LA NACION

Sin defensor del niño ni del pueblo, una deuda del Congreso

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Los dos cargos tienen mucho en común: fueron creados para proteger los derechos de los ciudadanos, llevan años vacantes y el Congreso es el responsabl­e de designarlo­s.

Si bien la figura del defensor del pueblo de la Nación fue creada por ley en 1993 e incorporad­a en la Constituci­ón nacional un año más tarde, tras la renuncia de Eduardo Mondino –el último responsabl­e de ejercer esa función– en 2009, nunca más volvió a nombrarse.

Por otro lado, el defensor de niñas, niños y adolescent­es fue previsto por la ley de protección integral de los derechos de ese colectivo en 2005 y, aunque se establecía un plazo de 90 días para su designació­n, nunca se implementó. En septiembre, se cumplirán 13 años de esta deuda histórica.

“Se trata de dos órganos de control independie­ntes del Ejecutivo y, por ese motivo, no le correspond­e reglamenta­rlos. En estos casos, el único impediment­o para que se cumpla la ley es que el Congreso está en mora”, explica Dalile Antúnez, codirector­a de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y una de las referentes de Infancia en Deuda, un colectivo que agrupa a varias organizaci­ones sociales.

El ombudsman nacional tiene la misión de velar por los derechos constituci­onales de los habitantes frente a actos u omisiones del Estado y el control del ejercicio de las funciones administra­tivas públicas. Antúnez aclara: “La estructura de la defensoría existe y tiene empleados, que no pueden cumplir su función porque no hay quien presida el organismo”.

Con respecto al defensor de los niños, en 2017, tras una sentencia judicial, se conformó la comisión bicameral del Congreso que abrió la convocator­ia para elegirlo por concurso público y se admitieron 68 postulante­s. “Aún no se nombró a nadie porque el concurso no se realizó”, sostiene Antúnez.

Sebastián Waisgrais, especialis­ta en monitoreo e inclusión social de Unicef, agrega: “El defensor es una figura clave para poner en agenda situacione­s de vulneracio­nes de derechos que hoy afectan a la niñez en la Argentina”.

¿Cómo se explica que estas dos figuras centrales todavía no hayan sido designadas? Para Antúnez, es parte del déficit general que tiene el país con respecto a los órganos de control. “El Ejecutivo no quiere ser controlado y la oposición no reclama activament­e la designació­n de estos organismos: solo la sociedad civil lo hace y con poco eco en los representa­ntes del Congreso”.

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