Una causa que derivó en otras denuncias
Escribir sobre el atentado a la AMIA hoy no es para decir quién puso la bomba, sino para hablar sobre quiénes están acusados de encubrir a los culpables y quiénes son investigados por el supuesto homicidio del fiscal Alberto Nisman.
Para la Justicia argentina, el caso está esclarecido: fue Irán y por eso están vigentes los pedidos de captura de Imad Mugniyah, exjefe de Hezbollah, supuestamente muerto por Israel; Ali Fallahijan, exjefe de inteligencia de Irán; Mohsen Rabbani, exagregado cultural de Irán en la Argentina; Ahmad Reza Asghari, tercer exsecretario de Irán en el país; Ahmad Vahidi, exjefe de la Fuerza Quds y exministro de Defensa de Irán y Mohsen Rezaí, exjefe de la Guardia Revolucionaria iraní. Para ellos está vigente una circular roja de Interpol. Además, la Justicia argentina pidió la captura internacional del expresidente de Irán Ali Akbar Hashemi Rafsanjani y del ministro de Relaciones Exteriores iraní, Ali Akbar Velayati, pero Interpol rechazó publicar circulares rojas.
Hoy escribir sobre el ataque es para referirse a dos expresidentes, Carlos Menem y Cristina Kirchner, que están siendo juzgados por encubrimiento.
El primero atraviesa un juicio oral. La fiscalía pidió condenarlo a cuatro años de prisión y solicitó que el exjuez federal Juan José Galeano, que estaba a cargo de la causa, sea sentenciado a 13 años. Para el exjefe de inteligencia del menemismo Hugo Anzorreguy pidieron seis años de prisión.
Cristina Kirchner será juzgada antes de fin de año acusada de buscar la impunidad de los sospechosos iraníes con pedido de captura internacional. Junto con ella será juzgado el excanciller Héctor Timerman. También están acusados Carlos Zannini, exsecretario general de la presidencia, y Oscar Parrilli, exjefe de inteligencia. Ante la falta de avances en la causa, Cristina Kirchner cambió la postura que mantenía su esposo de confrontación con Irán, y avanzó en la firma de un pacto secreto. El documento preveía la revisión de las pruebas de la causa por una comisión de expertos ajenos a la Justicia argentina y que los iraníes prófugos iban a declarar en su país, y levantarse los pedidos de detención en su contra.
Nisman investigó lo que había alrededor de la firma y denunció a Cristina Kirchner y sus funcionarios por encubrimiento. Cuatro días después, apareció muerto de un tiro en la cabeza en lo que para la Justicia es un homicidio. El juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano están cruzando las llamadas telefónicas de Cristina Kirchner, su canciller y los otros acusados para determinar si hay elementos para sospechar que estuvieron detrás de la muerte.