López Obrador apela a la confianza del mercado
El presidente electo alienta la estabilidad económica.
CIUDAD DE MÉXICO.– El presidente electo mexicano, Manuel López Obrador, comenzó rápidamente la transición al reunirse ayer con el presidente, Enrique Peña Nieto, en un encuentro que buscó calmar los mercados y ratificar a la vez la voluntad del vencedor de ponerse a trabajar sobre las deudas sociales que prometió saldar.
Los dos dirigentes no se veían las caras desde 2012, en las elecciones que los enfrentó como candidatos, y que finalmente se inclinaron para el lado de Peña Nieto.
Al mismo tiempo, en una movida que fue a la vez apuesta y desafío, López Obrador confirmó que someterá su gobierno a la revocación popular a mitad de mandato, dentro de tres años, en un plebiscito que dijo confiar en ganar.
Cientos de personas esperaban fuera del Palacio Nacional para saludar al ganador de las elecciones, que llegó a la sede de gobierno en un modesto Volkswagen Bora y sin custodia policial.
Durante el encuentro los dos dirigentes acordaron una transición “sin sobresaltos” hasta la toma de mando, el 1° de diciembre próximo, seis meses en los que se comprometieron a fomentar un ambiente de “confianza en temas económicos”, luego de los temores que despertó en los mercados el ascenso de un líder de inclinaciones populistas. También estuvo sobre la mesa el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), que se encuentra en proceso de renegociación con Estados Unidos y Canadá, sobre el que acordaron actuar “de modo conjunto, con mucha unidad”, para defender los intereses del país.
El futuro presidente refrendó que respetará la autonomía del Banco Central, que no intervendrá en el mercado cambiario y que habrá equilibrio macroeconómico. “Que no haya sobresaltos, que haya confianza en temas económicos, financieros”, dijo AMLO.
Sobre la violencia del crimen organizado, que provocó 200.000 asesinatos desde 2006, anunció que convocará al papa Francisco a participar en el diseño de una estrategia para alcanzar la paz, uno de los grandes reclamos de los mexicanos.
En una reunión con colaboradores “se va a hablar de la convocatoria a dirigentes religiosos, de derechos humanos, la ONU, para comenzar este encuentro entre todos con el propósito de conseguir la paz en nuestro país. Vamos a invitar al papa Francisco”, declaró.
Horas antes había ratificado su promesa electoral de convocar a un plebiscito para que los votantes se expresen sobre la continuidad de su gestión. “Es un compromiso que voy a cumplir: me voy a someter a una revocación del mandato cada tres años para que los ciudadanos decidan si quieren que continúe el presidente”, dijo en una entrevista con la cadena TV Azteca.
Los seis años de Peña Nieto se les hicieron largos a los mexicanos, que desde el comienzo de la campaña tenían a López Obrador al frente de las encuestas, montado en un discurso contra la corrupción, la violencia del crimen organizado y la desigualdad que sacó provecho del desprestigio de los partidos tradicionales.
Tras dos intentos fallidos de acceder a la presidencia, el líder de izquierda tuvo su revancha con un arrasador 53% de los votos, 31 puntos por encima de su seguidor, Ricardo Anaya, del PAN, y 37 por delante del oficialista José Antonio Meade, del PRI.
AMLO, como se lo conoce popularmente en México, acusó al PAN en 2006 y luego al PRI en 2012 de robarles las elecciones, una denuncia lanzada sin evidencias, pero basada en las infinitas estrategias de fraude desarrolladas durante décadas en el sistema político mexicano. Desde entonces, desafió a “la mafia del poder” de esos dos partidos.
El futuro presidente pretende un rescate del campo, revisar millonarios contratos derivados de la reforma energética y una gestión austera “sin lujos ni privilegios”.
Todo con la promesa de incrementar los programas sociales y reducir la pobreza en México, que alcanza a más de 53 millones de personas, incluidas más de siete millones sumidas en la extrema pobreza.