Justina, Justicia
con la sanción de la ley Justina, de trasplantes y donaciones, el congreso ha tenido una de las actuaciones más trascendentes en mucho tiempo. Qué bueno sería que pudiéramos, como país, coronar un año histórico (no por los resultados económicos, que son malos), logrando cambios en la Justicia, que, como la citada ley, beneficien al conjunto de la sociedad. Uno muy importante tiene que ver con los tiempos de resolución de causas que hoy duran una eternidad y muchas veces terminan prescribiendo, con lo cual, cada vez que esto ocurre, la injusticia le gana un round a la justicia. Porque además un acusado puede representar a la sociedad en el congreso y hasta candidatearse mientras no haya sido desaforado. Si la “presunción de inocencia” para los procesados por la comisión de un delito concluyera junto con la etapa de instrucción (siempre y cuando el juez de primera instancia dictara el procesamiento) esa figura de “inocente hasta que se demuestre lo contrario” daría paso a la de “inversión de la carga de la prueba”, debiendo otorgarse al acusado tiempos precisos para demostrar, con indicios concluyentes, su inocencia. Seguramente se terminarían “las jugarretas” a las que nos tienen acostumbrados los abogados defensores para dilatar los tiempos y correr plazos (petición de aplazamiento y reprogramación de audiencias, proposición de conflictos de competencia, solicitud de recusación y nulidades, peticiones reiteradas e innecesarias, renuncia o cambio de abogados, interposición de habeas corpus, solicitud de pruebas en el exterior, etcétera).
Lograríamos una Justicia más eficiente y cambiaríamos el tiempo verbal del “será justicia” por el de “se hizo Justicia” (así, con mayúscula).
Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com