LA NACION

Finalizó la cosecha de soja y se perdieron US$4200 millones

Según un relevamien­to, la recolecció­n fue la más baja de los últimos nueve años

- Fernando Bertello

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires dio por terminada ayer la cosecha de soja en todo el país, y con ella se confirmó el fuerte impacto que ocasionó la última sequía en el cultivo tanto en términos de producción como económicos.

Por un lado, según señaló la entidad, la producción cerró con un volumen de 36 millones de toneladas, que implica una merma de 18 millones de toneladas sobre lo que se esperaba al inicio de la campaña (54 millones de toneladas), en tanto es una caída del 37,4% respecto de lo recolectad­o el año pasado, cuando la cosecha se ubicó en 57,5 millones de toneladas.

Con el volumen de cosecha obtenido, la producción de soja se posicionó como la más baja de los últimos nueve años. En rigor, hay que remontarse a la sequía 2008/2009 para encontrar una cosecha menor. En esa oportunida­d, la cosecha de la oleaginosa fue de 32 millones de toneladas.

Esta sequía es considerad­a la peor en los últimos 50 años para toda la agricultur­a, y se prolongó desde noviembre de 2017 hasta abril pasado, afectando las etapas de desarrollo del cultivo, y provocó un golpe en la economía del país.

Según la Bolsa de Cereales porteña, hubo una baja de US$4200 millones en el valor agregado de la cadena de la soja. Con un escenario inicial de la campaña de US$16.213 millones de dólares, el resultado efectivo bajó a 12.010 millones tras la sequía.

“Excesos hídricos al inicio de la ventana de siembra y durante la recolecció­n de cuadros en los núcleos sojeros del país, junto con una prolongada sequía estival que afectó la mayor parte del área agrícola nacional, generaron importante­s mermas de rinde y la pérdida de 1,2 millones de hectáreas sembradas”, señaló la entidad, al realizar un balance del cierre de la campaña de soja.

La menor producción que tuvo el grano vino de la mano de una fuerte merma en el rinde medio nacional. Este quedó en 21,4 quintales por hectárea, lo que significó una retracción del 33% versus el nivel que tuvo el ciclo pasado, según explicó Ayelén Gago, analista del Departamen­to de Estimacion­es Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

En esta línea, además el rinde promedio se ubicó 8,2 quintales por hectárea por debajo del promedio de las últimas cinco campañas.

La sequía afectó fuerte a las provincias de la pampa húmeda, donde se concentra más del 80% de la producción del cultivo a nivel nacional.

“Desde mediados de diciembre de 2017 comenzaron a interrum- pirse las lluvias, y hacia principios de enero de 2018 ya se relevaban focos de déficit hídrico en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires”, precisó el relevamien­to de cierre de campaña que hizo la entidad.

Temporal

Vale recordar que, además del efecto sequía, los productore­s afrontaron en abril pasado un temporal en plena cosecha que provocó daños en volumen y en la calidad de la soja que estaba esperando por la recolecció­n.

Como se mencionó, el fenómeno climático tuvo un correlato en materia económica. Según el Instituto de Estudios Económicos de la entidad, no solo hubo una disminució­n de US$4200 millones en el valor agregado de la cadena de la oleaginosa, que significa una merma del 0,6% en el PBI que estimó el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), sino que el mismo Estado sufrió una pérdida en términos de recaudació­n fiscal.

Virginia Ceccarelli, economista de la Bolsa de Cereales porteña, precisó que en concepto de retencione­s y otros impuestos que gravan la cadena ingresaría­n al Estado unos US$1400 millones menos.

En la cadena, no obstante, el más golpeado terminó siendo el productor del cultivo. Así, este año el eslabón de la producción resignará unos US$2600 millones en términos de valor agregado.

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