LA NACION

El favorito Brasil está a la altura de su historia, pero en cuartos deberá dar un auténtico examen frente a Bélgica

- Javier Sául

MOSCÚ.– Gary Lineker estaría en condicione­s de modificar su famosa frase. La que patentó hablando del fútbol y el permanente triunfo alemán, pero ahora con otros protagonis­tas. El fútbol es un deporte de once contra once donde la ilusión de México suele encontrar el límite en la realidad de un rival más poderoso. O donde Brasil es siempre Brasil. Ese equipo que puede dar más o menos espectácul­o, que puede despedirse de su Mundial con un 7-1 histórico o que se pasea por los estadios mundialist­as como el dueño de cinco coronas. El que siempre aparece en las definicion­es más allá de un resultado. En Rusia, su andar tiene mucho de esto último. Esta vez lo hizo en el Cosmos Arena de Samara. En el Mundial donde ya dijeron adiós Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Andrés Iniesta, Neymar sigue con vida y pide un espacio en la considerac­ión general, más allá de que los flashes se vayan con jóvenes como Mbappé. “Tenemos que aprender a sufrir”, destacó el crack brasileño tras el partido. Brasil no brilla, pero sentencia. Es la fórmula del éxito marca registrada de su entrenador.

El conjunto dirigido por Tite apeló a la paciencia y así pudo quebrar a un México que terminó bloqueado mentalment­e por su karma: sufrió otro traspié en octavos, el séptimo en forma consecutiv­a. Mientras todos buscan un finalista sorpresa por la otra parte de la llave, el selecciona­do brasileño camina a paso firme por el cuadro más difícil, y ahora espera a Bélgica, en un duro examen el próximo viernes, en Kazán, la tierra donde claudicó la Argentina.

Ante un México que propuso y que contó con oportunida­des para ponerse el frente, le alcanzó con goles de Neymar y Roberto Firmino para llevarse el triunfo. Un 2-0 que lo ubica en los cuartos de final. Brasil se apoya en Neymar y Coutinho, pero también en un atleta como Willian. Un velocista que oxigena a la canarinha. Aunque prefiera cierto anonimato: “El protagonis­mo es de todo el equipo y no solo de un jugador, y, por suerte, el equipo está apareciend­o cuando las individual­idades no lo hacen naturalmen­te”.

Tite es cauto. Sabe que nadie puede verse vencedor en un Mundial donde abundan las sorpresas. “El nivel que hemos alcanzado son los cuartos de final. El equipo tiene que establecer­se. No voy a decir que somos favoritos. Este equipo (por México) le ganó bien a Alemania. Rusia jugó muy bien el domingo, controland­o a España, no pasaron por demasiadas adversidad­es... Todo está abierto”, avisó el entrenador. Y añadió: “No vamos a decir que somos favoritos”. Tras un fin de semana de sacudones que dejaron sin Mundial a la Argentina, portugal y España, Brasil respiró tranquilo ayer en el estadio que se asemeja a una nave espacial. Fue paciente y tuvo su beneficio. El gol de Neymar en el comienzo del segundo tiempo finalmente rompió la muralla que había construido Guillermo Ochoa en el arco azteca; Roberto Firmino sentenció en el cierre y Willian redondeó una gran actuación.

Eso sí, para Neymar y compañía llegaron dardos envenenado­s desde el vestuario rival. “Es una vergüenza para el fútbol que se pierda tanto tiempo en un jugador, la pérdida de la vehemencia que tuvimos en el primer tiempo fue gracias al arbitraje. Eso no fue un gran ejemplo para el fútbol, esto es un juego de hombres que se juega con intensidad y no con tanta payasada”, dijo Juan Carlos Osorio, en la conferenci­a de prensa tras el partido. “Si quiere estar en el piso, que se vaya a acostar a su casa”, disparó Miguel Layún. El apuntado fue el delantero de pSG. El tiro por elevación tenía mucho de bronca contenida por el desempeño del árbitro italiano Gianluca Rocchi. Lo cierto es que pocos reconocen que Neymar ya fue víctima de varias faltas fuertes durante el Mundial. Los números marcan que ningún futbolista recibió más golpes que los 23 que soportó el atacante en los cuatro partidos de su selección. “No me importa la crítica porque eso podría incidir en mí. Hay mucha gente hablando. Yo solo quiero jugar, ayudar a mi equipo y a mis compañeros. para eso estoy aquí: para ganar”, respondió Ney, que volvió a hablar con la prensa tras dos partidos en silencio.

Brasil supo contener el intenso despliegue de un México al que le faltó peso en ataque. después, el trámite del encuentro pasó por llegar al área rival, una y otra vez, hasta quebrar al hasta entonces invencible Ochoa. La presión inicial de los mexicanos se fue desvanecie­ndo, lo que abrió el campo y le cedió la pelota a los brasileños. A partir de ahí llegaron las jugadas de peligro y cierta sensación de tener contra las cuerdas a un rival que no sabía ni podía dar un golpe que lo rescate. A México le costó reaccionar pese a algunas intervenci­ones de Hirving Lozano y Andrés Guardado.

En un Mundial traicioner­o, la selección brasileña evitó caer en las trampas que podían aparecer en Samara. En una sede que supo ser la segunda capital soviética y que hace gala de la carrera aeroespaci­al, Brasil llegó con su libreto y lo supo poner en práctica ante un rival atado por su historia mundialist­a. Ante la posibilida­d del final del duopolio Messi-Cristiano, Neymar se pone en camino para poner su nombre en lo más alto. Y Brasil se prueba, una vez más, el traje de favorito.

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Fabrice coffrini / afP Neymar y Paulinho hacen equilibrio en el festejo brasileño; el Nº 10 está cada vez más cerca de su mejor nivel
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Reuters La asistencia de Willian fue precisa y Neymar, arrojándos­e sobre el césped, marca el primer gol; el crack fue determinan­te una vez más

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