La ley y el dogma
Recientemente, el senador Pichetto le pidió tolerancia a la iglesia católica para con quienes piensan distinto respecto de la legalización del aborto en la argentina, y afirmó que la ley está por encima del dogma. Valdría la pena recordarle al senador lo siguiente: en primer lugar, no es solo la iglesia católica la que se opone a su legalización, sino también otras iglesias cristianas y miembros de distintas confesiones religiosas. Segundo, que la legalización del aborto sería contraria a lo que dispone el artículo 19 del nuevo código civil y comercial, aprobado en 2014, y que el senador votó en su favor, que dice: “La existencia de la persona humana comienza con la concepción”. En tercer lugar, que su aprobación (y lo debería saber) sería anticonstitucional, porque contradice el Pacto de San José de costa Rica, al que adhiere nuestra constitución, que reconoce el derecho a la vida a partir del momento de la concepción. asimismo, el senador debería recordar que el Preámbulo de la constitución reconoce a Dios como fuente de toda razón y justicia. Por otra parte, si el artículo 2 señala que el gobierno federal sostiene el culto católico, ello no debe ser interpretado como algo meramente material, sino como algo sustancial hundido en nuestro ser nacional y, en tal sentido, no se puede desconocer el pensamiento de la iglesia católica como para mandarla callar en un tema como este.
Por último, dos ejemplos para que el senador entienda por qué razón, para nosotros, los católicos, Dios está por encima de todo. El del apóstol Pedro, frente al Sanedrín, que pretendía juzgarlo por hablar de Jesucristo y curar en su nombre, respondiéndoles: “Juzguen ustedes si es justo delante de Dios, obedecerlos a ustedes antes que a Dios”. O el de un gran hombre político, como Tomás Moro, quien fue decapitado por no obedecer las órdenes del rey Enrique Viii, quien antes de que el verdugo lo ejecutara dijo: “Muero siendo fiel siervo del rey, pero primero de Dios”.
Quiera Dios que el senador no confunda la vida con un dogma religioso, ni la ley como un texto desligado de la justicia y su marco de referencia.
Jesús María Silveyra
Dni 11.045.065