Jean Baptiste Pilou. Un romance y el sueño del bistró francés en Belgrano
Jean Baptiste Pilou formó una dupla imbatible con la salteña Valentina Avecilla. En el amor y en el trabajo, están en el mismo equipo. Y cuando a él se le pregunta por qué eligió Buenos Aires, señala a la rubia detrás de la barra: “Por Valentina”. Se conocieron en París, cuando ella viajó a perfeccionarse, e hizo una pasantía en el restaurante en el que Jean Baptiste trabajaba.
Un tiempo después, en 2007, se mudaron a Buenos Aires y empezaron a soñar con tener un rincón propio de cocina francesa. Ese lugar llegó después de trabajar en La Bourgogne y en Tegui.
“Vine a Buenos Aires como la mayoría de los franceses: por una mujer”, dice, cuando logra hacerse una pausa en Fleur de Sel, el selecto restaurante de comida francesa, con un número reducido de mesas, que atiende sobre la calle La Pampa, en Belgrano.
“Los productos argentinos son una maravilla. Y los argentinos, aunque en su mayoría pasan del cilantro y de las pasas de uva, suelen estar muy dispuestos a probar sabores nuevos. La mayoría de nuestros clientes nos pide una sugerencia y eso nos da muchas posibilidades para crear”, dice.
Aunque ama lo que hace en Buenos Aires, Jean Baptiste se imagina en un futuro de regreso en su tierra. Si lo hace, su forma de cocinar ya llevará el sello argentino. Piensa en un restaurante que sirva comida capara llejera argentina. “Las empanadas”, dice. Para él la comida callejera latinoamericana marcará la tendencia en Europa en los próximos años.
¿Por qué empanadas, después de dedicar una vida a las versiones más sofisticadas de la gastronomía francesa? Las empanadas son salteñas, y la respuesta es una sola: Valentina.