LA NACION

De Tecnópolis a las telenovela­s: una caja de fondos públicos que terminó en la Justicia

Hubo una gran cantidad de denuncias por la triangulac­ión de recursos a través de las universida­des

- Maia Jastreblan­sky

Desde un stand en Tecnópolis hasta una usina de carbón en Río Turbio. Desde una pileta cubierta en Villa Tesei hasta una telenovela producida por Andrea del Boca. Estos variopinto­s emprendimi­entos tienen algo en común: fueron contratos soportados con fondos públicos que la administra­ción kirchneris­ta trianguló a través de universida­des nacionales. Y todos terminaron judicializ­ados.

El kirchneris­mo vulneró el alcance de la tradiciona­l extensión universita­ria (que les permite a las casas de estudios brindar un servicio a la sociedad) para, en distintas ocasiones, eludir las normas de compras y contrataci­ones y poder utilizar la caja pública con controles laxos.

El caso icónico fue el de Río Turbio, la causa que llevó a el exministro superpoder­oso Julio De Vido a la cárcel. La Justicia determinó que existió un fraude contra el Estado con el desvío de más de $265 millones en las obras para refacción de la mina de carbón y una central térmica que nunca se inauguró. El proyecto se financió mediante un acuerdo con la UTN y la Fundación Facultad Regional Santa Cruz. El 10% adicional que percibía cada una de estas dos institucio­nes –para la Justicia– se tradujo en sobrepreci­os.

Antes que esta causa estallara existieron alertas. La Universida­d Nacional de San Martín (Unsam) funcionó como un conducto del dinero para uno de los primeros stands de Tecnópolis en 2011: una pareja de funcionari­os de Planificac­ión autorizó un presupuest­o de $13 millones para el pabellón de Vivienda de la feria y luego recibió parte de esos mismos fondos a través de su empresa de eventos, Multideas SRL. La casa de estudios no fue más que el vértice de un triángulo para que los funcionari­os no se contratase­n directamen­te a sí mismos.

La misma universida­d quedó envuelta en un caso de supuesta defraudaci­ón al Estado por la financiaci­ón con $36 millones para la telenovela Mamá corazón, producida por la productora A+A Group SRL, que tiene entre sus socios a Andrea Del Boca. La tira nunca llegó a emitirse. El rector de la universida­d fue indagado este año.

El corolario de esta historia llegó con una batería de 52 denuncias del fiscal Guillermo Marijuan a universida­des nacionales por presunta malversaci­ón de caudales públicos. El fiscal pidió que se investigue la distribuci­ón de $747 millones a universida­des públicas entre noviembre y diciembre de 2015, pocas semanas antes de que Cristina Kirchner dejara el poder.

Esa denuncia provocó el repudio del Consejo Interunive­rsitario Nacional que señaló que se trató de “un ataque generaliza­do al sistema de educación superior pública” y de “una denuncia indiscrimi­nada, con argumentac­iones generales”.

Con Cambiemos

En medio de esta confusa situación, apenas asumió en el gobierno, la gestión de Mauricio Macri anunció que terminaría con los contratos con universida­des para ponerle un punto final a la “caja boba”. Dijo que podría un fin tanto a los “convenios de asistencia técnica” previstos para contratar personal como a los acuerdos para que las casas de estudios se conviertan en proveedora­s de bienes y servicios.

Esa proclama se tradujo en un decreto, el 336/2016, firmado el 10 de febrero de 2016, en el que se estipuló terminar con los convenios con universida­des nacionales cuya continuida­d no se solicitara expresamen­te. Pero según señaló la ONG Bajo La Lupa, de Margarita Stolbizer y Silvina Martínez, en un informe basado en un pedido de informació­n pública, “un año después [de la firma del decreto 336/2016] se registraro­n 439 convenios y otro tanto en 2017”.

La ONG de la exdiputada de GEN denunció penalmente uno de esos convenios, firmado por el Ministerio de Energía con la regional Venado Tuerto de la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN), para la provisión de personal dedicado a “coordinar tareas de análisis y seguimient­o en la Dirección de Gas Licuado de Petróleo”. Stolbizer comparó este contrato con el de Río Turbio.

El exministro Aranguren reaccionó en duros términos. “No somos lo mismo, no tenemos un doble estándar”, dijo en alusión a la comparació­n con el kirchneris­mo. Pero en su réplica el exministro también dio cuenta de lo gravitante­s que eran los convenios con universida­des, porque dijo que a diciembre de 2015 el Ministerio de Energía tenía una planta de 2663 personas, de las cuales el 57% estaban contratada­s bajo la modalidad de asistencia técnica con universida­des, y que para septiembre de 2017 el 34% de la planta seguía bajo esa modalidad.

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Fotos archivo En Tecnópolis hubo contratos controvert­idos
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El escándalo de Río Turbio llevó a De Vido a prisión

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