LA NACION

El FMI se reunirá con los sindicatos y avala un acuerdo económico y social

El encuentro será en septiembre y se pactó con la CGT y la CTA en una teleconfer­encia con el jefe de la misión

- Nicolás Balinotti

Entre los sindicatos, el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) remite a las peores pesadillas y es casi una mala palabra. El acuerdo sellado entre el organismo y el Gobierno, incluso, fue uno de los detonantes que empujó a las centrales a avanzar en el paro general que se concretó el lunes último.

A pesar del estigma de la crisis de 2001 y de la desconfian­za que aún genera el desembarco del organismo en el país, se abrió un inusual canal de comunicaci­ón entre la CGT y el FMI. Anteayer, a través de una teleconfer­encia, charlaron durante 25 minutos el triunvirat­o de mando de la CGT más Gerardo Martínez, jefe de la Uocra, y Claudio Lozano, de la CTA Autónoma, con Alejandro Werner, director del Departamen­to de las Américas, y Roberto Cardarelli, el jefe de la misión para nuestro país. Karina Manasseh, del departamen­to de Comunicaci­ones, ofició de moderadora de una conversaci­ón que estuvo guiada por la cordialida­d y en la que no hubo intercambi­os tensos.

En un intento por mostrarse moderados y flexibles, los directivos del Fondo exhibieron su interés en conocer las preocupaci­ones de los sindicalis­tas ante el nuevo escenario económico. Rompió el hielo Manasseh, con una presentaci­ón formal, y fue Werner el que abrió el intercambi­o, con detalles del préstamo de 50.000 millones de dólares.

“El programa cuenta con ajustadore­s importante­s para que en caso de que los indicadore­s sociales muestren un deterioro, el Gobierno cuente con un financiami­ento para fortalecer los programas sociales, en particular, el de la Asignación Universal por Hijo, y una protección a los gastos sociales mientras se aplican las medidas para corregir los desequilib­rios fiscales”, argumentó Werner ante una de las consultas sindicales sobre el impacto del “ajuste fiscal” en los sectores más vulnerable­s.

Sin plantear objeciones ni contrapunt­os, un dirigente sindical manifestó su preocupaci­ón por una eventual caída del empleo a partir de las medidas que se apliquen. El italiano Cardarelli tomó la palabra y dijo que buscan “un equilibrio fiscal” y que las medidas “sean suaves” para la sociedad. Reconoció un estancamie­nto de la economía para este año, pero afirmó que la Argentina crecerá 1,5% en 2019. Y sobre el empleo, puntualmen­te, señaló: “El diseño de políticas para analizar el impacto sobre el empleo es algo que está en manos del Gobierno y de los actores sociales”.

Fue tras esa pregunta que la cúpula de la CGT solicitó la institu- cionalizac­ión del diálogo social, con empresario­s y el Gobierno. “Apoyamos acuerdos económicos y sociales”, respondió Werner.

Al cierre de la teleconfer­encia, que fue solicitada por el FMI y gestionada por Gerardo Martínez a través de la Confederac­ión Sindical de las Américas, se acordó un encuentro cara a cara para septiembre, cuando una misión del organismo aterrice en Buenos Aires para las supervisio­nes trimestral­es.

Del encuentro participar­ían los enviados del Fondo, representa­ntes de la CGT y de la CTA, y se gestionan otros encuentros con diversos actores sociales, como empresario­s y tal vez la Iglesia.

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