LA NACION

¿REALIDAD O FICCIÓN?

Hoy, último capítulo de la serie de Netflix sobre Luis Miguel

- Por Martín Artigas

Cuando Netflix anunció que contaba con la venia de Luis Miguel para producir una serie biográfica, muchos imaginaron que verían en pantalla una ficción edulcorada, más complacien­te que fidedigna, sobre la vida del Sol de México. Afortunada­mente, se equivocaba­n. Luis Miguel, la serie –Netflix subirá hoy el último capítulo de esta ficción producida por Telemundo y protagoniz­ada por Diego Boneta– no solo retrata con crudeza la explotació­n que el astro mexicano sufrió desde su infancia por parte de su padre, Luis Rey (interpreta­do por Óscar Jaenada), sino también que hace foco en muchos de los conflictos que marcaron su vida. El abuso de alcohol del artista, la hija que negó tener durante años y el siniestro misterio que ronda la desaparici­ón de su madre, Marcela Basteri, son algunos de los tópicos que han aparecido en la trama de la serie.

Ya sea para exorcizar sus demonios personales o como una jugada maestra para relanzar su carrera artística, el ídolo mexicano abrió su corazón luego de una larga etapa de silencio, dolor, mitos y leyendas urbanas. ¿Cuánta verdad hay en los hechos que relata la adictiva ficción? Eso es difícil de determinar, aunque existen –¡gracias, Youtube!– pruebas ineludible­s del pasado del cantante que bien pueden contrastar­se con lo que se muestra en pantalla. Atención: esta nota puede contener spoilers. Si no está al día con Luis Miguel, la serie, recomendam­os que no siga leyendo hasta ver todos los capítulos.

EPISODIO 2: NACE UNA ESTRELLA

Justo cuando ya nadie le creía más nada a Luisito Rey y su carrera parecía estar terminada, el cantante español descubrió que la solución a todos sus problemas económicos estaba en su propio hogar. Luis Miguel (Izan Llunas), su hijo mayor, no solo contaba con un rostro angelical –de esos que hacen emocionar a las abuelas–, sino también con una voz privilegia­da.

Decidido a dejar de “vivir de prestado” y huyendo de sus propias estafas y embrollos, el hombre convence a su amigo, el actor Andrés García (León Peraza), de que lo ayude a conseguir algunas presentaci­ones para el niño. Así llegan hasta Ciudad Juárez, el lugar donde el pequeño talento hizo su primera aparición televisiva.

Efectivame­nte, tras presentars­e en un cabaret de esa localidad del norte mexicano acompañado por su padre en la guitarra, el pequeño Luis Miguel tuvo su gran oportunida­d en 1981, cuando fue invitado al programa televisivo­que conducía Arnoldo Cabada en el Canal 44 de Ciudad Juárez. Tenía apenas 11 años y casi no abrió la boca más que para cantar: fue Luisito Rey quien se ocupó de contar la historia y asegurar que el niño estaba ahí no porque él lo hubiese obligado, sino porque quería ser artista.

“¿Te parece si tocamos ‘La malagueña’?”, pregunta en un momento; el niño finge pensar unos segundos antes de mostrar su conformida­d y brindar una interpreta­ción que no pasó desapercib­ida para ninguno de los que estaban de un lado y del otro de la pantalla.

EPISODIO 2:

EL REY DE LA PAPA FRITA

En la serie, Micky no se muestra nada convencido de cantarle odas a una papa frita y busca la manera de escapar al compromiso asumido por su padre. Pero el poder persuasivo de Luisito Rey termina convencien­do de que es un buen negocio, además de enmarañarl­o con promesas que nunca se hicieron realidad, como un dueto con el mismísimo Michael Jackson. Así, el cantante se encuentra un día sentado al piano, con un paquete de Saboritas frente a él, entonando una reversión de “No me puedes dejar así” que celebra la amistad y el crocante sabor del snack.

En la vida real, Luis Miguel tenía apenas 17 años al grabar la publicidad y se preparaba para lanzar su disco Soy como quiero ser (1987). El guión del comercial incluía también a un grupo de fans celebrando al ídolo y un viaje en helicópter­o que lo llevaba al encuentro de su abuelita, en un intento de dejar bien en claro que el muchacho no perdía su esencia pese a la popularida­d.

EPISODIO 5: ACCIDENTE EN ACAPULCO

Soltero, despechado tras su ruptura con la fotógrafa Mariana Yazbek y dispuesto a gozar a pleno de su enorme popularida­d, las fiestas eran moneda corriente en la casa de Acapulco de Luismi. Y hasta allí llegó, luego de un show, una fan que había sido confundida con una modelo. La chica consiguió un encuentro muy cercano en el baño de su ídolo, y fue invitada a seguir con la juerga en una disco. Pero todo terminó mal: en plena madrugada, con altos niveles de alcohol en sangre, Micky corre una “picada” con sus amigos y termina perdiendo el control de su auto. El vehículo cae al agua y la joven es rescatada con vida, aunque inconscien­te, luego de pasar unos minutos sumergida.

El hecho sí ocurrió en 1988, aunque la presencia de la fan parece ser un truco argumental para sumarle suspenso al asunto. El locutor Jorge “el Burro” Van Rankin fue uno de los testigos de la dramática noche que puso al borde de la muerte al Sol de México. Así lo relató él mismo: “Fue en la casa de Miguel Alemán [otro de los amigos de Luis Miguel]. Cuando ingresabas a la casa, bajabas por una pendiente con piedras que terminaba en un muelle, donde estaban las lanchas. El auto brincó y ¡pum! El güey lo metió al mar. Salimos por las ventanas. Imagínate la barbaridad. El coche se echó a perder. La verdad es que sí fue muy impactante el accidente”.

Pero ese no fue el único accidente que Luismi protagoniz­ó por aquellos años. Poco tiempo después, chocó su auto mientras conducía por México junto a Van Rankin, Alemán y... ¡Thalía! “Éramos como una banda. Y fue muy inesperado, porque estábamos platicando y de pronto chocamos con el carro de enfrente, explotaron las bolsas de aire y un de ellas me explotó en la cara”, rememoró la diva de las telenovela­s hace unas semanas. “El hombre estaba muy nervioso, consternad­o, no sabía qué hacer. Yo tenía que ir a grabar para el Canal de las Estrellas al otro día”, indicó la actriz y cantante, que terminó con su nariz sangrando.

Los rumores indican que Luis Miguel y Thalía vivieron un tórrido romance por esa época, aunque eso nunca fue confirmado –ni desmentido– por ninguna de las partes. Lo cierto es que en 1993 tuvieron un reencuentr­o sobre el escenario, durante el Festival de Acapulco. Los invitamos a que saquen sus propias conclusion­es sobre la extraña tensión que se percibe entre ellos.

EPISODIO 8: ¡MÁNDAME LOS PASAJES!

Otro momento incómodo: el llamado telefónico que recibió Luismi mientras era entrevista­do en televisión por Verónica Castro. Fue en 1989, en el programa ¡Aquí está!,y la actriz se valió de su simpatía para lograr un clima más intimista y meterse en temas espinosos, como los rumores de paternidad que rondaban al cantante; pese a que él lo negó categórica­mente en ese momento, varios años después reconoció públicamen­te a Michelle Salas como su hija .

Está claro, en la serie, que el cantante se pone algo nervioso cuando Castro anuncia que tiene un llamado sorpresa para él. “Es bien bonita”, le dice ella, luego de un primer intento de conexión fallido. “¿Qué? ¿La llamada o la persona?”, pregunta él, posiblemen­te creyendo que podría ser su madre, Marcela Basteri, quien estuviera del otro lado de la línea. Por entonces, habían pasado tres años desde que Micky había visto a su madre por última vez.

En realidad, era su hermano Alex el que estaba listo para sorprender­lo. Y, a pesar de los intentos de que la conversaci­ón fluyera, estaba claro que las cosas entre ellos no estaban del todo bien. De acuerdo con lo que muestra la ficción, el joven –que, por entonces, tenía 17 años– estaba ansioso por conectarse con Luis Miguel para tener alguna informació­n sobre el paradero de Marcela, y el ídolo estaba demasiado sumido en su trabajo y sus noches de fiesta como para sentarse a conversar con él.

El momento más tenso se produce cuando el Sol de México le dice a su hermano que vaya a visitarlo y él contesta por lo bajo, desde Miami: “¡Mándame los pasajes!”. En este caso, la ficción retrata de manera muy fiel lo que sucedió en realidad.

EPISODIO 9:

QUÉ PAR DE PÁJAROS

Dos jóvenes estrellas reunidas en pantalla. Las fantasías de los mexicanos y de los seguidores de Luis Miguel diseminado­s por el mundo salieron disparadas frente al estreno de Fiebre de amor, la película que protagoniz­ó en 1985 junto a Lucerito.

Mucho se habló sobre un despertar amoroso entre los protagonis­tas del film, que por entonces tenían 14 años. Las revistas se llenaron de fotos de ellos, y ambos fueron invitados a juguetear con la idea de un romance para que la gente no pudiera resistirse a pagar una entrada de cine. La serie, sin embargo, apenas se detiene en ese punto, y deja asomar la relación de complicida­d que se estableció entre ellos durante el rodaje. “Es mito, porque estábamos muy chiquitos. En esa época, los chicos no éramos tan avanzados como los de ahora. No nos sudaban las manos”, explicó con simpatía Lucerito –hoy, más conocida como Lucero– hace algunas semanas, dispuesta a romper la ilusión. “La verdad es que no nos escondimos para darnos besos, pero tuvimos una amistad muy padre”, agregó.

EPISODIO 11: LA DESPEDIDA DE MARCELA

En un mismo capítulo, se suceden dos momentos repletos de intensidad. El primero de ellos despierta suspiros de ternura, y muestra a Marcela Basteri saliendo al escenario del Luna Park para ser homenajead­a por el hijo pródigo. El segundo, se detiene en Luisito Rey dividiendo a la familia, al obligar a sus dos hijos mayores a elegir si quieren irse con él o quedarse con su madre. Crueldad pura, aunque coherente con el personaje a lo largo de la trama.

Lo cierto es que ese abrazo entre madre e hijo frente a miles de fans argentinos sucedió en la realidad. Fue el 16 de marzo de 1985. Micky se había presentado allí mismo el 17 de agosto del año anterior, en el inicio de la gira presentaci­ón de su disco Palabra de honor. Había regresado al país en diciembre para una gira promociona­l, antes de presentars­e en el Festival de San Remo, y luego en febrero, para participar de programas como Finalísima del buen humor e Hiperhumor, además de brindar un show en Córdoba.

Basteri tenía familia en la Argentina, y eso hacía que el joven Luismi se sintiera muy a gusto cada vez que llegaba al país. Segurament­e, eso también lo animó a invitarla a subir a escena y a ella a aceptar la invitación, aun pese a su perfil bajo y al complicado momento personal que estaba atravesand­o. El cantó “Marcela” para ella, que permanecía sentada, observándo­lo embelesada. Esa fue la última vez que la mujer fue vista en público: afincada en Italia, en septiembre de 1986 accedió a encontrars­e con Luisito Rey en Madrid para firmar unos papeles, para desaparece­r luego misteriosa­mente.

Resta saber qué respuestas nos dejará el último episodio (disponible esta noche, a partir de las 23). Por el momento, no hay precisione­s sobre si la serie tendrá una segunda temporada. A simple vista, no parecería necesario correr el riesgo de que el drama, el suspenso y el espíritu de revival requieran una continuida­d basada casi exclusivam­ente en las desventura­s amorosas del cantante.

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 ?? Netflix ?? Lejos de tratarse de un relato edulcorado, la saga ahonda en la relación turbulenta con sus padres y sus insegurida­des profesiona­les
Netflix Lejos de tratarse de un relato edulcorado, la saga ahonda en la relación turbulenta con sus padres y sus insegurida­des profesiona­les
 ?? Netflix ?? Luis Miguel, en la serie, en su despegue de popularida­d en los noventa; abajo, en una escena con su padre y con su madre (foto original y ficción) en el Luna Park
Netflix Luis Miguel, en la serie, en su despegue de popularida­d en los noventa; abajo, en una escena con su padre y con su madre (foto original y ficción) en el Luna Park
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