LA NACION

El dólar superó los $29 y el central actuó para frenarlo

La escalada no fue mayor porque se sumaron divisas a la oferta del Tesoro

- Javier Blanco

“El 29 el dólar llegó a los 29 [pesos]. Suerte que mañana 30 [por hoy] no hay mercado”. Fue una de las descargas humorístic­as más compartida­s ayer en otro día de tensión en el mercado. El chiste, que aludía a otra fuerte devaluació­n del peso, circuló a media mañana. Pero quedó en desuso pasado el mediodía cuando la cotización se acercó a los $30 en pantallas del microcentr­o (llegó a

$29,90) y superó ese nivel en ciudades del interior.

El derrumbe del peso no fue mayor solo porque el Banco Central sumó a los US$150 millones que se sabía que vendería el Tesoro otros

US$300 millones para moderar la caída, lo que logró parcialmen­te (bajó el mayorista de un máximo de

$29,45 a $28,85 y lo dejó en 75 centavos más que anteayer).

Los analistas advierten que el mercado no cree en el ajuste que planteó el Gobierno.

La Bolsa también sufrió el impacto de las turbulenci­as del mercado y cayó un 3%, en el final de una semana en la que bajó un 14%.

El valor del dólar marcó un nuevo récord ayer en la plaza local al superar los $29 para la venta al público (cerró a $29,57 en promedio) tras rozar los

$30 en una jornada en la que el mercado pareció querer recordarle al Gobierno que la corrida no terminó y que la desconfian­za hacia el futuro de la economía es cada vez mayor.

Dos pruebas: una, la nueva caída del 3% que anotó la Bolsa porteña (yendo a contramano del resto de las bolsas) para elevar al 14% sus pérdidas en la semana pese a su reciente recalifica­ción. La otra, el derrape del

2,3% en los bonos de la deuda argentina más operados en el exterior, lo que elevó su rendimient­o hasta el

9,5% e impulsó el riesgo país a 613 puntos, su mayor nivel en tres años.

El máximo nominal para el tipo de cambio, que llevó la devaluació­n al 3,1% en el día y la amplió al 15,8% en el mes, al 42% en el bimestre y al 52,5% en lo que va de 2018, confirma que el peso es hoy la divisa más depreciada del mundo. Su derrumbe de ayer se registró en un día que mostró al dólar estable frente a otras divisas emergentes, pero debilitado frente a otras semejantes: bajó 0,9% según el Dollar Index, un parámetro que lo mide frente al euro, el yen, la libra, el dólar canadiense, la corona sueca y el franco suizo.

Y se verificó además al cabo de una rueda donde el Banco Central (BCRA) volvió a intervenir la plaza tras varias jornadas de no hacerlo para intentar defender su valor, reforzando la oferta habitual de divisas que realiza el Tesoro desde que recibió los fondos del FMI para obtener pesos con que cubrir su déficit y, a la vez, proveer liquidez a un mercado que llegó a esta situación por un marcado desbalance entre oferta y demanda de divisas.

Todo confirma que, aunque el cambio de clima global complica, la crisis aquí no frena por cuestiones domésticas. “La Argentina está siendo más castigada que otros países y es por cuestiones locales. A su vez las dificultad­es para obtener financiami­ento obligan a revisar planes de inversión”, dijo el economista y exsecretar­io de Finanzas Daniel Marx para explicar el impacto sobre la economía real.

“Es verdad que no solo cae el peso. El problema es que nuestra moneda cae a una velocidad mayor y no deja de acelerar”, observa el economista Alejandro Minteguiag­a. “Pero en un contexto global enrarecido, con la soja bajando y el nivel que alcanzaron los déficits gemelos de la Argentina, hay que tener claro que intervenir en el mercado de cambios es como remar en dulce de leche”, apunta.

Su colega y consultor Alejandro Bonavita apela a una imagen gráfica para explicar la situación: “El mundo prendió un encendedor cuando nosotros estábamos rociados de nafta”, dice. “Ante esto el único plan local es licitar los dólares provistos por el FMI. No alcanza. La Argentina necesita dólares y no se le ve capacidad para generarlos: eso hace que los de afuera pasen a dólares para irse y los locales los compren porque ven que el peso no les rinde y promete rendir aún menos”, detalla aludiendo al impulso que la devaluació­n da a la inflación.

“Esto muestra que la oxigenació­n que había obtenido el Gobierno con los cambios en el BCRA no implicó un cambio en las expectativ­as como parece que esperaban”, juzgó el economista de Cesur Amílcar Collante.

“El Gobierno volvió a confiarse frente a un mercado que lee al acuerdo con el FMI como incumplibl­e para una administra­ción que aspira a tener chances en 2019. Es decir, los inversores no están creyendo en un ajuste que ordene las cuentas”, explicó Martín Alfie, de la consultora Radar. A su vez para Guido Lorenzo, economista de ACM, se corrobora así que “la corrida no pasó, sino que estaba agazapada”.

“Hay que revisar recetas porque la suba de tasas no fue efectiva y las subastas tampoco. Y si no, lo que resta por saber es qué tipo de cambio es percibido como caro por el mercado: no fueron los $25 de Sturzenegg­er y ahora parece que ese valor se corrió arriba de los $30”, prosiguió.

Lo concreto fue que el nuevo salto del dólar se registró en una rueda de mayor movimiento (se operaron US$1017 millones) ante el vencimient­o de los futuros, lo que tuvo significac­ión porque el BCRA ayudó este mes a expandir su volumen al volver a operar (a pérdida) esos instrument­os tras casi 3 años de abstinenci­a. Eso derivó pesos de esa plaza a la de contado y le agregó presión al dólar. “La reacción fue errática en principio. Con apenas US$5 millones operados le habían subido un peso el dólar. Yo entiendo que sean partidario­s de la flotación, pero no se puede dejar que con tan ínfimo monto te armen un problema que después te cuesta mucho más desarmar”, objetó el analista financiero Christian Buteler.

El ente resolvió intervenir luego del mediodía cuando el billete ya había tomado vuelo: ofreció vender

US$300 millones, cuando en el sistema estaban cargadas posturas de compra por un monto similar. Esto ayudó a que el precio del billete, que había llegado a marcar un máximo de $29,45 a nivel mayorista (venía de cerrar a $28,10), comenzara a confluir hacia el valor de $28,9567 que surgió en esa subasta (realizada luego de que el Tesoro vendiera los

US$150 millones que tenía previsto a

$29,12) y siguiera retrocedie­ndo algo más hasta finalizar el día en $28,85.

En el BCRA celebraron el resultado de esa intervenci­ón porque su idea no es imponer precios, sino dosificar tendencias del mercado. “El problema es que anteayer se leyó la mayor venta del Tesoro como respuesta a un requerimie­nto del BCRA para tratar de controlar al dólar y no fue así: vendieron más porque necesitan más pesos por el pago de aguinaldos, pero sin incumplir los parámetros fijados en el acuerdo con el FMI, que propuso este mecanismo dado que ya lo habían usado con éxito otros países para financiar al Estado en un contexto en que querían ayudar a equilibrar a la vez al mercado”, explicaron en el BCRA.

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