfredo Coutino Zavala, director para América Latina de Moody’s Analytics, dijo a la nacion que el gobierno de Peña Nieto “sobrevendi­ó” el impacto de las reformas que propuso, que además debieron ser “adelgazada­s” para poder pasar el Congreso. Faltó inversión y el crecimient­o fue “insuficien­te” para mejorar los salarios de las familias.

“El crecimient­o económico siguió siendo mediocre a lo largo de los seis años de Enrique Peña Nieto”, resumió Coutino Zavala.

“El problema más grave fue la tremenda ola de corrupción que se desató a lo largo de la administra­ción junto a la impunidad con que se trató el problema por parte de las autoridade­s, lo cual ha ocasionado no solo terminar el período de gobierno con bajos niveles de popularida­d, sino también con un grado de descontent­o social muy alto. Esto muy posiblemen­te vaya a cobrar su costo en términos de votos de rechazo para el PRI”, cerró.

En una de las esquinas del Zócalo, mientras la gente celebra la derrota de Alemania a manos de Corea del Sur 2 a 0 que le dio a México el pasaje a los octavos de final del Mundial, Antonio, de 60 años, atiende un quiosco de revistas. Hace lo mismo desde 1988.

Muerte

Uno de los diarios sensaciona­listas, ¡Pásala!, muestra en su tapa a dos personas muertas, ensangrent­adas, tiradas en el piso luego de ser baleadas a metros del Ministerio Público, en pleno centro.

“Muy difícil todo”, dice Antonio, que prefiere no dar su apellido. Teme que haya fraude y dice que ni el PRI ni el PAN le convienen a nadie. “Nos han pegado mucho. No por nada le dicen el Prian”, fustiga. No recuerda tanta violencia como la de ahora. La gente está cansada, afirma. “Lo veo muy difícil”, insiste. Define el presente con una frase cruda: “Expectativ­a en el vacío”. El gobierno de Peña Nieto llevó a los mexicanos “a la miseria”, lamenta. “¿Qué podemos esperar? Está difícil, ¿no?”, repite.

Antonio votará a AMLO. “Es intolerant­e. Es inestable. Pero es el menos peor. Es el menos”, justifica.

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