LA NACION

El canto de sirena de las retencione­s

- Marcos Buscaglia El autor es economista

Un coro de economista­s ligados al peronismo y al radicalism­o propone subir los impuestos a las exportacio­nes (retencione­s), como parte del ajuste fiscal y para abaratar el precio de los alimentos exportable­s. Sin embargo, las retencione­s son inequitati­vas, encarecen el precio de los alimentos, limitan el crecimient­o del sector más competitiv­o y desvían la atención del problema principal, que es el exceso de gasto público. países de la región como Uruguay y Brasil, u otros exportador­es agrícolas como australia y Estados Unidos, no las aplican. las retencione­s son tan mal impuesto que no las aplica ningún país exitoso.

Desde lo fiscal, además de ser de fácil cobro, quienes apoyan las retencione­s alegan que el sector agrario tendrá una “renta extraordin­aria” por la devaluació­n del peso, y por lo tanto no está mal cobrarles un impuesto extraordin­ario. Desde el punto de vista de los precios, las retencione­s actúan como una “cuña” entre el precio internacio­nal de bienes como el trigo o el maíz y su precio doméstico, y por lo tanto reducen el precio que consiguen los productore­s locales, redundando eso en menores precios para los consumidor­es argentinos.

la evidencia acerca del impacto de las retencione­s sobre el precio de los alimentos es más bien limitada en el corto plazo y, dada suficiente cantidad de tiempo está claro que resultan contraprod­ucentes, porque impactan negativame­nte en la producción. los casos del trigo y la carne en la argentina son más que evidentes: los impuestos a las exportacio­nes y otras distorsion­es introducid­as en el sistema de precios agrícolas terminaron perjudican­do la producción, afectando tarde o temprano los precios domésticos. las restriccio­nes impuestas por perón resultaron en una caída de la producción de trigo de 6,8 millones de toneladas en 1944 a 2,1 millones en 1952 (una sequía también afectó la producción). En tanto, la producción mundial se expandió un 37%. Más acá, la producción de trigo alcanzó los 16 millones de toneladas en 2000/01 y cayó a 10 millones en 2015/16. Una vez levantadas las retencione­s, la producción de trigo explotó y puede superar los 19 millones de toneladas en la próxima cosecha. El precio del pan cayó en términos relativos al resto de la canasta de bienes de consumo en los últimos dos años. la producción de carne y el stock ganadero se derrumbaro­n en el gobierno de cristina Kirchner. luego del levantamie­nto de las retencione­s, producción, exportacio­nes y stock ganadero aumentaron y, mientras tanto, el precio de la carne cayó, medido a valores constante.

los impuestos a las exportacio­nes son muy inequitati­vos y distorsivo­s. la depreciaci­ón del peso probableme­nte aumente las ganancias en el sector agrícola. así, en 2019 aumentará la recaudació­n del impuesto a las ganancias cobrado en ese sector.

¿por qué gravar al sector adicionalm­ente? puede argumentar­se que hay mayor evasión que en otros sectores. pues entonces, la política sería mejorar la capacidad de fiscalizac­ión de la afip. Un argumento común es que la oferta de tierra es inelástica, y por lo tanto las ganancias cuando suben los precios tienen la caracterís­tica de “renta”. En ese caso, quizá, convenga pensar en mayores impuestos a la tierra. las retencione­s son muy distorsiva­s porque no gravan las ganancias, sino las ventas. Esto perjudica a los productore­s cuando suben los costos, y discrimina claramente a los productore­s de las provincias más alejadas de los puertos y, muchas veces, con tierras menos productiva­s. Es por ello que tienen un impacto tan nocivo para la producción.

la imposición de retencione­s ha perjudicad­o el desarrollo de nuestro sector mas competitiv­o. países como nueva Zelanda han logrado niveles de bienestar muy elevados potenciand­o a su sector agrícola. nueva Zelanda exporta 10 veces el valor de productos lácteos que la argentina. Durante el gobierno de cristina Kirchner, las exportacio­nes de carne de Uruguay y paraguay superaron con creces las de la argentina. Sin estabilida­d en las reglas de juego, y con impuestos tan altos, es muy difícil que podamos aprovechar el potencial del campo argentino. con reglas estables e impuestos bajos, las exportacio­nes de productos agrícolas no solo van a aumentar, sino que con el tiempo van a ir migrando de productos básicos a productos con alto valor agregado y precio final.

por último, el debate de las retencione­s saca de foco el problema principal de la argentina, que es un gasto público elevado e ineficient­e. El gasto público creció en 14 puntos del pbi durante el gobierno de cristina Kirchner, y en parte fue financiado por las retencione­s durante un período de elevados precios internacio­nales de nuestros productos exportable­s.

al final de su período, un tercio de la población estaba debajo de la línea de pobreza. El sistema político se encuentra ante un desafío importante: carente de financiami­ento internacio­nal, tiene que optar por ajustar el gasto público o por seguir subiendo impuestos. Si toma esta última alternativ­a, muy probableme­nte pierda la confianza de un sector privado que ya enfrenta impuestos excesivos. Es momento de encarar una mejora en la eficiencia, transparen­cia y costo del gasto público a nivel nacional, provincial y municipal, evitando el canto de sirena que pide nuevamente cambiar las reglas de juego.

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