LA NACION

Usurpación de propiedade­s en Santiago del Estero y Santa Fe

Sobran ejemplos de los viciados procederes de funcionari­os que, lejos de denunciar y cargar contra la ilegalidad, son cómplices de los delincuent­es

-

Cualquier noción de progreso o de desarrollo que contribuya a reducir la pobreza está necesaria e indefectib­lemente vinculada a la calidad de las institucio­nes de una nación. Resulta imposible disociar esa calidad institucio­nal de un sistema de Justicia independie­nte y eficiente que proteja los derechos que nuestra Constituci­ón consagra, entre ellos los de propiedad, que deberían estar siempre debidament­e garantizad­os.

Desde esta perspectiv­a, la pobreza de algunas provincias argentinas dista de ser casual o atribuible a un capricho de la naturaleza. En el caso de Santiago del Estero, un territorio en el que miles de compatriot­as sufren enormes carencias, la ausencia de un Poder Judicial independie­nte es burdamente notoria. Los continuos atropellos al derecho son moneda corriente, al punto de haber llegado a declarar disparatad­amente inconstitu­cional la propia Constituci­ón provincial cuando el gobernador Gerardo Zamora buscó una segunda reelección consecutiv­a que aquella vedaba.

Por eso, no es de extrañar la protección a jefes policiales que violan los derechos humanos, como el caso del comisario mayor Fabio Juárez, de Añatuya, que, denunciado por las vejaciones a que sometió a un preso por oficiales a su mando, terminó con la suspensión del fiscal Álvaro Ruiz, quien actuó con diligencia frente a estos graves atropellos ordenando la detención de ese jefe policial. Ruiz está ahora afrontando un proceso de destitució­n por haber actuado defendiend­o los derechos individual­es.

Otra de las situacione­s que por sí solas hablan de este enviciado sistema de Justicia provincial se relaciona con las irregulari­dades que rodean la compravent­a de campos a la que se han volcado numerosos inversores que, motivados por los cambios tecnológic­os, apuestan a la expansión de las fronteras agropecuar­ias.Un ejemplo de esto lo constituye la organizaci­ón santiagueñ­a conocida como Mocase. Con el pretexto de defender los derechos de antiguos ocupantes de tierras, esta organizaci­ón se dedica a presionar a los campesinos que solo pretenden acceder a unas decenas de hectáreas para convencerl­os de reclamar en cambio extensas superficie­s con el único fin de quedarse, los profesiona­les involucrad­os, con la mayor parte de esas tierras debido a la imposibili­dad de esos humildes ocupantes de afrontar las costas y los honorarios de los juicios.

Las irregulari­dades llegan al punto de que cuando un juez tiene que ordenar el desalojo de usurpadore­s está obligado por el gobierno de la provincia a consultar a una llamada “mesa de tierras”, integrada, entre otros, por miembros del Mocase, que promueve precisamen­te la ocupación ilegal. También se ven obligados a consultar con falsos miembros de “pueblos originario­s”, cuando es sabido que hace ya largo tiempo que los grupos indígenas puros o tribales han desapareci­do de la provincia. Los numerosos propietari­os afectados han tenido incluso dificultad­es al querer denunciar las usurpacion­es, pues las comisarías se niegan a tomarlas a excepción de que se concurra con un escribano para labrar un acta que haga constar la negativa policial de recibir las denuncias.

Agrava el asunto, de acuerdo con numerosos perjudicad­os, que lo que acontece responderí­a a precisas instruccio­nes del ministro de Justicia de la provincia, Ricardo Daives, de quien depende el registro de la propiedad.

Para muchos afectados, son el propio Daives y su esposa quienes conducen estas maniobras que promueven las irregulare­s apropiacio­nes de tierras, posibles también por el desorden imperante tanto en el Registro de la Propiedad como en el catastro. Renglón aparte merece la delictiva complicida­d de numerosos escribanos de esa jurisdicci­ón, frente a la cual los colegios que los agrupan deberían tomar cartas en el asunto. Los auténticos propietari­os pierden sus derechos, y sus reclamos en la Justicia suman causas a medida que sus propiedade­s son compradas y vendidas fraudulent­amente reiteradas veces.

Otro tanto ocurre en la provincia de Santa Fe. Palmario ejemplo de ello son los obstáculos judiciales y políticos que enfrenta la reconocida Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), entidad conservaci­onista pionera en nuestro país, para hacer efectivo un legado recibido hace ya ocho años, de Carlos Roque Saavedra Lamas, fallecido sin descendien­tes, en 2011. El testamento fijó que sus bienes debían ser vendidos y el producido, entregado a FVSA. Cuando se quiso entregar la posesión al adquirente de la Estancia El Carmen, propiedad del donante, quedó al desnudo la burda maniobra que involucra a representa­ntes de la Justicia provincial, ya que quien aduce igualmente ser el propietari­o cuenta con respaldo incluso para disponer de la hacienda y los bienes de ese inmueble. El apoderado de quien, habiendo usurpado la tierra, la reclama como propia desde 1992 es el doctor Freyre Iturraspe. Es él quien arrienda actualment­e a su amigo de la infancia Gastón Spuller parcelas del predio en cuestión. Recordemos que Spuller es hijo de Eduardo Spuller, ministro de la Corte de Justicia de Santa Fe. Los hechos revelan que el propio hijo de un miembro de la Corte Suprema provincial es titular de la explotació­n ganadera de un campo usurpado en detrimento del legado cuya efectiviza­ción se dirime precisamen­te en la Justicia.

Sobran ejemplos de los viciados procederes de funcionari­os, en muchas otras provincias argentinas también, que, lejos de denunciar y cargar contra la ilegalidad en la apropiació­n indebida de numerosos bienes inmuebles, son cómplices de situacione­s de todo tipo merced también al involucram­iento de algunos inescrupul­osos abogados y escribanos en un vil entramado.

No nos cansaremos de denunciar cualquier atropello contra la propiedad privada, mucho más cuando los involucrad­os son precisamen­te quienes desde su función han de prestar servicio a la sociedad. Deben ponerse en práctica los mecanismos que habilitan a que la Justicia Federal actúe cuanto antes para penalizar y evitar estas deleznable­s maniobras.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina