Es una cuestión de elecciones
Muchos chicos y chicas del mundo no tienen redes sociales. Algunas de las causas que aparecen en el trabajo de campo de las investigaciones que dirijo son la imposibilidad de acceso (al dispositivo y/o a la conexión), la decisión de los adultos que los acompañan y los motivos propios de cada entrevistado. Es indispensable, entonces, comprender el lugar que ocupan las redes sociales virtuales en la vida de niños, niñas y adolescentes prescindiendo de los prejuicios (siempre de los adultos) respecto de lo que ellos hacen, eligen hacer y no hacer.
Las redes sociales virtuales están muy presentes en los testimonios pero, a la vez, empiezan a construirse formas de uso y de apropiación de cada aplicación y dispositivo que solo tienen que ver con los grupos que las sostienen. Muchos niños, niñas y adolescentes comparten grupos de Whatsapp con sus compañeros, muchos otros no participan y otros tantos deciden dónde incluirse y dónde no. La preocupación por “quedarse afuera” de invitaciones, planes e intercambios por no tener redes sociales o un celular o dispositivo con acceso a ellas aparece claramente en la palabra de los adultos.
Ya sabemos que no todos somos iguales ni nos interesan las mismas cosas. Entonces, ¿por qué pensamos que todos los niños, las niñas y los adolescentes van a estar interesados en estar conectados por medio de redes sociales? La respuesta es sencilla: porque los entornos urbanos y conectados exhiben la conexión y la disponibilidad como algo inexorable.
Cuando descentramos la mirada de lo conocido y nos sentamos a escuchar otras formas de pensar y de relacionarse en espacios urbanos, periurbanos y rurales encontramos que no hay nada inexorable cuando las que emiten opiniones son personas conscientes y plenas de capacidad de decisión. Y es entonces cuando estamos dispuestos a escuchar a chicos y chicas que dicen que tenían Whatsapp y se saturaron, que cerraron sus cuentas en Instagram y Snapchat y que nunca tuvieron Facebook porque no les interesa esa red.
No se pueden generalizar consecuencias, ventajas ni desventajas: será en la experiencia individual, articulada (o desarticulada) de grupalidades, en donde se puedan comprender elecciones y descartes de los niños, las niñas, los adolescentes y de las familias y los contextos que los acompañan. Agrupar, generalizar y simplificar son operaciones sencillas de realizar, pero que tienen como consecuencia, necesariamente, la invisibilización de la diversidad.
¿Por qué pensar que todos los niños y las niñas van a estar igualmente interesados?
La autora es investigadora adjunta del Conicet y docente de la Universidad de Buenos Aires