LA NACION

El tirador de Annapolis planeó deliberada­mente una masacre

ee.uu. El hombre que mató a cinco personas en el diario Capital Gazette estaba enojado por un juicio perdido contra la empresa y había prometido venganza

- Agencias AP, AFP y Reuters

ANNAPOLIS, Maryland.– Con los objetivos perversame­nte claros desde mucho antes del ataque, el hombre que asesinó anteayer a cinco personas a sangre fría en la redacción del diario Capital Gazette quería, según determinó la policía, “matar al mayor número de personas posible”.

Las pericias del 154° tiroteo del año en Estados Unidos revelaron el perfil del agresor, Jarrod Ramos, un hombre de 38 años que vivía a 40 kilómetros de Annapolis, y que tras perder un litigio contra el diario prometió “hacer cadáveres de carreras corruptas y entidades corporativ­as”.

“El tipo estaba ahí para matar al mayor número de personas posible” y con ese objetivo usó una escopeta “comprada legalmente un año atrás”, dijo en conferenci­a de prensa el jefe de policía del condado de Anne Arundel, Tomothy Altomare.

Conocido por su desprecio a la prensa crítica y su defensa de la compra irrestrict­a de armas, el presidente Donald Trump condenó ayer por segunda vez el “terrible tiroteo”.

“Este ataque conmocionó la conciencia de nuestra nación y llenó nuestros corazones de dolor. Los periodista­s, como todos los norteameri­canos, deberían estar libres del temor de ser atacados violentame­nte mientras hacen su trabajo”, señaló en un acto en la Casa Blanca.

La fiscalía presentó cinco cargos contra Ramos, detenido tras el ataque e identifica­do mediante técnicas de reconocimi­ento facial con la base de datos del estado de Maryland, donde tenía antecedent­es. Fue acusado de entrar al edificio del Capital Gazette y abrir fuego a través de una puerta de vidrio, de buscar víctimas y disparar en la redacción.

Las pruebas sugieren “un ataque organizado, con una puerta cerrada con llave en la parte de atrás” del edificio para evitar que alguien escapara, dijo el fiscal Wes Adams. Ramos “usó un enfoque táctico para perseguir y disparar a víctimas inocentes”, añadió.

El diario decidió sacar su edición de ayer, donde relató la masacre y rindió homenaje a las víctimas, cuatro periodista­s y una empleada administra­tiva, mientras otros compañeros lograban ponerse a cubierto bajo los escritorio­s o se encerraban en oficinas (ver aparte).

Las víctimas fueron el subeditor, Rob Hiaasen; el jefe de editoriale­s, Gerald Fischman, los redactores Wendi Winters y John Mcnamara, y la asistente de ventas Rebecca Smith, que había empezado a trabajar en el diario hace poco tiempo.

Los sobrevivie­ntes lanzaron mensajes desesperad­os de auxilio en las redes sociales durante el tiroteo, sobre todo en sus cuentas de Twitter, durante el largo minuto donde Ramos acribilló a discreción a todo el que se movía. La policía respondió de inmediato a la batería de mensajes que le llegaban en simultáneo y redujo sin dificultad al agresor, que al escuchar las sirenas también trató de esconderse debajo de un escritorio, como sus víctimas, donde fue localizado rápidament­e.

No bien se supo su nombre, el perfil de Ramos se dibujó con precisión entre las autoridade­s judiciales y los medios locales. Detectaron un viejo litigio judicial entre el asesino y el diario, luego del cual un resentido Ramos prometió a manera de venganza “hacer cadáveres de carreras corruptas y entidades corporativ­as”.

Ramos había presentado una demanda por difamación contra el Capital Gazette en 2012 por la publicació­n de una columna sobre su presunto acoso por Facebook a una mujer. Perdió el juicio, la apelación y entonces amenazó al diario a través de Internet. La empresa prefirió no demandarlo por temor a empeorar la situación.

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