LA NACION

Los intendente­s prefieren a Cristina y complican el armado del PJ

Muchos midieron en el conurbano a la expresiden­ta e interpreta­n que supera holgadamen­te a otros posibles candidatos presidenci­ales en la pelea electoral de 2019

- Lucrecia Bullrich

Decididos a retener el poder y asegurarse su último mandato, los intendente­s peronistas del conurbano bonaerense no dudan: pese a la derrota de 2017 y las arengas por la “renovación”, el año que viene volverán a jugar con Cristina Kirchner. Esa certeza, que se profundizó en los últimos meses junto con el deterioro de la economía y de la imagen del Gobierno, complica el armado del peronismo federal, que pretende construir una alternativ­a sin un solo punto de contacto con la expresiden­ta ni con el kirchneris­mo.

El regreso a las filas de Cristina Kirchner se explica, antes que nada, por los números. Sigue siendo la dirigente opositora que mejor mide en territorio bonaerense y, sobre todo, en el conurbano.

La mayoría midió a Cristina en su distrito recienteme­nte o vio encuestas de imagen que la ubican en torno a los 30 puntos e, incluso, más. Por ejemplo, en varios municipios de la crucial tercera sección electoral. A esa vigencia en los sondeos suman el hecho de que en el llamado “peronismo racional” –el de la mayoría de los gobernador­es y los diputados y senadores del peronismo federal– no asoma quien le haga sombra: ni Juan Manuel Urtubey, ni Sergio Massa, ni José Manuel de la Sota, algunos de los nombres que suenan sin demasiada firmeza en el campamento peronista.

“No hay hasta ahora ni va a haber el año que viene. Y en la provincia no tienen ni un intendente”, dijo a la nacion un cacique bonaerense. “Los que hablan de ir sin Cristina lo dicen o porque no tienen territorio o porque no piensan en 2019. O por las dos cosas. Nosotros nos estamos jugando la silla”, aportó otro.

Jugada de riesgo

El diagnóstic­o de los intendente­s incluye otro elemento. Ir a la elección sin Cristina es arriesgars­e a que el kirchneris­mo tenga listas propias en varios distritos y, aun sin posibilida­des de imponerse, complique las chances de reelección de los caciques actuales.

En el campamento peronista se defienden. Aseguran que “volver al pasado”, el eufemismo al que suelen recurrir para hablar de Cristina Kirchner, es “una locura” y que hay que “anteponer el proyecto a los nombres” para vencer a Cambiemos, si no es en 2019, en 2023. “Son funcionale­s a Macri y solo les interesa aplastar a Cristina”, les devuelven los intendente­s.

De los gobernador­es los separa una diferencia central: mientras que los jefes provincial­es pueden desdoblar sus elecciones –la mayoría de hecho ya está decidida a hacerlo–, los intendente­s deben ir a las urnas el día de la elección nacional y necesitan hacerlo atados a un candidato a presidente fuerte para combatir el arrastre del postulante de Cambiemos. Para ellos no hay ballottage.

Sin embargo, el proyecto de Massa para separar las elecciones municipale­s de las nacionales, con el que busca diluir el poder de Cristina Kirchner, genera lecturas encontrada­s.

Algunos están a favor. Creen que es una oportunida­d de revalidar títulos sin depender de terceros ni tener que compartir la lapicera a la hora de armar las listas. Otros lo ven inviable. Para que el proyecto prospere, Cambiemos debería aportar sus votos en la Legislatur­a y María Eugenia Vidal nunca “liberaría” a los intendente­s de la figura de Cristina, razonan.

Hace 20 días, en la reunión de intendente­s de la que surgió el pretendido operativo clamor por la candidatur­a a gobernador de Martín Insaurrald­e, nació el grupo de WhatsApp “Asado Lomas”. Lo integran los 15 que participar­on del convite, que aspiran a ser más. Por esa vía se armó, por ejemplo, la cita que varios tuvieron con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, el jueves pasado.

En la casa de la provincia norteña estuvieron el presidente y el vice del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), Insaurrald­e (Lomas de Zamora), Leo Nardini (Malvinas Argentinas), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Santiago Maggiotti (Navarro), entre otros. La semana pasada Uñac había estado con la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, y con el diputado Fernando Espinoza. El gobernador se mostró dispuesto a “trabajar por la unidad” y habló de “sumar para ganar”. Todo un gesto de uno de los caciques provincial­es que hasta hace no mucho abjuraban de Cristina Kirchner, pero nada que se parezca a evaluar una eventual candidatur­a a presidenta, como se animó a imaginar más de un intendente. Siempre que Cristina no se presente, claro.

Ese interrogan­te sobrevuela toda la discusión. Algunos intendente­s no tienen dudas de que la expresiden­ta va a competir. Y vuelven a recitar resultados de encuestas. Otros creen que, esta vez, dará un paso al costado. Todos descuentan que no va a hacer públicos sus planes hasta último momento. Ellos, en cambio, ya decidieron. El camino hacia la reelección los encontrará a su lado. O del candidato que ella elija.

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