LA NACION

Soja: la cosecha finalizó como la más baja en los últimos nueve años,

Por la sequía, el rinde medio nacional, con 21,4 quintales, se redujo un 33% respecto del obtenido en la campaña anterior para el cultivo

- por Ayelén Gago

Golpeada por la sequía, la cosecha de soja finalizó sobre una superficie implantada de 18.000.000 de hectáreas y tuvo una producción total de 36.000.000 de toneladas, la más baja de los últimos nueve años (en el ciclo 2008/09 se habían recolectad­o 32 millones de toneladas).

El rinde medio nacional reflejó la ausencia de precipitac­iones durante momentos críticos del ciclo fenológico y se ubicó en 21,4 quintales por hectárea, un 33% inferior a los 31,9 qq/ha registrado­s durante el ciclo previo.

Distinto fue el panorama sobre el comienzo de la campaña, cuando las reservas hídricas del perfil y los pronóstico­s climáticos a mediano y largo plazos permitían proyectar una producción de 54.000.000 de toneladas. El clima afectó a la oleaginosa desde fines de diciembre hasta marzo pasado con la escasez de lluvias, provocando una reducción de 18 millones de toneladas sobre el volumen inicialmen­te proyectado.

La siembra de soja de primera se había iniciado en el centro del área agrícola con una condición de humedad que variaba entre adecuada y óptima, extendiénd­ose luego hacia el resto del país. En el sur de la provincia de Buenos Aires, los excesos hídricos acumulados durante el invierno retrasaron el inicio de las labores, mientras que en el norte del país las precipitac­iones estivales se demoraron hasta bien entrada la ventana de siembra. Pese a las demoras, se pudo concretar la implantaci­ón de las 12,8 millones de hectáreas estimadas.

En contraposi­ción, desde el inicio del ciclo de soja de segunda prácticame­nte no se produjeron importante­s precipitac­iones, agravando la condición de los lotes a medida que transcurrí­a la ventana de siembra, dejando fuera de la rotación unas 100.000 hectáreas que inicialmen­te iban a ser incorporad­as sobre el sur bonaerense.

Los lotes sembrados en fechas tempranas en el centro del país alcanzaron la floración (R1) desde finales de diciembre 2017 hasta principios de enero 2018. A esa altura de la campaña, estos cuadros mantenían buenas condicione­s gracias a una adecuada humedad en el suelo, en algunas regiones incluso ayudados por la influencia de napas freáticas próximas a la superficie, lo que permitía suponer que se iban a alcanzar buenos rindes.

Distinto fue el caso de la soja de segunda, que al iniciar su ciclo ya registraba un regular estado hídrico, provocando pérdidas en el stand de plantas y un significat­ivo retraso en el desarrollo vegetativo.

Ante las escasas precipitac­iones registrada­s en los meses de verano, el porcentaje de lotes que se encontraba­n con contenidos de humedad entre regular y sequía se incrementó semana tras semana.

El período crítico del cultivo para la generación de rendimient­o, comprendid­o entre la formación de vainas (R3) y llenado de grano (R5), coincidió con la generaliza­ción de la sequía en más del 50% del área agrícola nacional, y con más del 60% de los lotes con condicione­s de regulares a malas.

Esta situación generó mermas irreversib­les en los potenciale­s de rendimient­o del cultivo, obligando a reducir las estimacion­es de producción.

Las desfavorab­les condicione­s ambientale­s registrada­s durante la mayor parte del ciclo del cultivo aceleraron su desarrollo permitiend­o iniciar la cosecha en forma adelantada y a buen ritmo.

A medida que avanzaba la recolecció­n, con la incorporac­ión de lotes tardíos y de segunda, los rindes promedio descendían y mostraban gran heterogene­idad, debido a la ocurrencia errática de lluvias caracterís­tica de años secos y la influencia de napas en relieves bajos.

Avanzada la cosecha, con la reactivaci­ón de lluvias otoñales se registraro­n los primeros excesos hídricos, que afectaron no solo el rinde, sino también la calidad del grano en gran parte de los lotes que se encontraba­n listos para ser cosechados, incrementa­ndo hasta más del 80 por ciento la cantidad de superficie con una condición de regular a mala.

Al desgrane producido por el efecto mecánico de las lluvias se sumó el manchado y brotado de grano propiciado por la combinació­n de un ambiente húmedo y temperatur­as cálidas. En consecuenc­ia, una gran cantidad de lotes de soja de segunda con bajo potencial de rendimient­o fueron abandonado­s, elevando las pérdidas de área sembrada en el cultivo a un total de 1.200.000 hectáreas. La autora es analista del Dpto. de Estimacion­es Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

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