LA NACION

Al cabo de los 48 partidos de la etapa de grupos, se afianza el sistema de ayuda al referato El Mundial del VAR. El video fue la estrella de la primera rueda

El torneo cumplió la primera rueda y en el balance quedan la lógica de los resultados (salvo por Alemania), el predominio europeo y americano, y el éxito de público; el sistema que ayuda a los referís es gran protagonis­ta

- Producción: Sebastián Fest, Andrés Eliceche y Javier Saúl, desde Moscú

Rusia 2018 ya desarrolló el 75% del total de sus 64 encuentros y se vislumbra qué quedará como su signo distintivo: el video de asistencia al referí (VAR). Es el gran responsabl­e de que el Mundial ya sea el que más penales ha tenido: 24 (el récord era de 18). E incluso de que varios no fueran otorgados tras la revisión en la pantalla.

El VAR surge como la mayor novedad de la primera rueda del certamen, que se cerró ayer. Una etapa que dejó varias otras conclusion­es: bastante paridad entre los equipos, pero pocas sorpresas; 14 goles menos que en Brasil 2014 a esta altura, y muchos de pelota detenida (53 de los 122).

1 | La Copa del VAR. Claramente el de Rusia será recordado como el Mundial en el que la tecnología ganó mucho protagonis­mo. Se suele cobrar penales a partir de la revisión de jugadas, aunque también se vuelve atrás en decisiones que los árbitros habían sancionado con la pena máxima.

Tal es el protagonis­mo del nuevo instrument­o de la FIFA (impulsado por el presidente Gianni Infantino, en contraste con el rechazo de su antecesor Joseph Blatter a la utilizació­n de la tecnología para revisar fallos), que sin haber comenzado los playoffs Rusia 2018 ya es el mundial en el que más penales fueron cobrados en la historia: 24. La marca anterior era de 18, establecid­a en Corea del Sur/Japón 2002. Y en todo Brasil 2014 había habido apenas 13 penales.

De los dos de este torneo, en nueve fue involucrad­o el VAR, que en otras ocasiones disuadió al referí de otorgar lo que ya había concedido. Hay más discusione­s, pero se reduce el margen de error.

El uso del VAR tuvo grandes aciertos, como el gol otorgado a España frente a Marruecos, cuando un juez asistente invalidó la jugada y luego, VAR mediante, el árbitro corrigió y concedió el tanto. Otro caso se dio anteayer; fue el de la habilitaci­ón de Son Heunmin, delantero surcoreano, en el primer gol a Alemania.

El dispositiv­o también generó algún desconcier­to, cuando ocurrió la supuesta agresión de Cristiano Ronaldo, que se resolvió con una tarjeta amarilla (pudo ser roja) tras la visualizac­ión del monitor fuera del campo. Y en el partido de la Argentina con Nigeria, cuando el árbitro no trató de corroborar su decisión del penal sancionado contra Mascherano por sujeción a un rival.

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El peso de Europa, la tradición de américa del Sur. Naturalmen­te, gobierna Europa. Participa con más protagonis­tas que nadie y lo hace valer. Serán diez los selecciona­dos del Viejo Continente que buscarán la gloria… en suelo europeo también. Con España, Francia, Inglaterra, Bélgica y, ¿por qué no también?, Croacia, como máximos aspirantes. No estará el campeón todavía reinante. Alemania, nada menos, protagonis­ta del estruendo de la Copa.

América del Sur siempre defiende su prestigio histórico, ese que le permite sostener su cupo siempre objetado por otras latitudes. Ahí están la Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia; apenas Perú no alcanzó a cruzar la línea entre la etapa de grupos y la electrizan­te ruta de los “mata-mata”. México completa el presentism­o americano.

El último cupo pudo ser para África, con Senegal, pero quedó en poder de Asia, con Japón, y el singular criterio del fair play y la acumulació­n de tarjetas amarillas que se inauguró para desempatar. El Mundial sigue adelante sin equipos africano en los octavos de final. Se quiebra una secuencia que venía ininterrum­pida desde 1986. Seguirá abierta la cuenta pendiente del continente que, cada cuatro años, se disuelve en insinuacio­nes.

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Público y violencia. Se sabía: los hinchas argentinos multiplica­ron los 54.031 boletos que compraron en la venta anticipada, que había sido de 2.403.116 entradas. Aquella cifra ubicó a la Argentina en el 7º puesto entre los países compradore­s en la preventa.

Se estima que solo en el último partido de la primera serie, contra Nigeria, estuvieron 35.000 aficionado­s albicelest­es. El expendio de entradas continuará durante todo el certamen en los puntos de venta que siguen abiertos en todas las sedes rusas. Los estadios mostraron nutridas concurrenc­ias y, según los números oficiales, en la primera rueda la asistencia total fue de 2.178.894 personas, lo que arrojó un promedio de 45.393 espectador­es por partido.

En los partidos del selecciona­do argentino hubo 44.190 (ante Islandia), 43.319 (Croacia) y 64.468 (Nigeria). En total, 151.977, con un promedio de 50.659 por encuentro.

También se destacaron hechos de violencia protagoniz­ados por argentinos, aunque las acciones preventiva­s tomadas en Rusia y en la propia Argentina sacaron de los títulos periodísti­cos a los barrabrava­s. Cabe mencionar que el Ministerio de Seguridad envió a la policía rusa un memorándum con los nombres de 3000 hinchas a los que se debía prohibir el ingreso.

El episodio más grave fue el de las patadas de gente enfundada en camisetas de la AFA a croatas en una boca de salida de una tribuna del estadio de Nizhny Nóvgorod. Los cuatro involucrad­os fueron deportados a Buenos Aires.

En otro hecho, varias personas golpearon al periodista Gonzalo Bonadeo antes del encuentro con Islandia. También quedaron registrado­s en los medios los escupitajo­s e insultos con que hinchas atacaron a Jorge Sampaoli durante la victoria de Croacia por 3 a 0.

Y la frutilla de un postre amargo: los videos en los que argentinos hicieron decir groserías a rusas que no sabían hablar en español. También hubo castigo para ellos.

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La lógica guía al torneo. Muchos partidos cerrados hasta el final, de trámite parejo, de destino incierto. El número lo retrata después de transitar toda la etapa de grupos: apenas ocho encuentros, sobre 48, se resolviero­n por tres o más goles de diferencia. Pero las amenazas de derrumbes se disiparon y los dos clasificad­os por cada grupo fueron prácticame­nte los que en la antesala del campeonato aparecían en todos los pronóstico­s. Salvo Alemania, claro.

Pero mientras en esta rueda inicial quedó afuera un campeón del mundo, en Brasil 2014, sin ir más lejos, los que tuvieron que hacer prematuram­ente las valijas fueron tres: Italia, Inglaterra y España, entonces el monarca vigente.

¿Qué resultados llamaron la atención? Sin dudas, México 1 vs. Alemania 0. También, Corea del Sur 2 vs. Alemania 0. El 1-1 entre la Argentina e Islandia es anotado en la misma categoría. Ya más atrás, y en un abanico discutible, se podría sumar la victoria de Senegal sobre Polonia y el empate entre Portugal e Irán. No mucho más. Aunque hubo varias amenazas de dinamitar el statu quo, la lógica terminó por imponerse. Un selloracio­nalacompañ­ahastaahor­a la marcha de la Copa del Mundo.

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La lectura de la llave. Ni bien se completaro­n los cruces de los octavos de final quedó la impresión de una mitad de llave sobrecarga­da de potencias, la del lado argentino del cuadro. Esa parte muestra a cuatro americanos: el equipo dirigido por Sampaoli, Uruguay, y Brasil y México (se medirán entre sí); Bélgica asoma como uno de los mejores exponentes europeos del certamen y Francia, aunque con irregulari­dad, amenaza con los colmillos de sus figuras. El recuento halla cuatro campeones del mundo en ese costado.

Enfrente predominan los europeos. Son siete (España, Rusia, Croacia, Inglaterra, Suecia, Suiza, Dinamarca) contra un sudamerica­no (Colombia). De este lado, hasta ahora ninguno desplegó las alas, salvo –de a ratos– los croatas. Con la sorpresiva eliminació­n de Alemania, la responsabi­lidad parece sobre los hombros de los españoles, que dejaron atrás la conflictiv­a desvincula­ción del entrenador Julen Lopetegui.

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Ni tantos ni tan pocos. Por ahora, Rusia 2018 entrega una cuota estándar de goles. En los 48 encuentros (75% del total de 64 que tendrá el torneo) que conformaro­n la etapa inicial hubo 122 tantos, con un promedio 2,54 por partido. Para esta época del fútbol no es mucho, ni poco.

Vale un vistazo a otros mundiales como comparació­n. En el México 1986 tan caro a los argentinos, por ejemplo, la media fue la misma que la que existe hasta ahora; 2,54. Otro torneo de buen resultado para el equipo albicelest­e, Italia 1990, fue muy amarrete en fútbol y en goles: 2,21. Del otro lado figuran Francia 1998 y Brasil 2014, con 2,67. Para grandes cifras hay que remontarse 60 años y más: 3,6 en Suecia 1958, asombrosos 5,38 en Suiza 1954...

Como paralelism­o de primera rueda contra primera rueda vale tomar la espectacul­ar que se dio hace cuatro años, cuando los grupos de 2014 vieron 14 tantos más, 136, a razón de 2,83 por juego.

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Los récords de Pitana. El único árbitro principal argentino del campeonato, Néstor Pitana, dirigió en dos ocasiones y ya estableció dos récords. Uno, nacional: el de partidos controlado­s en mundiales. Y el otro, global: la tarjeta más tempranera de los 88 años de la Copa del Mundo.

Al actuar en Suecia 3 vs. México 0, el misionero de 43 años completó seis presencias en esta clase de certámenes y superó la marca de cinco que había establecid­o hace 12 años Horacio Elizondo, que en Alemania 2006 dirigió el encuentro inaugural y la final. También Pitana fue protagonis­ta de reparto en un choque inicial mundialist­a, Rusia 5 vs. Arabia Saudita 0. Como había dirigido cuatro veces en Brasil 2014, el corpulento juez se convirtió en el argentino de mayor experienci­a en la máxima cita del fútbol.

En el decisivo Suecia vs. México a Pitana no le tembló el pulso para amonestar a un jugador tricolor a los 13 segundos. A su criterio, el empujón aéreo que Jesús Gallardo aplicó a Ola Toivonen mereció una amonestaci­ón, independie­ntemente de lo poco que se había movido hasta entonces el reloj.

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La televisión. Con los adelantos tecnológic­os (el 4K, las múltiples plataforma­s para seguir los partidos, aunque no se esté en el sillón de casa) y el despliegue de cámaras y efectos (como el super

slow motion), Rusia 2018 es el mundial más televisivo de todos.

En la pantalla argentina se dan los vicios de siempre de los relatores-hinchas. En una síntesis perfecta del seguimient­o que se hizo a través de la TV Pública y TyC Sports. Marcelo Stiletano, crítico de la nacion, escribió: “Las dos señales tienen relatores (Sebastián Vignolo y Rodolfo De Paoli, respectiva­mente) que comparten perfil. Ambos son dueños de voces potentes, estentórea­s, atronadora­s. Quieren contagiar una euforia de manual, con más insistenci­a que persuasión. El resultado quedó a la vista. Como hay tanta desmesura puesta en la expectativ­a del triunfo, cuando ese anhelo no llega queda a la vista el reverso de la moneda. Con los mismos excesos.

Entonces, al final llegan los fallidos o la desazón absoluta (Vignolo) o la indignació­n categórica, terminante, dirigida hacia las mismas personas que minutos atrás nos conducían hacia un indefectib­le éxito (De Paoli)”.

Eso sí, Stiletano destacó a los comentaris­tas, Diego Latorre (TV Pública), Marcelo Espina (ESPN) y Rubén Capria (LN+) y observó los contrastes: de las emociones y la expectativ­a enormes a la desazón de la derrota. También marcó contradicc­iones y situacione­s controvert­idas, como en No todo pasa, programa en el que luego del triunfo sobre Nigeria los panelistas debieron justificar (y ratificar) las críticas de 24 horas antes acerca de las desavenenc­ias del plantel con el cuerpo técnico.

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El efecto VaR: el árbitro turco Cüneyt Çakır hace la seña de la revisión de jugada en los monitores por una mano de Rojo; luego de observar las imágenes, dijo que no fue penal
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Toru han / reuters
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Reuters el gol de Corea del Sur a Alemania, una de las sorpresas

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