LA NACION

Una bisagra para el plan de gradualism­o económico

La economía real sufrirá por los desequilib­rios en un escenario frágil

- ESTEBAN DOMECQ El autor es presidente de Invecq Consultora

El Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado (REM) del Banco Central dimensionó el impacto, sobre el escenario económico, del desequilib­rio monetario (inflación, expectativ­as de inflación y tasa de interés) y la corrida cambiaria.

¿Cambió el contexto externo? Sí, pero no es novedad. No hay cambio más anticipado y gradual que la suba de tasas de la Fed desde 2015. El dólar se fortalece, pero lentamente. ¿Influye? Sí, claramente. ¿Determina? Definitiva­mente no. Lejos estamos aún de un frente externo verdaderam­ente adverso. Pero el daño en la Argentina fue grande. Las monedas emergentes se depreciaro­n, salvo el real brasileño (+16%) y la lira turca (+24%), menos de 10% en el año, y nuestro peso perdió 60%. El ascenso del riesgo país fue estrepitos­o: de 350 a 600 puntos. Subestimam­os los desequilib­rios y las vulnerabil­idades quedaron expuestas.

Esta situación tiene dos secuelas graves. Por un lado, dejó sin fondeo el gradualism­o, que por definición es dependient­e del financiami­ento, lo cual explica la asistencia del FMI. Y, por otro lado, implica un cambio rotundo en el escenario económico, agravado por mayor incertidum­bre del proyecto político.

¿Cuánto cambió? Un año atrás, el REM proyectaba 14,9% de inflación y 3% de crecimient­o para 2018. Las revisiones fueron muy negativas: la inflación esperada es de

30% y el crecimient­o se prevé exiguo, de

0,5% (menos que el arrastre estadístic­o). La performanc­e económica será desalentad­ora, producto de cómo la crisis cambiaria se propaga en la economía real. No sirven el optimismo y la subestimac­ión del oficialism­o ni la irresponsa­bilidad del apocalipsi­s de la oposición. Devaluació­n es más inflación; mayor tasa de interés es caída en el salario real, menor consumo, menores ventas, menor inversión y contracció­n del empleo, lo que a su vez implicará menor nivel de actividad.

Pero hasta acá, nada nuevo en este escenario de estanflaci­ón por asfixia fiscal que acarrea la economía argentina desde 2011. Simplement­e “oxigena” en cada año par, en este caso, tal vez, en su versión “light”. No debería ser sorpresa bajo el sol de un plan económico que, en los dos primeros años, hizo gradualism­o de contención, pero no de reversión. El verdadero desafío sigue estando en el desequilib­rio macro de largo plazo: el frente fiscal y el externo. Son los déficits gemelos, frutos de la herencia y también de la gestión. Contener el desequilib­rio con financiami­ento limitado y en un contexto recesivo será complejo.

El escenario actual, frágil y adverso, representa una clara bisagra para la normalizac­ión económica. Bisagra que tendrá la difícil tarea de articular satisfacto­riamente la primera e inconclusa fase del gradualism­o con la de una nueva programaci­ón económica, que sea integral, consistent­e y que brinde mayor certidumbr­e para resolver los problemas de fondo. El desafío es grande.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina