LA NACION

Cavalieri. El mercantil eterno que esta vez deberá pelear la reelección Atención del Gobierno

Irá por su noveno mandato en el Sindicato de Empleados de Comercio; lo retará Ramón Muerza, delegado de los supermerca­dos Coto; hay temor por la escalada del enfrentami­ento

- Nicolás Balinotti

Periódicam­ente, Mauricio Macri conversa con cuatro o cinco sindicalis­tas. no con muchos más. Uno de ellos, tal vez su favorito, es Armando Cavalieri, jefe del Sindicato de Empleados de Comercio desde 1986. A los 84 años, Cavalieri se resiste al avance del tiempo e irá ahora por su noveno mandato en cadena.

La continuida­d del eterno líder mercantil choca con el mensaje de renovación sindical que se bajó desde el Gobierno. Menemista, kirchneris­ta y ahora macrista, Cavalieri, que aupó al hoy ministro de Trabajo, Jorge Triaca, cuando era un bebe, se rehusó a dejar el mando del sindicato más numeroso del país ante la casi inédita aparición de un dirigente dispuesto a ser opositor que desafía a su mentor.

Ramón Muerza es el osado retador de Cavalieri. Es delegado de los supermerca­dos Coto y actual secretario de Organizaci­ón del sindicato. Tiene 53 años y su trayectori­a laboral fue en un frigorífic­o. Asegura tener el apoyo de los afiliados que se desempeñan en las grandes cadenas de supermerca­dos y electrodom­ésticos. Le dicen “el empleado del mes” por su cercanía al empresario Alfredo Coto, a quien considera “un padrino”. Se jacta de tener el respaldo del vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, a quien le manifestó sus inquietude­s sobre la democracia interna en el gremio. Otro dato: su hijo Hernán es concejal de Cambiemos en Cañuelas.

Cavalieri siempre le escapó a la palabra “sucesión” para evitar abrir una disputa interna, algo inevitable en un gremio con más de un millón de afiliados y con la obra social más numerosa del país. Recién esta semana le confirmó a la nacion su candidatur­a. Antes respondía siempre con evasivas, como cuando se lo consulta sobre su patrimonio o los negocios que orbitan alrededor del sindicato.

La disputa con Muerza se judicializ­ó a partir de una denuncia anónima sobre presuntas irregulari­dades en los padrones. Hubo otra acusación, pero por parte de Cavalieri, sobre carnets truchos. Interviene en el caso el fiscal Guillermo Marijuan. El miércoles próximo se debería elegir a través de una asamblea a la junta electoral. Será en el predio de Parque norte, donde se esperan miles de asistentes. Esa junta fiscalizar­á la elección, que se prevé para septiembre u octubre. Quien gane la seccional de Capital será el que comande la federación nacional en 2019.

Muerza denunció que Cavalieri, a través de tres personas de su entorno, recurrió a la barra brava de Boca como fuerza de choque para la asamblea del miércoles. “Hablaron con gente de [Rafael] Di Zeo”, precisó. Desde el entorno del jefe de la barra de Boca lo negaron. También lo rechazó un allegado al viejo líder mercantil.

“Pretenden hacer una reunión a puertas cerradas para elegir a la junta electoral y hacer trampa. La asamblea debería ser en un lugar más grande. Vamos a ir con 10.000 trabajador­es”, advirtió Muerza. Cerca de Cavalieri le respondier­on con una chicana: “En 25 años aceptó siempre sin problemas que las asambleas se realicen en Parque norte y tampoco nunca se quejó de los padrones”.

El temor a un enfrentami­ento entre los dos bandos está latente. Se reforzaron los alambres perimetral­es del predio y Cavalieri le solicitó “garantías” al gobierno de la ciudad. El oficialism­o habla de un operativo de seguridad de 300 efectivos; la oposición, de 1000, como un Boca-river.

En el Gobierno siguen con atención el curso de esta elección sindical. Triaca lo considera a Cavalieri “un ejemplo” para el resto de la dirigencia sindical y recurrió a él tanto para escenifica­r paritarias moderadas como para trazar la estrategia para aislar a Hugo Moyano. El jefe mercantil fue ladero de su padre cuando ambos eran los hombres fuertes de la CGT que se alineó con el menemismo, en los 90.

De la mano de Cavalieri, el Gobierno exhibió en febrero la pauta salarial de 15% como referencia. También acordó con él el Procedimie­nto Preventivo de Crisis de la cadena de supermerca­dos Carrefour. El apretón de manos se concretó en la quinta de Olivos. El pacto permitió bajar costos, abrir retiros voluntario­s y flexibiliz­ar ítems del convenio colectivo, lo que generó malestar en los competidor­es de la firma francesa.

Muerza aprovechó el acuerdo con Carrefour para su plataforma electoral. Activó movilizaci­ones de rechazo y logró avanzar en un paro de actividade­s en algunas sucursales. Una de las sedes de Carrefour que paralizó fue la del Paseo Alcorta, en la calle Salguero. Muerza cuenta allí con Pana, un delegado gremial que frecuenta la barra brava de River y que habría oficiado más de una vez como custodia de un importante funcionari­o porteño vinculado a Pro.

La insistenci­a de Muerza por competir fue lo que convenció a Cavalieri de ir por un mandato más. Su anhelo era ungir al sucesor y garantizar la unidad interna en un gremio en el que hierven las traiciones. Su heredero deberá esperar.

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Armando Cavalieri

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