LA NACION

ahora quedó el G-8: ataques verticales, menos posesión y más pelota parada

En la recta final, se destacan los sólidos y agresivos; los cracks, al servicio del equipo

- Ariel Ruya

Ahora sí: empieza el verdadero Mundial. Están los ocho mejores, más allá de alguna sorpresa, como la salida de Alemania, una gran estructura, aunque sin puntería en los metros finales, y de España, algo así como el fin de una era romántica, caída en la repetición y la agonía. Cuatro fueron campeones mundiales, como Brasil, Uruguay, Francia e Inglaterra. Entre ellos, una revelación (Croacia) y una confirmaci­ón (Bélgica). Es el Mundial de los ataques verticales, las defensas sólidas, el fin de la posesión y la explosión de la pelota parada. Al menos, si la historia la escriben los que ganan.

Hasta aquí, se marcaron 46 tantos de pelota parada (en la nómina, se incluyen los penales), según el sitio oficial de la FIFA. Los equipos que prefieren la posesión del balón –un sistema que cayó en la trampa de la intrascend­encia–, quedaron a un costado. También, los que no tienen un plan para los balones detenidos, tanto en defensa como en ataque. Las salidas rápidas –no siempre como método exclusivo de contraataq­ue– se impusieron sobre la escena y, sobre todo, las grandes figuras que siguen –Neymar, por citar apenas un caso–, son fuera de serie al servicio de una estructura. Más sólida, más agresiva. Ya no hay genios que ganen por sí solos un partido, mucho menos, un campeonato con tantas variables como Rusia, en el que el VAR y los penales –se sancionaro­n 21– son parte de la escenograf­ía.

Los octavos de final reflejan una tendencia interesant­e: sólo en tres partidos de ocho se impuso el equipo que tuvo mayor tiempo la posesión del balón. Inglaterra (52%), Croacia (53%) y Bélgica (56%), con la curiosidad de que los dos primeros pasaron con la angustia de los penales y el último se impuso en el tiempo adicionado, luego de estar en desventaja por 2 a 0 contra Japón.

Más datos que reflejan la realidad: Uruguay-Francia será, tal vez, el choque más interesant­e de los cuartos de final. El elenco celeste tuvo apenas el 39 por ciento la pelota, pateó 6 veces al arco y marcó dos goles. Portugal, su adversario, 20. El triunfo fue por 2-1. El conjunto europeo tuvo menos la pelota que la Argentina (41%) y pateó 9 veces: cuatro fueron goles.

España se quedó afuera, luego de tener el balón en el 75 por ciento durante 120 minutos y rematar 25 veces. Es todo un símbolo: este equipo es –fue, en realidad– la formación que más veces inició un ataque –288– y que tocó el balón –3120–, pero sus avances sin peligro y sus pases a los costados derivaron en su eliminació­n. Entre otros factores, porque Rusia encabeza la mejor defensa, con 196 “despejes, faltas y paradas”, como rubrica la FIFA. Algo así como quites, infraccion­es y atajadas.

Con Tite, Brasil es una formación que define a la perfección el arte y el pragmatism­o. En el 2-0 con México, apenas tuvo el 46% de posesión, pero se impuso en la estadístic­a de remates por goleada: 21 a 13. “A menudo hay una suposición equivocada de que la posesión de la pelota conduce a oportunida­des de gol. Si no tenés mucha posesión, podés dañar a tus rivales de diferentes maneras”, enseña Oscar Tabárez, el DT de Uruguay. “Esto de la posesión de la pelota parece que se transformó en algo sagrado. Hay que buscar otros métodos”, insiste.

Por ahí anda el Mundial, entonces. Dividido en dos cuadros, según los especialis­tas –el lado “de los candidatos” y el sector “de las sorpresas”–, los cruces de octavos se sellaron con triunfos en los 90 minutos, de un lado y definicion­es por penales, del otro. En el mismo nivel de Uruguay-Francia, aparece Brasil-Bélgica. Del otro lado, puede ocurrir cualquier cosa. Lo llamativo es que la Argentina, si hubiera acabado primera en el Grupo D –algo probable, más allá del concierto de errores–, habría viajado por este último camino rumbo a la final.

En Rusia se marcaron 146 goles, con un promedio de 2,6 por partido, sólo aceptable. Bélgica –tal vez, el equipo más vistoso, que combina la vieja escuela con los tiempos modernos– es el selecciona­do más efectivo, con 12 goles. Hay más historias de los que siguen con la ilusión intacta. Inglaterra tiene al goleador, Harry Keane, con 6 tantos, 3 de penal. Tiene 24 años y ya lleva 18 goles en 26 partidos en la selección. Brasil y Uruguay tienen la mejor defensa: apenas sufrieron un gol en cuatro partidos. Lo que explica, en buena medida, el fracaso de la Argentina, que sufrió 9 goles, sólo superado por Panamá, con 11, el peor equipo del Mundial.

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