LA NACION

Los vecinos pasaron de los gritos y los aplausos a la calma habitual

Una multitud se congregó frente a los tribunales hasta que se dio el fallo

- Paola Robles Duarte

Una explosión de gritos y aplausos acompañó en las calles, a modo de celebració­n, lo que ocurría dentro de los tribunales de Gualeguayc­hú: la condena de Nahir Galarza a la pena máxima por el asesinato de Fernando Pastorizzo. Era el resultado que esperaban, agolpados desde las 11 de la mañana en el lugar, mientras rodeaban los móviles de los canales de televisión provincial­es y nacionales que cubrían el epílogo del juicio.

Fue el momento cúlmine de esa manifestac­ión de apoyo a la familia de la víctima, manifestac­ión que, sin embargo, muy pronto se acabó. Tras la rápida concentrac­ión, desde la primera hora de la tarde, Gualeguayc­hú recobró su movimiento habitual.

Mientras la multitud daba apoyo anímico afuera, dentro del recintola madre y la hermana de Fernando se tomaron muy fuerte de las manos y lloraron emocionada­s cuando escucharon el veredicto.

El padre de Fernando, Gustavo Pastorizzo, dijo a la nacion que había ocurrido lo que esperaba desde el primer día: “Estoy muy conforme con el trabajo de la fiscalía y de los abogados querellant­es. También estoy muy conforme con lo que resolvió el tribunal, más allá de que creo que este aberrante crimen se cometió con total alevosía. Se hizo justicia y este fallo es una caricia al alma”.

La madre de la víctima, Silvia Mantegazza, se mostró más reticente. “Hablen con mis abogados”, pidió. Al final, con los ojos inundados de lágrimas, se lamentó y dijo: “A mi hijo le arrebataro­n la vida. Tenía todo por delante”. Emocionada y sin dejar de aferrarse a la mano de su hija, Carla, agradeció a todos por el acompañami­ento y se fundió en un abrazo con un grupo de mujeres que la esperaban afuera.

La multitud ocupó las calles poco más de una hora y media. Cuando el padre de Fernando salió de los tribunales, amigos y vecinos lo rodearon para que sintiera el apoyo. Los sentimient­os se mezclaban: había lágrimas y abrazos de alegría por la noticia. Pasado el mediodía, después de demostrarl­e el cariño a la familia Pastorizzo, los vecinos retomaron sus quehaceres y se alejaron de la esquina de Tribunales.

Mientras se producía esa desconcent­ración, al abogado de la familia Galarza, Horacio Dargainz, le quedaba una tarea ingrata: comunicarl­e la noticia a la familia Galarza. Dargainz caminó solo y pasó frente a un grupo de amigos de Fernando, que al verlo le gritaron: “¡Justicia!”.

Su primera escala era ir a encontrars­e con los padres de Nahir, Marcelo Galarza y Yamina Kroh. Luego irían los tres a la comisaría del Menor y la Mujer de Gualeguayc­hú para informarle a la propia Nahir sobre su inmediato futuro: por disposició­n del tribunal permanecer­á detenida en esa seccional mientras se revisa el fallo, el peor escenario imaginado por ella.

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