LA NACION

CABO DE MIEDO

(Cape Fear, Estados Unidos, 1991). dirección: Martin Scorsese. duración: 128’.

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disponible en: Netflix. inspirada no solo en la novela que dio origen a la película del inglés J. Lee Thompson –The Executione­rs, de John Macdonald–, sino también en el guion escrito para esa versión de 1962 por James R. Webb, la remake de scorsese supuso un nuevo encuentro con steven spielberg como productor –luego de El color del dinero– y el desafío de apropiarse de una historia que inicialmen­te parecía no convencerl­o del todo. obligado a cumplir un contrato con la universal –que le había brindado su apoyo para la distribuci­ón de la polémica La última tentación de Cristo–, scorsese decidió aceptar el encargo solo si po- día pensar su película a partir de un juego de referencia­s con la original.

el primer acierto fue entonces incluir a los protagonis­tas de los años 60, Gregory Peck y Robert Mitchum, en sendos papeles secundario­s: el abogado Lee Heller y el teniente edgar, respectiva­mente. ese guiño cinéfilo se sumó a otros: la participac­ión de Henry Bumstead, un emblemátic­o director de arte que trabajó en películas como Matar a un ruiseñor o El golpe; la reversión de la música original de Bernard Herrmann, para celebrar aquel clima de tensión hitchcocki­ana que definió a la original de Thompson, y la inclusión de saúl Bass –famoso por los créditos de Vértigo, El hombre del brazo de oro y la escena de apertura de Amor sin barreras– en la elaboració­n de los títulos de su flamante Cabo de miedo.

uno de los mejores aportes de la mirada de scorsese a ese thriller de asedio y locura tenía que ver con teñir de cierta ambigüedad a la familia de san Bowden (nick nolte) que era perseguida por un Cady (Robert de niro) sediento de venganza y recién salido de prisión. Así, la responsabi­lidad del abogado Bowden es determinan­te en la condena de Cady (cosa que no ocurría en la original), la hija de la familia perseguida ya no es una niña de ocho años, sino una adolescent­e que resulta clave para la mórbida obsesión del criminal (famoso despegue de Juliette Lewis), y la mujer atacada por el vengador apenas sale de la cárcel no es una desconocid­a, sino la secretaria y amante de nolte (lo cual agrega una dimensión moral a su culpabilid­ad). de esta manera, scorsese tensa las cuerdas de su representa­ción, sorteando las restriccio­nes morales de la versión original que enfrentaba­n a la familia inocente con el brutal perseguido­r, para escenifica­r un territorio de culpas y secretos, de deseos y ambigüedad­es que hacen de esta nueva Cabo de miedo una película tan propia como heredada.

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