LA NACION

Qué es el loop station. El nuevo “instrument­o” que empezó a cambiar el arte en el escenario

De Juana Molina y Ed Sheeran a las ascendente­s Tash Sultana y Elise Trouw, cómo funciona el pedal de efectos que permite componer música en vivo a través de hipnóticas capas sonoras

- Mauro Apicella

Hace poco más de un año, Ed Sheeran cantó durante dos horas en el Estadio Único de la Plata. Una de las imágenes que segurament­e se pueda ver en las redes sociales es la de una multitud saltando al ritmo de “Castle on the Hill”, con celulares en alto, mientras que en el escenario gigantesco, flanqueado por cinco pantallas, se plantaba un diminuto y, a la vez, inmenso Ed Sheeran cantando con su guitarra.

Diminuto por esa sensación de soledad ante miles de personas y el tamaño de las pantallas. Inmenso porque “bancarse” semejante show sin músicos que lo acompañen habla del gran carisma que tiene este inglés veinteañer­o, aparenteme­nte tímido y de mirada estrábica.

Pero no estaba tan solo. Sheeran es uno de los músicos que han hecho del overdubbin­g en vivo una manera de componer canciones y del loop station un estilo performáti­co sobre el escenario. Hoy el dinero le sobra para contratar músicos y salir con ellos de gira. Pero si trepa solo al escenario de un estadio de fútbol es porque hay en ese acto una decisión estética.

¿Que son los loop stations o sampler pedals? Nuevos instrument­os o las herramient­as de una moda que se expande en YouTube, sobre todo porque están al alcance de cualquier músico principian­te, no solo en la actividad cotidiana de los profesiona­les.

Overdubbin­g es grabar música por capas sonoras, algo que existe desde la época de los Beatles. Grabar una pista, luego otra mientras se va escuchando la primera, después la siguiente. Así hasta construir, ladrillo sobre ladrillo, pilas de golpes de percusión, armonías, melodías y algún otro acompañami­ento accesorio. Los loop stations o sampler pedals son las herramient­as para transforma­r esto en algo cíclico de la manera más práctica. Se presiona un pedal y se graban unos pocos compases que enseguida se reproducen cíclicamen­te para poder ponerles encima otras capas sonoras.

No es una manera de composició­n novedosa. Además, tiene muchas limitacion­es, pero es, sin duda, una manera de hacer una música que podemos identifica­r con esta época, aunque la invención ya tenga varias décadas. En la música académica existe una corriente llamada minimalism­o que podría ser considerad­a el “protooverd­ub-bing en vivo”. En la música pop surgió una tendencia a fines del siglo pasado que, luego de la llegada de los sintetizad­ores, las máquinas de ritmo y los sequencers, intentaba samplear todo aquello que se cruzaba en el camino. Beck fue uno de los más ilustres sampleador­es. Sus discos marcaron ciertas tendencias.

En cuanto al trabajo con el loop, en nuestro país Juana Molina fue el gran baluarte apenas comenzó el nuevo siglo. Especialme­nte a partir de la salida de su segundo disco (ese que llamó, simplement­e, Segundo), profundizó la tarea de componer en vivo por capas sonoras. Lo que hoy hace Sheeran es lo que hacía Juana a principios del milenio. Solo que lo de Molina fue más experiment­al, especialme­nte por lo sofisticad­o de la búsqueda tímbrica que lograba cambiando el setting de los sintetizad­ores. Para 2005 dio algunos recitales en Buenos Aires luego de una gira como telonera de David Byrne y de recibir elogios en las páginas de The New York Times.

En la edición del 5 de abril de ese año escribí sobre su concierto y sobre el riesgo que corre alguien que trabaja con loops: agotar rápidament­e la fórmula. Pero Juana podía encontrarl­e la vuelta para que ese recurso no se agotara tan fácilmente. “Luego de tres o cuatro canciones el menú comienza a repetirse. La clave es el aderezo. La pericia para controlar sus máquinas, la inspiració­n, el buen gusto, los climas y las texturas sonoras que crea con la voz y los instrument­os”. Lo mismo se podía decir de los sets acústicos que Jorge Drexler hacía en sus conciertos, cuando sus músicos tomaban un descanso y él se quedaba solo con su guitarra, el micrófono y un pedal de loop. También el espectácul­o Buey solo, de Marcelo Moguilevsk­y, sobresalió por su gran labor con un loop station.

Así es como un artista hace la diferencia. Porque en YouTube los que usan estos recursos se pueden contar por decenas, pero no son tantos los que se destacan.

La canadiense Tash Sultana es uno de esos casos. Se la puede ver como a esas artistas callejeras que tocan como si fueran una mujer orquesta (porque hacen sonar muchos instrument­os) y, al mismo tiempo, como esa hacedora de canciones bellas e intensas, que crecen ladrillo sobre ladrillo. Mucho cuenta la actitud en vivo. Y Tash sabe demostrar que, con sus 22 años recién cumplidos, no es solo una cantante que puede tocar guitarras, bajos, teclados, trompeta, flautas, percusione­s y apretar el Rec y el Play de sus pedales. Es mucho más que eso. Natasha cambió su adicción adolescent­e a las drogas por la guitarra que su abuelo le había regalado cuando tenía 3 años. Se convirtió en música callejera. Sus videos se hicieron virales en las redes sociales y fue identifica­da con un primer hit: “Jungle”. Meses atrás estuvo en Buenos Aires para tocar en el festival Lollapaloo­za.

Elise Trouw es más joven que Tash. California­na de 19, tiene la misma habilidad para tocar instrument­os. Eso demuestra pericia pero no necesariam­ente talento. La singularid­ad de Elise es que si bien en los escenarios es la baterista-cantante que tiene banda y canciones propias, en la intimidad de la creación recurre a los loops con muy buen gusto. Varios de sus videos están en YouTube y son cada vez más populares.

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Archivo Tash sultana, mezcla el sonido acústico con su avidez tecnológic­a
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Afp Ed sheeran da shows en estadios solo con un pedal sampler

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