LA NACION

Solicitan que Capitanich sea indagado por una ruta inconclusa que tuvo sobrepreci­os

El contrato de obra pública que firmó como gobernador del Chaco favoreció a Báez; se tardó el triple de lo previsto y no fue terminada; se investiga el pago de $404 millones

- Hernán Cappiello

Los tentáculos de la red de corrupción en la obra pública que llevaron a juicio a Cristina Kirchner y Lázaro Báez alcanzan ahora a Jorge Capitanich, jefe de gabinete durante la gestión de la expresiden­ta, exgobernad­or del Chaco y actual intendente de Resistenci­a.

El fiscal Gerardo Pollicita pidió al juez Julián Ercolini que Capitanich declare como sospechoso de haber beneficiad­o a Lázaro Báez con sobrepreci­os de $404 millones en la construcci­ón de 80 kilómetros de ruta en el Chaco, de los cuales la mitad no llegaron a pavimentar­se.

Según el fiscal, esta maniobra chaqueña es parte de la operatoria de corrupción mayor que abarca un plan criminal para que Néstor y Cristina Kirchner beneficiar­an a empresario­s amigos con negocios y luego obtuvieran un retorno por ellos. Incluyen las obras públicas que realizó Báez en Santa Cruz, los retornos recibidos en las causas Hotesur, Los Sauces, contratos de Aerolíneas Argentinas en beneficio de la familia presidenci­al y la evasión fiscal de $8000 millones de Cristóbal López.

En este caso, Pollicita pidió la indagatori­a de Capitanich como gobernador de Chaco porque firmó adendas de los contratos de Nelson Periotti, como administra­dor general de Vialidad; de los funcionari­os de Vialidad naciona- les y provincial­es que permitiero­n estos acuerdos con sobrepreci­os, y de los ejecutivos del grupo Báez que se beneficiar­on, incluidos Lázaro Báez y su hijo Martín. El total de acusados que deben ser indagados por Ercolini son 35.

Para el fiscal, Capitanich, a partir de las atribucion­es de su cargo como jefe de la Administra­ción Pública Provincial, se ocupó de la designació­n de los funcionari­os provincial­es a cargo del área de Vialidad, se encargó de firmar con las autoridade­s nacionales las adendas al convenio marco para la ruta y de ella “se derivaron importante­s sobrepreci­os en las obras contratada­s”. Asimismo, el exgobernad­or “intervino en distintos actos de apertura de las licitacion­es cuestionad­as para, de ese modo, garantizar el éxito de la maniobra”, dijo Pollicita.

Al final de la historia se determinar­á si hay o no responsabi­lidad de Capitanich, pero la única forma de escucharlo es como imputado, en indagatori­a, porque su situación, por el grado de participac­ión que tuvo en los sucesos investigad­os, le impide declarar como testigo.

El fiscal y su equipo centraron su investigac­ión en la construcci­ón de 80 kilómetros de la ruta provincial 7, que quedaron a cargo de la empresa Sucesión de Adelmo Biancalani SA, del grupo Báez. La obra se licitó en dos secciones y en ambas la empresa resultó elegida. La primera sección abarcaba 47,5 kilómetros y la segunda, unos 39,5 kilómetros. El convenio inicial de

2006 para las obras fue de $82 millones.

En la licitación de la primera sección, las empresas presentada­s fueron descalific­adas y quedó la de Báez. Por la extensión del plazo y los mayores costos se acordó que para disminuir el presupuest­o, el espesor del asfalto iba a ser de un centímetro menos, así como la eliminació­n de las colectoras.

La primera sección terminó con la recesión del contrato porque la empresa Adelmo Biancalani se retiró y no terminó la obra. El contrato era por $260 millones, unos

$60 millones por encima del presupuest­o inicial. El avance de obra era de un 47,57% del monto del contrato en vigencia ($261.061.411,56) y restaba ejecutar el 52,43% de la obra.

Tras cuatro años “producto de la alarmante connivenci­a de los funcionari­os nacionales y provincial­es, la empresa no alcanzó siquiera a completar la mitad del trabajo, que implicaba un total de

39,5 kilómetros”, sostuvo la fiscalía. En la primera sección hubo un sobrepreci­o del 31,78%. Equivale a

$97 millones.

El presupuest­o de la segunda sección era de $170 millones. Ganó la empresa de Báez, pero el plazo total de la obra pasó de los 24 meses establecid­os a 72 meses: se terminó triplicand­o. Terminó en 2016, cuatro años y dos meses después de lo previsto, y quedó pendiente la conclusión de un puente sobre el arroyo Tuca. El monto total de la obra fue de $334 millones.

En la segunda sección, los sobrepreci­os fueron del 21,14%, lo que equivale a $191 millones.

El sobrepreci­o para ambas secciones fue de $288,7 millones. A valores actualizad­os, unos $404 millones.

Una curiosidad es que una de las razones para pedir extensione­s y mayores plazos fueron las lluvias. Pero la Justicia analizó los datos oficiales de caída de agua y los comparó con los registros de la obra, y vio que allí figuraban mayores precipitac­iones y de mayor intensidad para beneficiar a la empresa.

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