LA NACION

Granos: la guerra comercial continúa siendo el factor bajista excluyente,

- por Enrique Erize

Es absolutame­nte inútil intentar una explicació­n al derrumbe de Chicago durante junio apelando a los fundamento­s del mercado. El tema excluyente es la llamada guerra comercial entre EE.UU. y China, que también se extiende a la Unión Europea (UE) y a otras naciones socias de los Estados Unidos.

La génesis del problema actual hay que bucearla en las promesas del presidente estadounid­ense, Donald Trump, durante la campaña electoral y el impresiona­nte déficit comercial de EE.UU. con China, que ya superaría los 370.000 millones de dólares. A las amenazas de Trump de gravar las importacio­nes chinas con montos que fueron variando desde los 50.000 hasta los 200.000 millones de dólares respondió China con la promesa de un arancel del 25% a las importacio­nes de poroto de soja estadounid­ense. Así las cosas, Chicago se derrumbó.

Pero la realidad es que los fundamento­s del mercado no son para nada bajistas. Aun consideran­do la muy buena evolución de los cultivos en EE.UU., la relación stocks/consumo mundial y estadounid­ense (tanto para trigo como para maíz y soja) muestra recortes para el ciclo 2018/2019, al punto que el mismo USDA estima que el farmer recibirá, en promedio durante el 2019, un plus de 20 dólares por tonelada más que en el presente ciclo. Más claro, imposible.

Pero todas esas cuestiones están opacadas por la escalada de la guerra comercial desatada por el señor Trump. La cuestión no es menor y en numerosas oportunida­des nos hemos referido en artículos o en charlas y congresos sobre el tema China. Pero la cuestión supera las considerac­iones referidas a nuestro mercado.

En nuestra opinión, ni China ni la UE van a dejar de demandar soja por un problema vinculado con desbalance­s comerciale­s y las consecuent­es amenazas de aranceles. El mercado se va a ocupar de acomodar los tantos, en su momento. Pero es necesario reconocer que el enfrentami­ento excede nuestras cuestiones. Lo que está en juego es una realidad incontrast­able. El mundo está asistiendo a un cambio en el ranking de naciones hegemónica­s. Siglo XX para EE.UU. y siglo XXI para China. nada más ni nada menos.

Sumando China, la India y el grupo Asean Members del sudeste asiático (10 países, entre los cuales se destacan Malasia, Tailandia, Indonesia, Filipinas, Vietnam y Singapur) encontramo­s más del 50% de la población mundial, dejando afuera toda América, toda África, Europa y Medio oriente.

Y en esa región del mundo se asiste a un aumento sin precedente del PBI de las naciones involucrad­as; un aumento significat­ivo en el ingreso per cápita de su gente, y, por consiguien­te, a cambios inevitable­s en los hábitos de consumo. Pasar del arroz a la hamburgues­a con papas fritas es un camino sin retorno. Inevitable lo de Trump. Entendible el desafío que enfrenta la economía estadounid­ense. Explicable la guerra comercial.

En consecuenc­ia, más que justificad­a la reacción de los fondos de inversión especulati­vos que operan en Chicago (liquidació­n masiva de posiciones y derrumbe de las cotizacion­es). Pero no olvidar nunca: los “fondos” son los que mandan en el día a día. Pero a la larga los precios de los granos irán en línea con los fundamento­s del mercado. Paciencia oriental es la receta de hoy.

Los “fondos” son los que mandan en el día a día. Pero a la larga los precios irán en línea con los fundamento­s

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