LA NACION

“Fue la noche más terrible de mi vida”

Lo dijo un sacerdote que pasó la noche en el templo atacado en Managua

- Delfina Galarza

La parroquia Divina Misericord­ia fue el refugio de unos 200 jóvenes de Managua que se atrinchera­ron anteayer para ocultarse de las fuerzas del gobierno nicaragüen­se, que reprimen desde hace casi tres meses las protestas opositoras. Según contó a la nacion el sacerdote Erick Alvarado Cole, el templo ayer fue un “colador” por los balazos disparados por los leales al presidente Daniel Ortega.

“Fue la noche más terrible de mi vida: estábamos acostados en el piso de la casa cural escuchando las ráfagas de balas”, dijo Alvarado Cole, que junto con el párroco Raúl Zamora fue el responsabl­e de rescatar y asistir durante toda la noche a los jóvenes que fueron sacados violentame­nte de la Universida­d Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) y se refugiaron en la iglesia.

“Murieron dos, desgraciad­amente, pero si no se hacía nada hubieran muerto más de 100 jóvenes. A lo mejor nos movimos sin pensar, fue puro instinto”, reflexionó el cura.

Pasado el mediodía de anteayer, se enteró de que habían empezado el asedio en la UNAN. Tanto él como Zamora empezaron a escuchar el enfrentami­ento en la calles de Managua y, sin dudarlo, el párroco salió en su auto en busca de algunos jóvenes que necesitara­n asistencia. En cuestión de horas el número de refugiados en la parroquia aumentó, así como también el sonido de las balas.

Miedo, angustia y gritos invadieron el templo y la casa cural, el hogar de los sacerdotes que está ubicado justo por detrás. Conseguir la calma del grupo fue casi una misión imposible para Alvarado Cole, sobre todo porque los impactos de bala fueron prácticame­nte ininterrum­pidos: cada diez minutos. “El templo parece un colador”, contó.

A partir de las 5 de la madrugada (hora local) de ayer, cuando pensaron que el ataque había cesado, llegó la peor noticia: habían muerto dos jóvenes. Sus cuerpos fueron ingresados a la parroquia, y de todas formas dos sacerdotes les dieron la extremaunc­ión.

“No se puede ser neutrales ante el mal”, dijo Alvarado Cole en relación a los cerca de 270 muertos que dejó la represión del gobierno a las protestas contra Ortega. El cura también compartió el mensaje del papa Francisco y dijo: “Prefiero una Iglesia accidentad­a por salir a la calle que enferma por quedarse encerrada”.

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