Inteligente mirada sobre la historia argentina
muy buena. dramaturgia y dirección: Beatriz Catani. intérpretes: Gabriela ★★★★
Ditisheim, Trinidad Falco y Juan Manuel Unzaga. músico en escena: Ramiro Mansilla Pons. sonido en vivo: Agustín Salzano. voz en off: Beatriz Catani. realización
audiovisual: Nahuel Lahora. iluminación: Leandra Rodríguez. vestuario: Gonzalo Giacchino. escenografía: Andrea Desojo, Inés Raimondi. sala: Teatro Cervantes,
Libertad 815. funciones: jueves a domingos, a las 18. duración: 70 minutos.
“Si algún día alguien buscara en las ruinas del desierto, buscaría riquezas y no palabras”, dice uno de los personajes de Cosas como si nunca, la nueva creación de la autora y directora Beatriz Catani. Es que en este nuevo proyecto la creadora salió a recorrer la llanura con la intención de encontrar historias que puedan, aunque sea en pequeña medida, hacernos comprender algo del presente.
La literatura del siglo XIX recogió mucho anecdotario de momentos pintorescos, conmovedores, trágicos, todos elocuentes, que han formado a varias generaciones en conceptos que, según la década en la que fueran referidos, aportaban determinada visión sobre la identidad nacional. Extraña paradoja.
Catani comienza jugando con una historia interesante: una compañía teatral que se traslada de Buenos Aires a Córdoba es asaltada por los indios. Una actriz cautiva, explica la autora-directora a través de su voz en off, todavía anda diciendo a Shakespeare en el desierto. Esta extraña y atractiva situación es un buen disparador para iniciar su camino de búsqueda. En ese derrotero los que aparecerán serán los fantasmas del pasado. Facundo y Martín Fierro, entre otros (indios, gauchos, soldados), parecerían deambular aún por esas tierras. Muertos que todavía hoy piden clemencia, justicia. Y a ellos se sumarán otras criaturas que el imaginario personal, a veces, y el popular, en otras, hizo crecer con fuerza aportándoles una entidad casi sagrada. Claro, por momentos los límites entre la historia real y la ficción literaria se confunden.
Como no podía ser de otra manera, también aquí aparecerá un extranjero que observará el paisaje desde su experiencia. Una voz que sumará conflictos porque no podrá mediar mucho entre quien escribe en este presente (Catani), quienes defienden el relato (los actores) y aquellos que como pudieron convirtieron ciertas situaciones en palabras con un peso específico (los narradores en su época).
Beatriz Catani desarrolla su proyecto en tres planos. El relato a través de sus intérpretes (Gabriela Ditisheim, Trinidad Falco, Juan Manuel Unzaga), una realización audiovisual que introduce al espectador en el ambiente y le pone cuerpo y rostro a algunos de los personajes, con los que afirma la desolación de un paisaje que parecería querer comerse todo lo que contiene y no dejar espacio para que un proyecto de país adquiera forma. Tercero, un complemento musical en vivo que subraya la acción que tiene lugar sobre el escenario y que resulta transformador en muchos momentos. La suma de estos elementos es muy movilizadora.
La experiencia necesita de un espectador muy activo que no solo acompañe esta compleja trama, sino, además, que abra su campo de experiencia personal y complete esos momentos fragmentados que se describen con las imágenes que puedan llegarle desde sus recuerdos, su campo de lecturas o de su experiencia política y social. La autora y directora parecería aceptar todo tipo de confrontación. Se diría que su intención es entablar un diálogo activo con el público.
Cosas como si nunca es un trabajo que muestra a Beatriz Catani en un momento de mucha madurez. Sintetiza de manera atractiva cuestiones que aparecieron en espectáculos anteriores, y define con muy buenos logros una inclusión definitiva en el campo de una performance donde ideología y arte se dan la mano con mucha fortaleza.