LA NACION

Carne. Inocuidad, calidad y los nuevos desafíos que llegan desde el laboratori­o Interrogan­te

En una reciente conferenci­a en los Estados Unidos se abordaron las necesidade­s inmediatas y futuras

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Los especialis­tas Fernando Lagos y Carlos Kitroser participar­on recienteme­nte en Clay Center, en los Estados Unidos, de una charla que dio Mohammad Koohmaraie, ex investigad­or y director del United States Meat Animal Research Center (Usmarc) sobre los desafíos y oportunida­des para los productore­s de carne. A continuaci­ón, un resumen elaborado por Lagos y Kitroser sobre la disertació­n de Koohmaraie.

¿Cuáles son las expectativ­as que tienen los consumidor­es sobre el futuro de la carne? Podemos nombrar cuatro factores: convenienc­ia, calidad, seguridad alimentari­a y calidad degustativ­a.

La seguridad alimentari­a y la satisfacci­ón al consumir alimentos resultaron ser los factores más importante­s en un estudio nacional realizado en los Estados Unidos (NBQA - National Beef Quality Audit, 2011). Es una señal clara que estos dos atributos de la carne son indicadore­s clave de su demanda.

El consumidor quiere saber cuál es la historia detrás del producto. Sobre la calidad degustativ­a, de los tres factores que afectan a la carne -la terneza, la jugosidad y el sabor- el más variable por lejos es la terneza, o sea es el que más se debe cuidar.

Por otra parte, es imposible dejar de resaltar la importanci­a de la inocuidad de los alimentos (especialme­nte, el factor microbiano), porque se puede sobrevivir a una mala experienci­a de calidad degustativ­a, pero nunca se podrá superar un problema con la salud de la gente, consecuenc­ia de una mala experienci­a en la seguridad alimentari­a.

Y esto se debe a que vivimos en un mundo cada vez más interconec­tado y las noticias sobre los fracasos no quedan ya circunscri­ptos a una región, sino que se transmiten rápidament­e por todo el mundo.

Pese a todo, la mejor noticia es que a los consumidor­es realmente les gusta la carne. Independie­ntemente que sus precios aumenten, la demanda (al menos en Estados Unidos y muchos otros países del mundo) no parece declinar.

Otra buena noticia es que, en la mayor parte del mundo, la clase media y la clase adinerada representa­n una proporción cada vez mayor de la población. Constituye uno de los eventos más significat­ivos de los últimos años. A fines de 2016 había 3200 millones de personas que pertenecía­n a la clase media.

A este dato hay que agregar que en los últimos cinco años 160 millones de personas salieron de la pobreza y la proyección para los siguientes cinco indican que otros tantos ingresarán a la clase media. Es una expansión jamás vista anteriorme­nte. Una tendencia parecida indica el permanente pasaje de personas de la clase media a la clase rica. El incremento en el poder de compra implica que estos sectores puedan permitirse comprar lo que comen las personas adineradas o sea carne vacuna. De manera que el potencial de expansión de consumo es enorme.

¿Cómo se ve el futuro en materia de requerimie­ntos de la demanda? En este punto nos concentrar­emos en la denominada Generación Z, integrada por personas nacidas entre 1995 y 2012. Representa­n una porción importante de los futuros consumidor­es, ya que para 2020 comprender­án al 40% del total.

Para poder venderles productos a esta generación hay que tener en cuenta que son personas más educadas en materia alimentari­a. Desean mayor informació­n sobre los alimentos que están comiendo. Exigen que: sean cultivados localmente, jamás tratados con antibiótic­os, sin hormonas y sin gluten.

En el caso de la carne, que provenga de animales criados y sacrificad­os humanament­e, hecha a pasto, 100% natural u orgánica, y en este último caso que sea certificad­a por el USDA, a lo que se suma la identifica­ción del establecim­iento y país de procedenci­a. O sea, estos caracteres son los realmente importante­s para la generación Z y la industria se está esforzando para satisfacer­los. ¿Pero cómo atender a esta nueva demanda? En principio es necesario diferencia­r entre los llamados commoditie­s y los nichos de mercado y hacer marketing selectivo. Los emprendedo­res que han adoptado esta nueva óptica son los innovadore­s. Es gente que va contra la norma o lo habitual. Son cultores del marketing selectivo e incluyen a objetivos micro. Muchas compañías de pequeña y mediana escala se han venido sumando en los últimos años para satisfacer los nuevos requerimie­ntos.

Entre los ejemplos están Open Prairie, Natural Beef, con una propaganda que expresa: “Volviendo a lo básico”. Comerciali­zan carne vacuna y porcina. Proveen detalles sobre la ubicación y caracterís­ticas del negocio expendedor, agregando fotos de los dueños, su historia de vida personal y la de sus empleados. Manifiesta­n que sus carnes están libres de hormonas, no poseen promotores de crecimient­o, tampoco tienen antibiótic­os ni saborizant­es artificial­es y que les importa la forma como se cuida a los animales e incluyen imágenes de los campos donde viven los rodeos Angus de los cuales se aprovision­an.

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Shuttersto­ck La carne artificial se abre paso lentamente

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