Preocupan los incidentes con motos por las maniobras para evadir el pago en las vías rápidas
Acercarse demasiado al automóvil o al camión que está pasando por las cabinas de las autopistas es una conducta peligrosa que puede causar desde roturas o choques hasta lesiones personales
Dos motociclistas aceleran para pasar a la vez por una de las dos vías rápidas del peaje Avellaneda habilitadas en la autopista Perito Moreno. Decididos a no pagar, necesitan pegarse lo suficiente a un automóvil que se acerca a la cabina como para poder cruzar la barrera con la luz verde. Casi lo logran, si no fuera porque en ese carril apenas entran los tres vehículos. Un timbre delata el intento y eso los envalentona aún más: en lugar de frenar, ambos motociclistas maniobrarán fastidiados para acelerar golpeándole los espejos laterales y cruzársele por delante a un conductor al que le deberían agradecer en lugar de insultar con gestos.
La escena dura apenas segundos, pero provoca bocinazos del resto de los conductores, que reclaman poder pasar rápido por el telepeaje. A nadie parecen importarle esas maniobras ni sus riesgos cuando, a diario, motociclistas y conductores se “pegan” de ese modo a otros vehículos para intentar pasar por las vías rápidas de los peajes.
En el país hay 8642 kilómetros de rutas con peajes, solo de jurisdicción nacional, de acuerdo con el Ministerio de Transporte de la Nación. Catorce concesionarios ofrecen el sistema de peaje dinámico, carriles en los que se habilita el paso con un dispositivo pegado en el parabrisas. En general, este servicio no está disponible para las motos, que deben abonar en las cabinas de peaje, según informa en su sitio online la empresa que ofrece el Telepase. Pero en un tramo de la autopista Buenos Aires-La Plata unas 120 motos circulan con un pase en el parabrisas.
Solo en la red de Autopistas Urbanas SA (AUSA) son más las motos que los autos las que hacen maniobras de riesgo en los peajes para no pagar o evitar las filas en hora pico. Por esas cabinas pasan 10 millones de vehículos por mes: el 5% son motos. “Un 20% de los pasos de motos que registramos evaden el peaje, mientras que para el resto de los vehículos la evasión es menor al 3%”, informó AUSA ante la consulta.
Además del impacto económico, “las maniobras para evadir (pasar por los costados de los vehículos en las cabinas de peaje o ‘pegarse’ al vehículo que está pasando adelante) crean situaciones peligrosas que ponen en riesgo tanto a los motociclistas como a las personas que se encuentran en el lugar; los más vulnerables son los trabajadores que se encuentran en las líneas de peaje”, se agregó desde la empresa.
Esos registros se aplican a las autopistas gratuitas, como Lugones, Cantilo, Dellepiane, 9 de Julio Sur y Cámpora, y a las autopistas con peaje, como Perito Moreno, 25 de Mayo e Illia. En sus líneas de peaje, el año pasado hubo 34 incidentes con motos y 46 con autos: más de la mitad (22 en el caso de las motos y 24 en el de los automóviles) fueron por una acción o maniobra imprudente, seguida del sobrepaso indebido, circular con la distancia inadecuada o hacerlo a alta velocidad. Los registros para el período 2013-2017 suman 434 siniestros en los peajes: 169 con motos y 265 con automóviles.
“La evasión de motos se reduce hasta un 25% en los momentos en que existen controles policiales –explicaron desde AUSA–. En las vías de sobreancho, las motos pasan por el costado del camión. El riesgo de esta maniobra es que el personal que trabaja en peaje espera a que el vehículo esté detenido y con la barrera baja. Las dimensiones del camión hacen que la visibilidad sea escasa de los laterales hacia atrás. Entonces, el peatón que cruza no puede ver si una moto está por pasar por el lateral del camión”.
En la Autopista Buenos Aires-La Plata y el corredor atlántico (autovía 2 y rutas 11, 56, 63 y 74) hay 10 peajes en total. Las principales quejas en las líneas de peaje que recibe la empresa Autopistas de Buenos Aires SA (Aubasa) es por la evasión de las motos en el pago del peaje. “Principalmente, son los reclamos cada vez que la barrera del peaje cae sobre el techo de un auto y provoca daños luego de que una moto intenta evadir el pago al pasar por un costado”, explicó un vocero de la concesionaria a la nacion.
Pero no todos los motociclistas tienen esa conducta. Están los que pidieron poder usar un dispositivo de pase, con el que ya circulan 120 motovehículos. Eso solo es posible si la moto tiene parabrisas. “La evasión por fuga en el pago del peaje alcanza al 1% de los pases totales por las estaciones de peaje –indicaron–. En la autopista Buenos Aires-La Plata, son principalmente las motos. El 90% de las evasiones las hacen las motos y es por el costado de los autos”. Cada mes, por esos peajes pasan seis millones de vehículos.
Pero más allá de no pagar, ¿qué impulsa a los conductores a comportarse de esta manera? Podría atribuirse a una combinación de características de la cultura vial de la población. Jesica Azar, jefa del Departamento de Investigación del Observatorio Nacional Vial, las encuadró en cuatro posibilidades, de acuerdo con los estudios realizados sobre las conductas al volante:
Transgresión. “Sabemos que los conductores por lo general conocen las normativas de tránsito, es decir, lo que está permitido y lo que no, y sin embargo deciden transgredirlo igual –indicó–. Esto se explica, fundamentalmente, por cuestiones culturales; por ejemplo, adoptar una práctica que está avalada y aceptada por la mayoría. El efecto contagio”. Falta de percepción de control o sanción. “Los conductores por lo general realizan acciones evaluando (de manera inconsciente) el costo y el beneficio. En este caso puntual, como en otros –explicó Azar–, el hecho de pegarse al auto de adelante para evitar pagar el peaje es una acción que genera un beneficio para el conductor sin percibir un costo, ya que no se percibe que se los va a sancionar por haber realizado una contravención”.
Exceso de confianza de los conductores que minimiza el riesgo. “Aun cuando se conocen los riesgos objetivos asociados con un comportamiento dado, como ‘pegarse’ al auto de adelante o a los costados, los conductores creen que están exentos de los efectos negativos –explicó–. Los conductores en ocasiones transgreden las normas porque creen en sus habilidades o capacidades como conductores. Acá, la ‘pericia’ del conductor minimiza los riesgos y compensa el no cumplimiento de las normas”. La falta generalizada de apego a la ley. “La cultura vial argentina se visualiza como la repetición de acciones egoístas, individualistas e imprudentes que fomentan una deslegitimación de las leyes de tránsito (y de los agentes que las expresan), evitando todo tipo de control y sanción. Lo que subyace a este comportamiento ‘errático’ de los ciudadanos es la instalación de normas ad hoc que se generan en la calle a diario. Así, las prácticas se sostienen en lo que ‘hace la mayoría’ y no necesariamente en la legalidad”.