LA NACION

Inglaterra quebró a Colombia y provocó lágrimas en Pekerman

- Sebastián Fest

MOSCÚ, Rusia.– Una buena manera de que no vean que estás llorando es que te tapes la cara. Una buena manera de que piensen que estás llorando es, también, que te tapes la cara. José Pekerman siguió, en una eléctrica noche en Moscú, la definición por penales contra Inglaterra tapándose la cara.

Se la tapaba porque no quería ver lo que ya había visto en situacione­s similares, al equipo que dirige eyectado de un Mundial por la decisión desde los 12 pasos. Se la tapaba porque no es capaz de soportarla, porque considera que el que pierde en los penales en realidad no perdió, sino que empató. Y es cierto, pero en las etapas de knock-out en un Mundial el empate no alcanza, y si el alargue tampoco resuelve las cosas, no hay otra vía (al menos por ahora) que los penales. Que arran- can sonrisas a uno y lágrimas a otro. a Pekerman, anoche, después del 1-1 en los 120 minutos, hubo un momento en que le arrancaron lágrimas, pero de felicidad. el triunfo estaba ahí, el pase a cuartos estaba ahí, Jordan Henderson acababa de fallar su penal y restaba solamente que Mateus Uribe y Carlos Bacca anotaran los suyos para volar todos juntos a un lugar entre los ocho mejores, como el que habían tenido cuatro años antes.

nada de eso. Uribe estrelló su tiro en el travesaño y Jordan Pickford le sacó el suyo a Bacca, mientras los dos ingleses cumplían. Pekerman, que lloró de emoción cuando los suyos estaban 3-2 con todo en sus manos, volvía a estrellars­e con los penales, quizás su peor enemigo.

Solo quizás, porque el técnico que dirigió a una de las mejores argentina de las últimas décadas fue precavido en exceso con Colombia ayer. Inglaterra, un buen equipo, se vio mejor aun gracias a las ataduras que el dT rival les puso a sus jugadores. aunque él no lo vio así.

“Me parece que nuevamente en una definición [por penales] es muy difícil de aceptar, porque un equipo que ha progresado tanto necesita el toquecito de fortuna y los pénaltis lo requieren”, dijo con la voz gastada. “nosotros estábamos con ventaja, ilusionado­s, por eso me sentí emocionado y golpeado a la vez, pero por los jugadores, porque merecían pasar esta ronda”, añadió el que era el último director técnico argentino en carrera. Inglaterra se medirá en los cuartos de final con Suecia, vencedora ayer de Suiza por 1-0.

Con James Rodríguez lesionado y en la tribuna, Colombia llegaba con una energía especial al partido. Mérito de la primera plana de ayer de “The Sun”, que presentaba al adversario de Inglaterra como “el país que le dio al mundo a Shakira, gran café y, ejem, otra cosa”. la provocació­n se completaba con el título “Go, Kane”, cuya fonética en inglés puede confundirs­e con “cocaine”. a la vez, muchos aficionado­s de los “Three lions” evitaron vestir las camisetas de su selección, presente el recuerdo de la batalla campal entre hooligans ingleses y rusos en la eurocopa de hace dos años.

el césped húmedo, la noche fresca y un estadio repleto con hinchas que nunca dejaron de cantar y alentar le daban ambiente de Premier league al partido, muy diferente al que tuvo la argentina, en ese mismo estadio, en el empate con Islandia. Inglaterra llevó siempre la iniciativa en el primer tiempo y las mayores posibilida­des, aunque ninguna de ellas extremadam­ente clara. el juego era trabado y de muchas mañas, y no cambió en el inicio del segundo tiempo, cuando Carlos Sánchez le hizo una toma de catch en el área a Harry Kane y el árbitro estadounid­ense Mark Geiger, que tuvo muchísimo trabajo, marcó penal.

Fue el segundo provocado por “la Roca” Sánchez en el Mundial, aunque Pekerman cargó sobre el árbitro y dejó en claro que sentía que se había perjudicad­o a su equipo: “[cobran] muchos penales, los jugadores chocan y caen en el área. los futbolista­s están sometidos a algo que hace del fútbol una situación que no le da continuida­d al juego. Que se pite una falta, pero cuando hay tantas y tantas hay que buscar un equilibrio para que se pueda jugar el partido. no hay que buscar solo en los jugadores de Colombia, hay que saber mirar”. lo cierto es que fue infracción y Kane pateó fuerte y al medio. Ospina, a contrapié, no tuvo chance. James se agarraba la cabeza en la tribuna.

Con permanente­s forcejeos y escaramuza­s entre los jugadores y un Radamel Falcao fuera de sí, el partido fue tornándose cada vez más sucio. Cada jugada que exigía armar la barrera era un infierno para el juez, que repartió ocho tarjetas amarillas, seis de ellas para los colombiano­s. Hasta que apareció con un cabezazo perfecto, picando la pelota, Yerry Mina en un córner, el primero de Colombia en el encuentro. era el minuto 3 del tiempo extra, el 90+3, para el tercer gol en tres partidos del compañero de lionel Messi en Barcelona. no se daba algo así desde cuando el alemán Miroslav Klose lo había hecho en Corea/Japón 2002.

los miles y miles de hinchas colombiano­s querían saltar al césped, mientras James lo celebraba con desenfreno. Gareth Southgate, en el banco de los suplentes, no podía creerlo y sus jugadores agachaban la cabeza sin entender cómo se les había escapado la victoria. Hasta que llegaron los penales, hasta que todo cambió. Hasta que Pekerman, a disgusto, volvió a sentirse en el estadio Olímpico de Berlín.

 ?? Christian hatmann / reuters ?? El festejo inglés y el desencanto colombiano; la definición por penales reabrió la herida de alemania 2006 para el selecciona­dor Pekerman
Christian hatmann / reuters El festejo inglés y el desencanto colombiano; la definición por penales reabrió la herida de alemania 2006 para el selecciona­dor Pekerman

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