LA NACION

Ante todo, fortalecer la democracia

- Juan Francisco Nosiglia

Hace 22 años se sancionó la Constituci­ón de la ciudad de Buenos Aires, y desde entonces la aprobación de un código electoral propio es una deuda pendiente. Este año el oficialism­o abrió el debate de un proyecto que nos da la oportunida­d de trabajar sobre una reforma electoral que fortalezca la democracia garantizan­do la transparen­cia de los comicios y promoviend­o la participac­ión.

El proyecto propone derogar la ley 875, que establece la obligatori­edad del gobierno de la ciudad de convocar a elecciones en fechas distintas de las establecid­as por la Nación. Según el oficialism­o, la unificació­n de cargos locales con los nacionales tiene el objetivo de simplifica­r la vida de la gente. Nosotros sostenemos que unificar las elecciones vulnera la autonomía de la ciudad porque limita el debate sobre los temas cotidianos y más inmediatos que afectan a los ciudadanos, restándole­s jerarquía e importanci­a a las propuestas de gestión que interesan a la hora de solucionar los muchos problemas que tiene la CABA.

otra de las razones del oficialism­o para unificar el calendario electoral se relaciona con la reducción de los gastos del Estado. Durante este último tiempo se viene instalando esa idea –errónea, por cierto– que dice que las elecciones son sinónimo de gasto. Desde 1983, las elecciones en nuestro país representa­n un compromiso incuestion­able con la democracia. La Argentina es uno de los países que tienen los niveles más altos de participac­ión en la región. Las elecciones no pueden ser pensadas como un gasto, no solo porque constituye­n uno de los pilares básicos de la democracia representa­tiva, sino también porque todos, hombres y mujeres, hemos prestado un acuerdo sobre el grado de importanci­a del acto de elegir. Nuestra propuesta: elecciones para cargos locales en fecha fija y separadas de las nacionales, para poder debatir la agenda de la ciudad y poner a todos los candidatos en igualdad de condicione­s respecto de la fecha de convocator­ia.

En segundo lugar, el proyecto prevé la implementa­ción de la boleta única electrónic­a. Gran parte de los especialis­tas en materia electoral vienen advirtiend­o sobre las vulnerabil­idades de este sistema de votación, que pone en peligro la integridad de los comicios y el secreto del sufragio. Creemos que la boleta única de papel (BUP), en un formato similar al que hoy se utiliza en la provincia de Córdoba, es el sistema de votación más eficaz y seguro. La BUP es un sistema auditable por cualquier persona (con o sin conocimien­to sobre tecnología), garantiza el secreto de sufragio e impide maniobras de manipulaci­ón. Asimismo, incentiva el fortalecim­iento de los partidos porque elimina aquellos vicios que promueve el sistema actual, que coloca a las agrupacion­es políticas en puntos de competenci­a desigual y promueve la fragmentac­ión partidaria.

De los puntos donde hay acuerdo mayoritari­o destacamos la regulación de los debates públicos y la incorporac­ión de la paridad. Proponemos establecer la obligatori­edad de los candidatos locales a participar de debates que sean transmitid­os por el sistema de medios públicos de la ciudad de Buenos Aires y establecer un mecanismo de alternanci­a por género, de modo tal de no incluir en las listas dos personas del mismo género en orden consecutiv­o.

La ciudad de Buenos Aires tiene un vacío normativo que es preciso saldar con un código electoral despojado de cálculos electorali­stas, que solo contribuye­n a disminuir los niveles de confianza en las institucio­nes de la república.

Diputado de la ciudad de Buenos Aires (UCR - Evolución)

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