Ácida comedia sobre los años setenta
El humor judío ocupa unas cuantas páginas en la historia de la literatura –con su particular y legendaria ramificación en el mundo del teatro– siempre edificado a partir de una serie de cimientos inamovibles que podrían sintetizarse en el peso de la culpa y la inclinación al sufrimiento. Esto último tiene algo de exageración, aunque su contundencia en clave de solfa haga pie desde luego en la incontrastable espesura trágica por la que ha pasado ese pueblo.
Marcelo Birmajer (Buenos Aires, 1966) ya tocó esas teclas en más de una ocasión, y ahora en El rescate
del Mesías se entrevera no solo con algunas variables reconocibles de la cultura judía sino también con los más inverosímiles –pero creíbles– caminos de la política y del espionaje. José Mifkad, un contador de chistes fatigado y escéptico que a los treinta se piensa viejo y no permite que casi nada ya lo sorprenda, se topa sin embargo con un hecho que, de no situarse en la Argentina de comienzos de los años setenta, resultaría insólito: a las seis de la mañana, cuando regresaba de un show en un hotel de lujo, presencia desde la pasividad de un colectivo cómo una monja asesina a un ejecutivo en plena calle.
Ese hecho fortuito desencadena innumerables peripecias, que Birmajer narra con gracia y sin estridencias, acaso sin mayores ambiciones pero haciéndole espacio a una ácida mirada revisionista. Eficaz y al mismo tiempo algo monótona en la repetición de ciertos mecanismos, El rescate del Mesías es una de esas novelas que se disfrutan (con toda coherencia) sin sufrimiento, y desde luego sin la culpa de olvidarlas pronto.