LA NACION

Pesca de alta mar. Una industria cada vez más dependient­e de los subsidios globales

Un estudio sostiene que los aportes oficiales son clave para la actividad

- Carlos Laorden Zubimendi EL PAíS

Gran parte de la pesca en alta mar, la que se hace fuera de las aguas jurisdicci­onales de cada país, no sería rentable sin subvencion­es gubernamen­tales. Así lo afirma un estudio publicado esta semana en la revista Science Advances, que, analizando imágenes por satélite y otras nuevas tecnología­s de control de barcos, así como otros datos disponible­s, concluye que el 54% de la pesca en alta mar no generaría beneficios sin subsidios.

Los autores toman los datos oficiales de capturas publicados por la FAO (la agencia de la ONU para la alimentaci­ón y la agricultur­a), que creen demasiado conservado­res, y otros, como la cantidad de dinero público que va a parar a actividade­s pesqueras en alta mar (US$4200 millones en 2014, último año disponible).

Así, cifran en 6400 millones de euros los ingresos globales por las capturas pesqueras realizadas en aguas internacio­nales. Y concluyen que cinco países se reparten prácticame­nte dos tercios de esos ingresos: China (21%), Taiwán (13%), Japón (11%), Corea del Sur (11%) y España (8%). Y que en los dos primeros y en Rusia (que suman más de la mitad del volumen de pesca en alta mar) hacerlo no sería rentable sin la ayuda de los gobiernos, mientras que en el resto de los países analizados los beneficios serían exiguos. “El artículo reconoce que no hay una división clara entre los datos de pesca dentro de las zonas económicas de cada país y fuera de ellas, pero luego sí saca conclusion­es, por lo que tergiversa la realidad”, critica Javier Garat, secretario general de la asociación española Cepesca y presidente de Europêche.

Los subsidios pesqueros son objeto de debate desde hace años. Sobre todo los que aumentan la capacidad de pesca de las flotas (subsidios al combustibl­e o a la construcci­ón de barcos más grandes). Marcio Castro da Souza, experto de la FAO, pide eliminar las “subvencion­es que acaban fomentan- do la pesca irregular o la sobreexplo­tación”. La tesis del estudio es precisamen­te esa: que esas ayudas gubernamen­tales alientan la explotació­n de los stocks de alta mar. Por ejemplo, la flota japonesa pesca en el Atlántico –lo que implica viajes largos con muchos días sin capturas–, algo que segurament­e no haría si el trayecto no estuviera subvencion­ado. “En muchas partes, los subsidios están apuntaland­o la actividad pesquera a niveles mucho más allá de lo que sería económicam­ente racional”, dijo Christophe­r Costello, uno de los autores, a Europa Press. “A través

Un informe asegura que el sector no sería rentable si no contara con fondos oficiales

de reformas de subsidios focalizado­s, podríamos ahorrar dinero a los contribuye­ntes, reconstrui­r las poblacione­s de peces y eventualme­nte generar mayor valor a las pesquerías de menor volumen”, apunta el investigad­or.

Pero, tras muchas reuniones en la Organizaci­ón Mundial del Comercio, no hay consenso sobre qué subvencion­es pesqueras son aceptables y cuáles no. Por otro lado, muchos países en desarrollo critican que se quieran prohibir ahora las ayudas para el aumento de la capacidad pesquera cuando otros países las han dado durante años. “Un problema añadido en todo esto es que no hay transparen­cia sobre la cantidad y el tipo de ayudas”, añade Castro de Souza. Mientras, Garat, de Cepesca, se pregunta por qué la producción de alimentos debería tener lugar sin subsidio alguno.•

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